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Auge y caída de 'El Hormiguero' y Pablo Motos: de programa familiar a dar voz a los ultras y sufrir una 'Revuelta'

​El programa de Atresmedia se mantiene fuerte en la parrilla, pero la llegada de Broncano pone en discusión su reinado en el 'prime time' mientras las polémicas machistas y los guiños a la ultraderecha merman la reputación de su presentador.

Pablo Motos en 'El Hormiguero' a lo largo de los años.
Pablo Motos en 'El Hormiguero' a lo largo de los años. Público

Un programa de televisión con entrevistas a estrellas internacionales, dos marionetas, ciencia y magia, entre otros menesteres, lideró con contundencia la franja del prime time en España durante años. Con el paso del tiempo, la ciencia y la magia fueron dejando paso a polémicas, una suerte de reflexiones políticas y tertulias entre personas que están de acuerdo en todo. Eso sí, las marionetas continuaban.

El espacio seguía liderando en audiencias, aunque la llegada de un competidor puso sobre la mesa un debate: ¿hasta qué punto el éxito del programa se debía a la calidad del producto y no a la falta de una alternativa en la parrilla? A esto se le sumaron las polémicas machistas y guiños a la ultraderecha que han mermado la reputación de su presentador.

El Hormiguero se presentó en televisión como un programa con invitados de Hollywood, comedia, experimentos científicos y todo tipo de artificios como construcciones mastodónticas o acrobacias espectaculares. Un espacio para toda la familia, liderado por Pablo Motos, que pronto se acostumbró a ser líder de audiencias.

Durante años el programa siguió siendo el mismo, pero el avance social hizo que la mirada de sus espectadores fuese cambiando con el paso del tiempo. A la maquinaria aparentemente perfecta de Motos y su equipo se le empezó a ver las costuras.

A un sector del público dejó de hacerle gracia la música picante, las preguntas sexuales, las referencias a los cuerpos de las invitadas o su ropa interior, los "culos y tetas" y los besos (consentidos o no) a las mujeres que acudían al programa.

En la hemeroteca de El Hormiguero se pueden encontrar canciones que celebraban la llegada de la primavera para ver "culos y tetas", preguntas sobre las transparencias del vestido de Kristen Stewart, un vídeo en slow motion sobre un botón que salta de la camisa de Anna Simón, o un concurso con Imanol Arias en el que modelos se paseaban para "acelerar" las pulsaciones del presentador y el invitado.

Los incidentes machistas de Motos en su programa llegaron a su culmen cuando inspiraron un anuncio del Ministerio de Igualdad, en el que se denunciaban situaciones cotidianas de estos comportamientos. Lejos de la autocrítica, el presentador cargó contra el spot. "El Ministerio de Igualdad se ha gastado más de un millón de euros de dinero público en hacer una campaña de televisión para llamarme machista. Ya sé que es una vulgaridad, porque se lo llaman a todo el mundo, pero a mí me han hecho un anuncio", aseguró.

"Cada vez que contestábamos nos ponían música sexy. Entonces pensé que el programa estaba dirigido para una audiencia más adulta. Pero después sacaron una mesa con un set de química", contó la actriz Charlize Theron sobre su visita al programa de Motos.

"El programa parece diseñado para humillar a los invitados estadounidenses", criticó Jesse Eisenberg

Varios invitados internacionales, uno de los principales atractivos de El Hormiguero, ya de vuelta en sus países narraron sus experiencias con Motos y criticaron el programa. "Te dicen que el único objetivo es divertirte. Entonces entras y te das cuenta de que es imposible, porque el programa parece diseñado para humillar a los invitados estadounidenses", narró el actor Jesse Eisenberg sobre su visita en 2010.

En los últimos años, fueron cada vez más recurrentes las críticas desde el feminismo y la izquierda en general hacia el programa y su presentador, y la polarización política empapó todos los estratos de la sociedad, incluida la televisión. Así, El Hormiguero comenzó a tener un marcado perfil político.

Uno de los puntos de inflexión de este viraje político fue cuando el programa abrió la puerta y dio voz a la ultraderecha. En la campaña de 2019, cuando el cordón democrático a Vox ya empezaba a flaquear, fue "a divertirse" a El Hormiguero Santiago Abascal. En la entrevista, Abascal afirmó, entre otras cosas, que prefería que los niños fueran adoptados por parejas formadas por un hombre y una mujer, aunque señaló que si no había ninguna otra opción, estaba de acuerdo con que las parejas homosexuales adoptasen a niños "que no quiere nadie".

