Público
Público

'Tierra de nuestras madres', un cuento manchego de rebelión, viejas, burros y cabras

17/07/2023
Saturnino García se alzó con el premio al mejor actor en Zonazine Málaga. Me Lo Creo Cine

La ópera prima de Liz Lobato es una historia, divertidísima y felizmente rebelde, de la ruina de la España rural. Narrada por una cabra, que vive con Rosario, que en realidad es Saturnino García, la película ganó tres merecidísimos premios en Zonazine Málaga, entre ellos el del público y el de mejor actor.

Hay cabras que tienen más memoria y más sentido común que algunas personas. Emilia, hija de un militar y de una equilibrista, quería ser escritora cuando era pequeña, pero se quedó a vivir con Rosa Palosecas en Villacarrizo de La Mancha. Ahora esta cabra es la narradora de un cuento de "viejas, burros y cabras", en el que la vieja es Saturnino García y la borrica, la Platera, es la preferida de la vieja.

Bautizada como "la digna sucesora" de Amanece que no es poco, la ópera prima de Liz Lobato, Tierra de nuestras madres, es un ejercicio premeditado de alteración de códigos, una fábula de la España rural, de resistencia y rebelión, de fuerza de la comunidad, de memoria y de mujeres. Un relato casi heroico en medio de tanta mediocridad, tanta inquina y tanto abuso. Divertidísima, atinadísima, inteligente, brillante y felizmente rebelde.

Con la cabra Emilia paseándose rumbosa ante los focos por la alfombra roja del Festival de Málaga, el equipo de la película -habitantes del pueblo de la cineasta, Villacañas, que han hecho posible parte del trabajo gracias a sus aportaciones y su participación- volvió a su campo manchego con tres merecidísimos premios de Zonazine, el codiciado premio del público, el de mejor actor para Saturnino García y el de las Escuelas de Cine.

17/07/2023 La directora Liz Lobato, Saturnino García, José Luis Cruza y la cabra, en la presentación de la película en Málaga
La directora Liz Lobato, Saturnino García, José Luis Cruza y la cabra, en la presentación de la película en Málaga. Me Lo Creo Cine

Es el día en que se va a decidir el destino del pueblo. Aplastado por la corrupción y arruinado por la ludopatía de sus habitantes y gobernantes, éstos últimos han decidido vendérselo a los chinos. "Hay que evacuar el pueblo". Pero Rosario se resiste a vender su casa y va a liderar la revolución. "Vamos a echarlos como a los franceses. ¡Independencia!"

¿Cómo se le ocurre toda esta historia? ¿Nace de algo que pasó en el pueblo o es una mirada a lo que ocurre en el mundo y usted decide contarla desde su pueblo?

Empecé a leer a Saskia Sassen y toda su teoría de los expulsados. También hay un documental que se llama Planeta en venta (Alexis Marant, 2011) que habla de esto. Me chocaba mucho la actitud de la gente que se iba.

Llega una compañía multinacional, convence al gobierno, le paga para destrozar millones de hectáreas con la agricultura industrial y todos los pesticidas que se utilizan… y el gobierno accede, pero no solo a eso, sino a que la gente que vive en esas tierras se vaya, y, además, se ocupa de expulsarles.

Y esas imágenes de la gente por los caminos, que no pueden hacer nada y ni se les ocurre, y se van, no se sabe dónde, con cuatro cosas y con todos sus hijos a cuestas, me parecían sobrecogedoras. Y pensé ¿qué pasaría si esto sucediera en medio de España? Y fue cuando pensé en hacer la película desde lo que yo conozco, que es el pueblo, y hacerla con el pueblo.

¿Por qué la cabra es la narradora? ¿Por qué la vieja es un viejo? ¿Por qué toda esa alteración de códigos?

Es premeditada y no. Mi intención siempre es no hablar en literal. Creo que estamos ahora mismo sumidos en el reino de lo literal y de las pantallas y no manejamos el mundo simbólico. Nuestra imaginación tiene que dar un salto a lo simbólico y eso tiene que hacerse a través de cuestionar la realidad.

Por eso ella es un hombre que hace un papel de mujer, perdón, de madre, de madre de todos. También de madre de la cabra, que es este personaje un poco loco, que es gracioso, pero también es inquietante. Un poco es el demonio, pero también es un animal doméstico y es una mujer.

¿Los animales, la naturaleza, tienen mucha más memoria que algunas personas de este país hoy?

Exacto, exacto. Es que es que es así. Porque ella, Rosario, está muy en contacto con sus animales, con un mundo que no es racional. Y la cabra tiene memoria, por eso quería ser escritora cuando era pequeña. La voz de la cabra es de mi madre, que murió sin poder ver la peli. Y mi madre es una madre de ocho hijos, de la Mancha, muy fuerte y eso no lo podía hacer nadie más que ella.

¿La decisión de rodar en blanco y negro tiene que ver con todo esto de la memoria?

