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Xabarín Club Por un canal Xabarín Club: la operación rescate de 'La bola de cristal' gallega

A Mesa pola Normalización Lingüística presentará una proposición parlamentaria popular para que la TVG ofrezca un canal infantil y juvenil después de recabar 8.000 firmas en cuatro días. Mientras, el histórico programa languidece en la TVG2.

Campaña de recogida de firmas para exigir un canal Xabarín Club en la TVG. / A MESA
Campaña de recogida de firmas para exigir un canal Xabarín Club en la TVG. / A MESA

Los millennials gallegos son la generación Xabarín, en referencia al programa infantil que arrasó en las tardes de la TVG a finales del siglo pasado. No solo entre los niños, sino también entre adolescentes y adultos, enganchados a series como As Bólas Máxicas (Dragon Ball) o a los videoclips musicales, protagonizados por bandas consolidadas y grupos emergentes. Luego la producción propia menguó, el espacio languideció y el Xabarín Club terminó siendo desterrado a la TVG2.

Esta semana, A Mesa pola Normalización Lingüística presentará una Proposición No de Ley de Iniciativa Popular en el Parlamento de Galicia para que la televisión autonómica ofrezca un canal infantil y juvenil "con programación atractiva, actual, educativa y de producción gallega", de modo que aumente la oferta en la lengua propia, que a juicio de la asociación ha sufrido un retroceso en la parrilla. La petición también incluye una app con juegos que recuperaría programas históricos, lo que no no supondría ningún coste para el ente público.

"Es lamentable que no se puedan visualizar en gallego dibujos animados que tuvieron un gran impacto y éxito en Galicia, a los que no se les da continuidad en gallego en el mercado con sus productos derivados o en la propia TVG", critica Marcos Maceira, presidente de A Mesa, que ha decidido llevar la exigencia al Parlamento después de recabar 8.000 firmas en cuatro días. Aunque ya son suficientes, la campaña sigue abierta en la web de la entidad, que pretende sacar músculo para evidenciar que el gallego es la única lengua oficial del Estado que no cuenta con un canal infantil propio, como Clan, Super3 o ETB3.

Dirigida al director general de la CRTVG y al conselleiro de Cultura, la campaña de A Mesa —que ya había sido apoyada por 9.000 personas la pasada medianoche— se suma a la emprendida en Twitter por la cuenta @tvg_infantil_xa, que pide contenidos para los más pequeños. Además, la entidad en defensa del gallego incluirá en la proposición parlamentaria popular que la Xunta tome medidas para que se garantice que los contenidos infantiles de TVE sean doblados o subtitulados en la lengua vernácula.

Xabarín Club, icono bravo

La importancia del Xabarín Club trasciende los dibujos animados, los concursos y espacios de producción propia, los videoclips y las canciones, etcétera. Varias generaciones, hoy entre los veinticinco y los cuarenta años, merendaron junto a Son Goku, Arale y O Doutor Slump, Doraemon o Shin Chan, al tiempo que masticaban una banda sonora compuesta e interpretada por Julián Hernández (Siniestro Total), Miguel Costas (Aerolíneas Federales), Víctor Coyote, Antón Reixa o los bacoriños [cachorritos] del rock bravú.

Sin embargo, el programa era algo más, como explica la historiadora Aldara Cidrás en A nostalxia e a xeración Xabarín, publicado en la web de la revista Luzes. "El sentimiento de pertenencia que forneció el Xabarín logró superar las barreras de la pantalla para convertirlo en una vivencia colectiva [...]. Uno de sus mayores aciertos fue la importancia de su parte de club. Los beneficios por afiliarse serían: obtener por correo un carné de socio, que la foto del carné apareciese en el programa el día del cumpleaños, recibir todos los años una postal de felicitación con motivo también del cumpleaños y poder participar en diferentes sorteos enviando tarjetas que se podían adquirir en los estancos".

Huelga decir que muchos jóvenes entrados en años y algunos adultos peterpanescos se afiliaron al Xabarín Club, aunque tuviesen que rebuscar en el álbum de fotos familiar para encontrar una instantánea de su infancia. Y que muchos padres, igual que podían hacer a sus bebés socios del Deportivo o del Celta, registraban a sus hijos recién nacidos para poder ver sus caras en la televisión el día que cumplían años. Lo de traducir cachorritos por bacoriños es una licencia burda —en realidad, serían cochinillos—, del mismo modo que comparar al programa de la TVG con La bola de cristal sería una comparación odiosa, pero fácilmente asimilable para el foráneo.