Los experimentos científicos, las explosiones y las piscinas gigantes fueron perdiendo protagonismo frente a los editoriales políticos de Motos y las tertulias con Juan del Val, Nuria Roca y compañía. El programa pasó de cantarles a los niños para que se vayan a la cama a ponerles una tertulia semanal con el Gobierno como principal diana.

Un ejemplo de ello es Del Val, al que el programa vende como "polémico" y cuyas intervenciones están sistemáticamente dirigidas a criticar al Gobierno. Una estrategia comunicativa similar a la que se utiliza con algunos invitados, como el propio Abascal, Miguel Bosé o Frank Cuesta. Motos pregunta, deja que lancen su discurso, y luego se escuda en que son palabras de sus invitados.

El 'rey del prime time'

Durante casi dos décadas, pocos programas pudieron hacer sombra al reinado de Motos en la franja del prime time. Esto, en el mundo de la televisión supone grandes beneficios en materia de publicidad, pero también una posición de poder en la industria.

Como principal programa de entretenimiento de la televisión en abierto, El Hormiguero se aseguró la presencia de invitados de renombre del panorama nacional e internacional, además, en algunos casos, de una posición ventajosa para asegurarse que su espacio sería el primero que visitasen. Las giras promocionales de música, cine o series, entre otros, debían comenzar con Pablo Motos si querían aparecer en el programa más visto cada noche.

Como rey del prime time, Motos ganó notoriedad, algo que además de fama y reconocimiento, también facilita que se convierta en objeto de críticas o burlas. Algo que el presentador no ha llevado muy bien.

El pasado año, el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra conversó con Motos sobre el mantra del "ya no se puede decir nada". "A mí me dan mucha pena los humoristas. Ya no pueden hablar de nada. Antes había chistes de homosexuales, de enanos, de todo. No, ahora no", dijo Guerra ante la aprobación del presentador. Este comentario inició, a raíz de unas declaraciones de Facu Díaz, una oleada de denuncias de cómicos que recibieron llamadas del equipo de Pablo Motos tras hacer chistes sobre el presentador.

"Pablo Motos es un tipo con muchísimo poder en la industria [...]. La peña tiene que ir a su programa, muchas veces obligada por contrato, para promocionar sus movidas. Lo que consigue es que la gente, públicamente, se corte mucho con la posibilidad de hacer chistes sobre él porque luego pide cuentas y hace llamadas. Y no es broma, esto ha pasado", contó el cómico en su canal de Twitch. 

"[Motos] Está obsesionado con su imagen pública y con que nadie se ría de él", señaló Facu Díaz

"No me digas, Pablo Motos, que hay una generación de cristal, cuando se hacen chistes sobre tu altura o sobre que tu programa es una puta mierda y montas un circo de puros locos", criticó Díaz. "Está obsesionado con su imagen pública y con que nadie se ría de él", añadió el cómico. Otros humoristas, comunicadores y artistas como Xavi Puig y Kike García —El Mundo Today—, Bob Pop o Raúl Salazar se sumaron a la denuncia pública.

"Yo creo que poquito a poco el facherío les va a pasar factura. Es tan facha que ha cambiado el programa sin que él [Motos] se dé cuenta, el tono del programa ya no es el tono de un programa familiar", ha reflexionado Kike García en Carne Cruda sobre El Hormiguero. "Tú puedes ser conservador desde cierta equidistancia o ser activamente conservador, y ese activismo le va a pasar factura", ha señalado. Mientras las productoras en España son de "no nos metemos en política", Motos "ha cometido el error de meterse política", ha señalado el director de El Mundo Today.

Las presiones desde el equipo de El Hormiguero también llegan a periodistas. Una reportera, con la que ha hablado Público y cuya identidad y medio de comunicación se mantendrán en el anonimato para evitar problemas en su profesión, fue contactada por el equipo de Motos por una noticia que "no les gustó". "Publicamos una noticia que no les gustó y a la hora me mandaron un correo para pedirme mi número y contactar conmigo", ha narrado.

"Publicamos una noticia que no les gustó y a la hora me mandaron un correo para pedirme mi número y contactar conmigo"

"Hablaron con mi superior y no sé en qué quedaron, pero cambiaron el titular", ha continuado. El resto del texto, según cuenta, se mantuvo "más o menos como estaba". "Insistieron en hablar conmigo y me llamaron para decirme que ya se había solucionado y, para 'hacer las paces', me ofrecieron incluirme en su lista de difusión para recibir las transcripciones de sus entrevistas y las fotos del programa de ese día", ha detallado. Después de ese incidente, la periodista ha confirmado que no ha vuelto a tener más problemas con el equipo del programa.

