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La COP26 fracasa en la ayuda a los países vulnerables y sella un acuerdo "imperfecto" sobre los combustibles fósiles

Los países cierran un acuerdo después de que la cumbre del clima se alargase en una prórroga de más de 24 horas. 

'Escena del crimen climático', reza una cinta colocada por activistas a la entrada de la COP26 de Glasgow.
"Escena del crimen climático", reza una cinta colocada por activistas a la entrada de la COP26 de Glasgow. Dylan Martinez / REUTERS

Se hizo de rogar, pero llegó. Después de dos semanas de negociaciones técnicas y políticas las cerca de doscientas delegaciones presentes en Glasgow han sellado un acuerdo de mínimos para poder clausurar la Cumbre del Clima (COP26). Tras más de un día de prórroga, con un borrador de acuerdo de por medio, las Partes han conseguido un compromiso descafeinado para mantener la mención a los combustibles fósiles, incluyendo algunas de las presiones de países como Arabía Saudí, Australia, India o Venezuela, con economías muy vinculadas a la explotación de petróleo o carbón. "Hemos visto una gran cantidad de consensos, por imperfectos que sean", manifestaba el presidente de la COP, Alok Sharma, al término de uno de los últimos plenarios del día.

La COP26, sin embargo, ha fracasado en términos de justicia climática. Los países más empobrecidos, aquellos que padecen más las consecuencias del calentamiento acelerado del planeta, no han recibido el apoyo reclamado a las naciones poderosas para poner en marcha los mecanismos financieros con los que sufragar pérdidas y dalos por sequías, olas de calor o inundaciones extremas. La Unión Europea y los Estados Unidos han obstruido la creación de un fondo para que los países puedan recurrir a la hora de tener que afrontar las pérdidas por los efectos de la emergencia climática. El jefe de la delegación boliviana hizo una referencia al respecto en su última intervención, definiendo la dinámica de la cumbre como "países desarrollados tratando de crear nuevas reglas de un juego al que sólo ellos tienen recursos para jugar".

Los países enriquecidos tampoco han avanzado en la aportación de dinero al Fondo Verde de Adaptación para que los países en desarrollo pudieran transformar sus economías a la coyuntura de crisis climática. Deberían haber destinado 100.000 millones de dólares en 2020, pero no lo hicieron entonces y tampoco ahora. El resultado final de esta COP26 es que se insta a las regiones desarrolladas a duplicar de aquí a 2025 las cifras destinadas a las ayudas para adaptación.

"Las necesidades de las personas vulnerables han sido sacrificadas en el altar del egoísmo del mundo rico"

Tanto esto como las creación de un mecanismo de pérdidas y daños eran líneas rojas de los países africanos o de los pequeños Estados insulares, amenazados con desaparecer por la subida del nivel del mar. En la actualidad, los países africanos destinan una media de un 10% de su PIB en adaptación contra la crisis climática. Pese a todo, la diferencia entre lo que gastan y lo que realmente necesitan es de hasta el 80%, según un informe reciente recogido por The Guardian. Todo ello contrasta con el hecho de que este continente representa el 4% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero, mientras que EEUU representa el 25% del total, la UE el 22% y China el 13%.

Mohamed Adow, director de Energía y Clima del Think Thank Power Shift África, ha valorado el acuerdo final con palabras contundentes que reflejan el descontento del Sur Global con texto final de Glasgow: "Las necesidades de las personas vulnerables del planeta han sido sacrificadas en el altar del egoísmo del mundo rico. El resultado es el reflejo de una COP celebrada en el mundo rico y contiene las prioridades del mundo rico".

Combustibles fósiles

El Pacto Climático de Glasgow tiene una mención histórica a los combustibles fósiles. Las grandes potencias gasistas, petroleras y carboneras han realizado una presión única para descafeinar la ambición de esta parte del texto. Y, en parte, lo han conseguido. El miércoles se publicaba un borrador sin precedentes –ni siquiera el Acuerdo de París conseguía tal contundencia– y se pedía a los países que eliminaran de manera gradual todas las inversiones a combustibles fósiles y carbón, para fomentar el despliegue de las renovables. El resultado final ha difuminado esta parte al incluir en el texto que se eliminarán las ayudas financieras que sean "ineficientes". Una palabra lo suficientemente ambigua para que las delegaciones más contaminantes puedan seguir apoyando sus intereses en las explotaciones de nuevos y viejos yacimientos.

India ha tratado de rebajar la fuerza del texto hasta el final y ha conseguido una concesión que deja una sensación amarga, al suavizar parte del vocabulario utilizado. De esta forma, el compromiso de Glasgow no hará referencia a "eliminar gradualmente", sino a "reducir gradualmente" las inversiones "ineficientes" en carbón, gas y petróleo. Pese a todo, esta es la primera vez desde que se firmó el Protocolo de Kioto en 1997 que los países hacen referencia en un texto de alto nivel a los combustibles fósiles, cuya quema es la principal causa del calentamiento acelerado del planeta.

Mayores recortes de emisiones

En el lado positivo, las Partes reconocen en el acuerdo que no están haciendo lo suficiente para mitigar las peores consecuencias de la crisis climática. Con los planes de descarbonización y de reducción de emisiones actuales el termómetro del planeta subirá 2,7ºC a finales de década. Por ello, los países han aprobado revisar sus NDC –Contribuciones Determinadas Nacionales–, que son las hojas de ruta de cada país para reducir sus emisiones de CO2. Deberán recortarlas un 45% respecto a los niveles de 2010 para el año 2030 si quieren mantener la subida del termómetro global por debajo del grado y medio.

Durante el desarrollo de la COP26 TheWashington Post publicó una importante investigación que ponía en entredicho que las mediciones de gases de efecto invernadero realizadas por los países y entregadas a la ONU se correspondan con las que emisiones reales. Según el artículo, las 197 partes adheridas al Acuerdo de París emiten cada año entre 8.000 y 13.000 toneladas de CO2 más de lo que declaran.  

Con todo ello, los países revisarán sus planes de reducción de emisión con la intención de elevar la ambición climática. El texto del acuerdo establece que en 2022 todas las partes deberán haber presentado nuevas hojas de ruta. Además, en 2025 los Gobiernos deberán revisar si los NDC presentados están sirviendo para mantener la subida global de temperaturas por debajo del umbral de 1,5ºC determinado por los científicos del IPCC. 

"Los planes de reducción de emisiones deberían haber llegado completados a Glasgow. Por un lado, el acuerdo tiene una cara buena, porque los países tienen que reflexionar sobre la necesidad de incrementar la ambición. Pero, por otro lado, supone una patada hacia adelante estableciendo un nuevo plazo", ha opinado Juan López de Uralde, presidente de la Comisión para la Transición Ecológica del Congreso y coordinador federal de Alianza Verde.

Se aprueba el 'Artículo 6' tras cinco años de debates

El desarrollo del Artículo 6 del Acuerdo de París ha llegado a su fin, después de cinco años de debates intensos por parte de los países. Este punto tiene que ver con la creación de un mercado global de carbono con el que los Estados y empresas autorizadas puedan invertir en reducciones de emisiones en otras partes del planeta. El principal escollo era la doble contabilidad –que tanto el país inversor como el receptor se apuntaran como propias las reducciones CO2– y en Glasgow se ha prohibido.

Por contra, se permitirá que los países mantengan en el nuevo mercado de carbono los créditos adquiridos en el Mecanismo de Desarrollo Limpio, una herramienta internacional de compra-venta de derechos de emisión aprobada en Kioto en la que sólo participaban los países industrializados.

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