Sí, completamente, y con volver a la narración primitiva, a cómo se contaba antes. Y a los claros y los oscuros dramáticos de La Mancha. Esa cosa de que estás fuera y entras a un sitio y no ves porque tienes la luz en los ojos.

¿Podría decirse que es una historia que rinde homenaje a la resistencia de las personas mayores?

Es que ellos son ahora mismo los únicos que se acuerdan de que luchar daba sus frutos. Nos parece que nos han contado que lo de luchar no sirve para nada y que, total, qué le vamos a hacer, pero ellos sí se acuerdan.

Salen ahí a reclamar las pensiones, en las manifestaciones de la Sanidad Pública la mayoría son viejos. Son ellos los que saben luchar, los únicos que lo recuerdan. Nosotros no lo recordamos. Los que se van son jóvenes, la mayoría, porque son sumisos, estamos agachados. Y ellos, no.

17/07/2023 Secuencia de 'Tierra de nuestras madres'
Secuencia de 'Tierra de nuestras madres'. Me lo Creo Cine

¿Hay intención también de reivindicar el sentido de comunidad y de colectivo?

Claro y, además, eso está en cómo lo hemos hecho. Ofelio no es un tonto al que han metido en un centro donde hay otros tontos. Ofelio es Ofelio. Es un chico que es el hijo de, que es la hija de…Todos nos inscribimos en el ¿de quién eres? Desde ahí, tú no eres tú, tú eres toda tu familia, que se inscribe en la historia del pueblo. Y funciona la cosa de una manera orgánica.

¿Esta plaga de individualismo que nos invade es lo que está permitiendo tanta corrupción política y tanta codicia?

Claro, porque si solo somos individuos, las consecuencias se paran ahí. Si pertenecemos a una familia, a un grupo, a una comunidad más grande, nuestras acciones no son solo nuestras, ni solo tienen consecuencias para nosotros, tienen consecuencias para mucho más. Lo que está pasando es que se están cortando los vínculos humanos. Y desde el COVID es ya horroroso.

Aunque es una historia muy triste, tiene un gran sentido del humor, ¿está utilizando el humor como una herramienta de rebelión?

De rebelión porque es la rebelión del pueblo, pero es que el humor de La Mancha es así. El humor también habla del sufrimiento. Nos reímos por no llorar. La gente habla de lo más tremendo con sorna, porque si no, se tiran a un pozo.

En La Mancha hay una teoría de que hay demasiada ionización positiva y que eso es muy malo porque provoca mucha depresión. Durante mi infancia en La Mancha me he hartado de ver y de oír que fulanito se ha tirado a un pozo, menganito se ha tirado al tren, el otro se ha colgado de un árbol...

Por mucho que sea un pequeño pueblo en mitad de la Mancha, en realidad, de lo local se va a lo universal.

Sí, claro, pero porque de lo que se habla es de las relaciones de los seres humanos con su medioambiente, el que sea, pero su medioambiente.

¿Siempre ha trabajado con actores naturales?

Si, yo siempre he trabajado así. Yo soy actriz y soy profesora de actuación. Trabajo con gente del pueblo, que tienen ese sentido de pertenencia a algo más grande, y trabajo con ellos como si fueran actores. Se trata de trabajar con gente que tenga contacto con otras cosas. Y algunos son actores amateurs.

¿Saturnino García, único actor profesional, está en la película porque el señor que lo iba a hacer no pudo?

Es que yo me planteaba si un actor profesional querría hacer esto. Era consciente de que era muy difícil que lo hiciese nadie, porque es muchísimo trabajo, una persona mayor, mucha dedicación. Pero Eloy se puso malo y me dijeron que llamara a un actor profesional y llamé a Saturnino, me fui a verle y le convencí.

Ahora que se habla tanto de la España vaciada, ¿la película quiere reivindicar el mundo rural?

Sí, es una reivindicación de la España rural, del valor de lo rural. Lo de la España vaciada a mí me suena siempre a yuppies que se van con el ordenador a trabajar a un pueblecito de la sierra de Madrid. Ocuparse de la España vacía sería, primero, ocuparse de los agricultores y de lo mal que lo están pasando.

No se trata de llenarle el pueblo de gente, tiene que ver con integrarse. Y lo de la España vacía me huele a desintegración. Ahora me voy de mi casa de Madrid y me voy a Miraflores y hago todo online. Y ¿cómo te integras en el pueblo?

'Tierra de nuestras madres' es aire fresco en el cine español. ¿Hacen falta un poco de locuras creativas en el cine español?

Sí, pero es que no sé qué nos pasa, y no creo que sea solo aquí, en España, en Francia ocurre todavía más. En cuanto hay un acercamiento nuevo, empieza el maniqueísmo, se empieza a calificar, a clasificar y a decir vamos a hacer algo parecido…

Por supuesto que necesitamos aire fresco, pero creo que necesitamos aire que corra. Necesitamos muchas cosas, más cosas, cosas nuevas, pero que circule todo, que no nos quedemos ahí atascados, que nos atascamos enseguida.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?