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MADRID.- “Un erotismo diferente”. Es la apuesta de Silvia C. Carpallo para aportar una visión ya no sólo distinta, sino también necesaria, al actual panorama de la literatura erótica. Bajo el título Decirte adiós con un te quiero (Ediciones Versátil) esta joven periodista, sexóloga y escritora presenta su segunda novela tras el éxito obtenido con su primer trabajo literario, El orgasmo de mi vida.
La autora cuenta la historia de tres chicas cercanas a los 30 y de sus tomas de decisiones en el terreno profesional, sentimental y sexual. En su libro no hay protagonistas masculinos que indiquen o guíen a la mujer. Todo lo contrario. Su novela es también una reivindicación, una defensa de una idea muy clara: “Entender que la sexualidad es nuestra, y que nosotras decidimos que parcela de ella compartimos con los demás”.
La también conocida sexblogger considera que es necesario hablar de sexo, pero de forma natural, no presentarlo de un modo “oscuro y tenebroso” como se ha puesto tan de moda con sagas que incluso han llegado al cine. Para llegar a esa naturalidad, defiende, es básico una buena educación sexual, todavía inexistente. Ante esta falta de base educativa, Carpallo apuesta por la literatura erótica como un buen instrumento para “hablar de diversidad sexual, de otros tipos de relación, del autoconocimiento, del empoderamiento femenino, de la necesaria revolución sexual del hombre y de otros muchos aspectos más allá del látigo y la fusta”.
¿Qué le parece el fenómeno '50 sombras de Grey'?
El fenómeno y las múltiples trilogías que han venido detrás han tenido una parte positiva, que es que han abierto la veda para hablar abiertamente de sexo y han acercado la literatura erótica a nuevos públicos. Pero han continuado los tópicos machistas del hombre sobre la mujer en todos los aspectos de su vida y han perpetuado la idea de que los celos y la posesión son una relación deseada y romántica. Para mí lo romántico es tener la aventura sexual de tu vida y si esa aventura se convierte en algo tóxico, darme cuenta de que yo soy la persona que más debo querer en mi vida. Creo que es mejor decir adiós con un te quiero que casarte con tu carcelero.
"La barrera de la revolución sexual de la mujer es el romanticismo"
¿El sexo es todavía un tema tabú? ¿La literatura erótica ha ayudado a que eso deje de ser así?
Se habla mucho de sexo, pero se habla mal. Vivimos en una sociedad hipersexualizada, donde nos inundan los mensajes sexuales, pero donde nadie nos enseña a entendernos como hombres o como mujeres, a entendernos en pareja o a entender el sexo, no como un tabú, sino como una parte más y de hecho una parte importante de nuestras vidas. Pensamos que la educación sexual es educar en el peligro, y está bien hablar de prevención, pero nos olvidamos de mencionar que el sexo también es felicidad y que saber cómo desenvolvernos en el mismo nos traería mucho bienestar.
Dicho lo cual, creo que la literatura erótica intenta evidenciar esto, pero como ya he dicho, hay muchas formas de hacerlo. Creo que hay que aprovechar que se ha acercado un nuevo público a estas novelas, mujeres de toda clase y condición, para hacer un poco de educación sexual desde este tipo de producto cultural. Hablar de diversidad sexual, de otros tipos de relación, del autoconocimiento, del empoderamiento femenino, de la necesaria revolución sexual del hombre y de otros muchos aspectos, más allá del látigo y la fusta. Al menos, es lo que yo intento.
¿Nuestra visión sobre el sexo está todavía demasiado pornografiada?
Totalmente. Todo el mundo me pregunta ahora sobre el squirting porque el porno lo ha puesto de moda. Ahora todo el mundo quiere hacerlo, sin casi plantearse mucho si es lo que les apetece o no. Hay que entender que el porno es ficción y no dejar que sea nuestra referencia respecto a lo que creemos que deben ser las relaciones sexuales. Por eso, está bien crear otro tipo de películas, que hablen de sexo explícitamente, pero desde una visión más realista, que no por ello tiene que dejar de ser erótica. Creo que debemos ampliar fronteras porque traería mucha más diversidad sexual que la que nos ofrece la pornografía.
¿En qué punto se encuentra la revolución sexual de la mujer?
La barrera de la revolución sexual de la mujer es el romanticismo. O al menos, el romanticismo mal entendido. Creo que debemos empezar a trabajar en el concepto de amor y de pareja como una unión y un compañerismo y no como un ideal en el que lo primero que idealizamos es al otro. Pero lo que creo que es más necesario, por encima de todo, es hablar de la revolución sexual del hombre, que aún no ha tenido lugar. No podemos avanzar como mujeres sin tener compañeros que nos acompañen en este camino. Compañeros que también tienen derecho a ser libres de ser el hombre que quieran ser. Seguimos educando en que la mujer debe ser sumisa y dulce, y el hombre debe ser fuerte y dominante, y cambiar eso, en ambos sentidos, es la verdadera revolución sexual.
“Se habla mucho de sexo, pero se habla mal”
¿El lenguaje machista, aún tan presente, es una de las trabas para poder fomentar una buena educación sexual?
No es sólo el lenguaje, o que veamos normal diferenciar entre lo “cojonudo” y lo “coñazo”, que también, es lo que hay detrás de eso. Es como seguimos educando, es que a las niñas se las enseñe a ayudar en casa y a los niños no, es que si se pilla a una niña masturbándose cause más reparo que si es un niño, que parece que es más habitual, es que los jóvenes aprendan qué es el sexo viendo porno, y las mujeres qué es una relación de pareja viendo películas de amor, en las que se habla del enamoramiento, pero no del amor de verdad. Es que no haya clases regladas de educación sexual, en las que se aborden los temas conforme a las edades y necesidades de los futuros adultos, y dejemos este tema en manos de padres que nunca recibieron una educación sexual y que, a veces, están igual de perdidos en muchos temas.
¿Por qué hemos tardado tanto en organizar una manifestación masiva contra la violencia machista como la del pasado 7-N?
Porque venimos de una sociedad que hasta no hace tanto aceptaba la violencia machista como algo habitual en el ámbito privado. La manifestación del 7-N muestra un cambio y lo hace porque había también muchos hombres en esa marcha que entienden que el feminismo no es una lucha de la mujer contra el hombre, sino un movimiento que pide la igualdad para todos sin discriminar por género y que lo que traerá es una mejor convivencia. Porque las mujeres también son sus madres, sus parejas, sus hijas… Es un paso hacia delante, pero insisto en que la violencia, lejos de ser algo del ámbito privado, es social, cultural. La violencia machista no es sólo la que está en las noticias en su forma más horrible, como es el asesinato, también está en el acoso que sigue sufriendo la mujer en el trabajo, en el miedo de una mujer al pasear a una hora tardía por la noche, en las violaciones que no se denuncian por miedo a ser tachadas de culpables en vez de víctimas. El 7-N es sólo una muestra de que somos conscientes de que queda mucho por hacer.
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