La llegada de 'La Revuelta' y la 'guerra' de audiencias

El pasado mes de septiembre, La Resistencia pasó a ser La Revuelta y se mudó a Televisión Española para ocupar su franja de access-prime time, con una hora de estricta coincidencia con El Hormiguero. Si bien David Broncano aseguraba en un principio que no llegaba a la televisión en abierto para competir con Pablo Motos, su programa ha promediado mejores resultados de audiencias y ha hecho tambalear su dominio en esta franja horaria.

La Revuelta atrajo al público joven de vuelta a la televisión, con una propuesta similar sobre el papel con la de El Hormiguero, pero distinta en su ejecución. Mientras el programa de Motos se caracteriza por una estricta agenda con invitados de primer nivel y grandes atracciones, el programa de Broncano apuesta por un programa que alterna entrevistados famosos con algunos menos conocidos para el gran público, con menos alardes técnicos y la interacción con el público como gancho para atraer a su audiencia.

Lo que hasta el momento era de cara al público una competencia aparentemente sana entre dos formatos con distintas propuestas, se recrudeció la pasada semana cuando David Broncano acusó a El Hormiguero de presionar al entrevistado del jueves 21 en su programa, el motociclista Jorge Martín, para que no participara en La Revuelta antes que en el programa de Pablo Motos. "No voy a entrar en detalles de cómo lo han hecho, pero ya tienen sus formas de presionar con estas cosas. Y entonces Jorge nos ha dicho que no puede, que no puede hacer la entrevista hoy aquí", anunció al público el presentador. La entrevista se llegó a grabar, pero no se emitió ese día.

"Nunca ha venido nadie aquí antes que a 'El Hormiguero' y cuando pueden hacer que no vengan directamente lo hacen"

"Nunca jamás ha venido nadie aquí antes que a El Hormiguero e incluso cuando pueden hacer que no vengan aquí directamente lo hacen y, cuando no tienen tanta fuerza para eso, mínimo exigen que primero vayan allí", señaló el presentador sobre una situación que "no es la primera vez que pasa". En señal de protesta, el programa emitió un documental sobre animales en el espacio de tiempo dedicado para la entrevista.

Finalmente, la entrevista se regrabó y emitió este jueves, un día después de que el motociclista fuese a El Hormiguero, donde La Revuelta anotó un 16,7% de cuota de pantalla y 2.266.000 de espectadores, frente al 15,2% y 1.984.000 de espectadores del programa de Motos que, además, obtuvo el miércoles un 13,5% de cuota y 1.816.000 de espectadores con el mismo invitado. Ese día también quedó por detrás del espacio de Broncano.

Para el programa de Pablo Motos, la cancelación de la entrevista del campeón de Moto GP fue "un malentendido sin mayor importancia". Este lunes, el presentador redobló la apuesta y cargó contra TVE, acusando a la cadena pública de "mala praxis". "Hoy no me queda más remedio que defenderme de una agresión que le han hecho al equipo y a mí", inició su discurso.

El presentador habló de "cortinas de humo" y acusó a la televisión pública de "mala praxis" periodística. Asimismo, Motos insinuó que la polémica se había usado por TVE para tapar otras noticias, como las acusaciones de Víctor Aldama contra Pedro Sánchez. Algo que desmintió posteriormente la periodista Silvia Intxaurrondo, quien apuntó, además, que el programa de Motos se sirvió de un bulo para criticar a la cadena pública.

La Corporación RTVE señaló en un comunicado que sus informativos han seguido la actualidad política y social con rigor, abordando la polémica entre Broncano y Motos como "un asunto más de actualidad", y no como tema principal de sus ediciones, como aseguró Motos. Además, destacó que el tema fue tratado como el último sumario en las distintas ediciones del Telediario.

"Gracias a Hugh Grant y a todos los que nos visteis el jueves, porque fuimos lo más visto del día", se congratuló Pablo Motos después de ganar en audiencias por un margen del 0,3% a un documental sobre la berrea del ciervo. 

El Hormiguero continúa siendo algunos días un programa líder de audiencias, pero se ha encontrado con un duro competidor en su franja horaria que por primera vez pone en seria duda su dominio en las audiencias. El paso de ser un programa de entretenimiento familiar que "no molestaba" a uno activamente político, que ha dado voz a los ultras y ha emprendido una cruzada contra el Gobierno, sumado a las polémicas por sus prácticas con los invitados, contra programas de otras cadenas y contra personas que se han mostrado críticas, no ha hecho más que agravar la crisis de reputación de su presentador y su formato. Solo el tiempo puede decir cuán profunda es la grieta que se ha abierto con los espectadores y qué consecuencias acabará teniendo en el futuro.

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