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análisis Ciudadanos busca un camino en Andalucía tras el derrumbe

La apuesta del partido en Andalucía es mantenerse en el Gobierno mientras se marcan distancias con Vox, su socio  imprescindible. Marín admite que Rivera se equivocó al no permitir gobernar a Sánchez mientras su portavoz en el Parlamento arremete contra la ultraderecha por el aborto

Juan Marín, por Laura León

raúl bocanegra

Los resultados del domingo pasado causaron un terremoto de intensidad mayúscula en Ciudadanos Andalucía, un partido que en las generales de abril, hace tan solo unos meses, se había convertido en la segunda fuerza en la Comunidad tras pegar el sorpasso al PP y que el 10 de noviembre fue prácticamente engullido por Vox.

La debacle del domingo y la dimisión de Albert Rivera, su líder, han colocado al partido frente el espejo con la siguiente pregunta en el aire: ¿Qué camino tomar para evitar la desaparición? ¿Una estrategia continuista? ¿Marcar un perfil propio que les permita seguir influyendo en una Comunidad en la que hoy gobiernan junto al PP, con los apoyos externos de Vox?

De momento, según las fuentes consultadas por Público, hay una decisión estratégica de fondo: mantener el Gobierno andaluz y su estabilidad a toda costa. Eso no está en discusión. Lo dejó bien claro Juan Marín a principios de esta semana: “Tenemos una situación envidiable y vamos a mantenerla. Andalucía no es moneda de cambio absolutamente de nada. Yo no he perdido ningún diputado, tenía 21 y sigo teniendo 21 en el Parlamento andaluz y sigo formando gobierno con el PP”.

Además de esta decisión, la de preservar el Gobierno, este jueves se produjo en el Parlamento de Andalucía un episodio relevante, porque permite –a la espera de que el tiempo la confirme– entrever una cierta estrategia para poner distancia, tierra de por medio en temas sociales, de piel, frente a PP y Vox.

Así, por primera vez en meses, Ciudadanos se atrevió a marcar distancia con los ultras en un asunto sensible sin poner en riesgo el Ejecutivo. El partido presentó una enmienda en la que defendía la ley del aborto vigente –la de plazos que se aprobó en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero– y la diputada de Ciudadanos Mónica Romero abrochó un discurso de resonancia feminista en el que vapuleó las tesis antifeministas de Vox.

Después de la aprobación de los presupuestos, Ciudadanos baraja la posibilidad de ejecutar una estrategia en la que existan elementos de desmarque de la ultraderecha que les lleven a mostrar aquel perfil centrista y moderado que le llevó al sorpasso en Andalucía. No sería una estrategia de nuevo cuño: todos los partidos que han formado gobiernos de coalición –incluido el de PSOE e IU en Andalucía– han tenido durante su desarrollo desencuentros de corte ideológico.

Santiago Abascal logró tras las municipales y autonómicas de mayo que Ciudadanos pasase por el aro y accediese a sentarse en la misma mesa que la ultraderecha para poder sacar adelante los presupuestos y con ello amarrar una legislatura larga -para que llegue a su final, solo queda aprobar los de 2020, que ya han superado el debate de totalidad, y los de 2021-.

Esa ha sido una de las causas que ha llevado a Ciudadanos a la debacle: tras esos pactos presupuestarios –unos acuerdos ubicados en los marcos ideológicos de la ultraderecha– a los que se resistieron hasta que Albert Rivera ordenó firmarlos, era muy difícil distinguirlos del PP.

Autocrítica de Marín

Este viernes se produjo otro hecho de relevancia. Marín, quien, según las fuentes consultadas, nunca terminó de ver clara la estrategia de Rivera de echarse en brazos de la derecha en todo el país, se decidió a hablar. "Tuvimos la oportunidad, con 57 escaños, de poder llegar a una abstención y poner en marcha el Gobierno en el país”. Fue un "error" que su partido "pagó" el 10N, dijo el presidente de Ciudadanos en Andalucía.

Marín tiene ahora la oportunidad de influir en las decisiones estratégicas que tome su partido, según las fuentes consultadas,  si Inés Arrimadas, por quien apuesta el vicepresidente de la Junta, recoge el testigo de Rivera. No en vano, con el líder fuera, y un congreso en ciernes, el peso de Andalucía, donde gobiernan y de donde proceden 3 de los 10 diputados que tiene el partido en el Congreso, puede ser decisivo.

En resumen, el vicepresidente Marín y la diputada Moreno alumbraron un sendero, incierto desde luego, pero que da una pista sobre el camino que quiere recorrer Ciudadanos hasta el final de la legislatura.

Gobierno con el PP y Vox, sí, pero con personalidad y discurso propios.

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