La movida madrileña aquí fue la movida viguesa y todo lo que vino después: La Marabunta, The Killer Barbies y un sinfín de bandas con callo, así como el talento individual de músicos como Pablo Novoa, Nicolás Pastoriza, Alberto Torrado, etcétera. Del pop al punk, del folk al rap, sin olvidarnos de un movimiento con denominación de origen, el bravú: "Un rock sin capar, que surgió cuando las guitarras llegaron a las aldeas", escribe Xavier Valiño en su libro Rock bravú. A paixón que queima o peito (Xerais).

Liderados por Xurxo Souto y Os Diplomáticos de Monte Alto, se subieron al carro Heredeiros da Crus, Os Rastreros, Yellow Pixoliñas, Blood Filloas, O Caimán do Río Tea o Korosi Dansas. Pero, además del producto interior bruto, también sumaron el capital extranjero de Def Con Dos o del Maestro Reverendo. Sus canciones —que no eran infantiles o, por decirlo de otro modo, que trataban a los niños como adultos— fueron editadas en 1995 bajo el título A cantar con Xabarín, al que seguirían otras cuatro entregas en cedé, en las que se irían incorporando grupos de la lusofonía. Luego las pasearon por los escenarios de Galicia en las Xabaxiras.

Promoción del gallego

La TVG, en un vídeo que resumía su historia, cifró en más de 140.000 los socios, aunque la audiencia fue mayor. Para muchos niños castellanohablantes Donatello, Leonardo, Michelangelo y Raphael no eran tortugas ni artistas, sino As Tartarugas Ninja. No cabe duda de que el Xabarín Club fue una valiosísima herramienta de promoción del gallego. "El doblaje y emisión de este tipo de series en gallego [...] hicieron del Xabarín un elemento de normalización e identificación con la lengua como pocos otros", escribe Aldara Cidrás en Luzes, que le dedicaría un monográfico hace dos años, coincidiendo con el 25º aniversario del programa.

Reinterpretación a cargo de Kiko da Silva del Xabarín, obra de Miguelanxo Prado.
Reinterpretación de Kiko da Silva del Xabarín, obra de Miguelanxo Prado, para la campaña de A Mesa.

Suso Iglesias, su creador, explicaba a la periodista del Faro de Vigo Ágatha De Santos que ningún programa actual podría dejar la misma huella. "Eso es irrepetible. Eran los años noventa, las televisiones autonómicas tenían más fuerza y se daba más importancia a la producción propia, porque Xabarín solo se puede entender en un contexto de producción propia de una televisión pública. Teníamos un gran apoyo, una política de promoción del gallego más favorable, más recursos... El escenario televisivo también era distinto, no había canales temáticos". En la entrevista, Iglesias subrayaba que la "referencia iconográfica" le había dado a varias generaciones de gallegos un "sentimiento de tribu".

María Yáñez, en el reportaje Vai sendo hora de ir para a casa, publicado en el especial de Luzes, sostiene que mientras "la marca agoniza en los despachos de la CRTVG, a nivel popular goza de buena salud gracias a sus auténticos propietarios, los ciudadanos, y a ese subconjunto de espectadores del Xabarín que llamamos fans". Alude a los nacidos en los años ochenta y noventa, hoy creadores de contenidos en internet, unidos y embestidos por la cultura popular de un jabalí animado, obra de Miguelanxo Prado. "Ellos son el mayor capital que construyó la TVG en mucho tiempo, y que se fue destruyendo al no darle a aquella chavalada contenidos que los acompañasen en su adolescencia, en su época universitaria o ahora como personas adultas y profesionales", concluye la directora de la revista digital Vinte.

Poco más que añadir... A comienzos de siglo, cuando la Televisión de Galicia redujo el presupuesto, comenzó su decadencia. Tampoco ayudó el aumento de la oferta con la llegada de la TDT y la proliferación de canales temáticos. Con un bajón en la audiencia, el Xabarín Club desapareció de las tardes —precisamente la franja horaria tradicionalmente destinada al público infantil— y fue relegado a las mañanas. Finalmente, el programa sería desterrado al segundo canal de la Galega, donde aumentaron las horas de emisión, pero no los contenidos propios. La operación rescate llegará en breve al Parlamento autonómico. ¡Quién le iba a decir al porco bravo que su programa iba a ser una cuestión, si no de Estado, al menos de nación!

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