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Provincias orientales de Andalucía: el olvido que ya sienten

Jaén, Almería y Granada se quejan de falta de infraestructuras ferroviarias, de inversiones y retrasos en obras cruciales que dificultan su desarrollo económico y fomentan su aislamiento.

17/06/2022 Vistas de un pueblo de Andalucía desde la montaña.
Vistas de un pueblo de Andalucía desde la montaña. Alex Baker / Unsplash

Andalucía es muy grande. Tiene una superficie de 87.599 kilómetros cuadrados, casi la misma que la de Portugal, y una población de 8,5 millones de habitantes, el doble que la de un país como Irlanda y similar a la de Suiza. Y en algunas provincias sienten que la distancia del centro político y administrativo de la comunidad, también del estatal, les ha perjudicado, hasta el punto de haber recibido menos inversión y menos infraestructuras de las que les corresponde. Quienes se quejan son, fundamentalmente, tres: Jaén, Granada y Almería, el oriente andaluz.

Esas tres provincias ocupan el 39% de la superficie de Andalucía, aunque su peso poblacional es menor, ya que en ellas vive el 27% de los habitantes de la comunidad, algo más de 2,25 millones de personas. Y en esos territorios orientales ha cundido la sensación de discriminación respecto a otras provincias, las que están más cerca de la capital, Sevilla, de los centros de poder donde se dirimen los presupuestos y las leyes que determinan las oportunidades de desarrollo, a las que ha llegado antes el tren de Alta Velocidad, las mejores conexiones con el resto del país, algo de lo que aún no disfrutan tampoco Huelva y Cádiz.

En Jaén el malestar se disparó el año pasado cuando el Gobierno central decidió ubicar en Córdoba el COLCE (Concentración de Órganos Logísticos Centrales del Ejército) que ya se daba casi por hecho que iba a levantarse en territorio jiennense. En una provincia con unas de las tasas de paro y de temporalidad laboral más altas de España, muy dependiente del monocultivo del olivar y una progresiva despoblación, ese proyecto sonaba a rumor de agua bendita: inversión de 300 millones de euros y creación de 1.600 empleos directos, más centenares de indirectos. 

En Jaén, Granada y Almería ha cundido la sensación de discriminación respecto a otras provincias

Como un gol decisivo encajado en el último minuto, Jaén sufrió la pérdida de ese proyecto, miles de personas salieron a manifestarse y hasta el alcalde de la capital, Julio Millán, del PSOE, lo calificó como una "afrenta", mientras su compañera de partido, la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, la cordobesa Carmen Calvo, se relamía: "Era algo que yo quería para mi tierra. Se lo tengo que agradecer mucho al presidente del Gobierno".

Atrás había quedado la proposición no de ley aprobada por unanimidad por el Parlamento andaluz a favor de la ubicación de la Base Logística del Ejército en Jaén "para saldar la deuda histórica" que España tiene con esa provincia, tal como argumentó una diputada de Ciudadanos. Pero después de la designación de Córdoba, la Junta de Andalucía no hizo nada por defender la propuesta unánime del Parlamento y ya sólo Jaén se siguió acordando de Jaén, de sus problemas, de su atraso, de la falta de oportunidades para no hundirse más en el pozo de las provincias de la España vaciada.

Vaciada, sí, porque la tendencia demográfica de Jaén es una de las principales amenazas para su futuro. Su población actual es de unos 632.000 habitantes, lo que representa el 7,4% de Andalucía y el 1,3% de España. Pero mientras la población española ha aumentado un 1,92% en el último quinquenio y la andaluza, un 0,91%, la de Jaén ha disminuido un 2,61%.

Una larga lista de "agravios"

Con la amenaza de esta espada de Damocles demográfica, las carencias en infraestructuras y la falta de inversiones públicas adquieren mayor gravedad, porque no animan mucho a quedarse o a que venga gente de otros lados a vivir a un territorio con pocas perspectivas de futuro. Un caso sintomático de cómo suceden las cosas en esta provincia es el de su capital, donde se invirtieron 120 millones de euros para construir cerca de cinco kilómetros de trazado para un tranvía urbano que estuvo en funcionamiento sólo 17 días en 2011 y que, desde entonces, se encuentra parado por la falta de acuerdo entre las administraciones local y autonómica para sufragar su coste y ponerlo de nuevo en marcha.

Por esas y otras muchas razones, nació en 2017 la plataforma Jaén Merece Más, integrada por colectivos de todos los ámbitos, "hartos" de no ver avanzar a su provincia, mientras otras sí lo hacen. Ahora, esta plataforma, cofundadora de la España Vaciada junto a organizaciones como Teruel Existe y Soria Ya, se ha constituido también como partido político y concurre a las elecciones andaluzas de este domingo. "La historia de Jaén es la historia de un olvido que no nos permite desarrollarnos", resume su coordinador, Juan Manuel Camacho.

En la larga lista de "agravios" que acumula esta provincia, Camacho enumera de carrerilla unos cuantos: "el desmantelamiento del 90% de los servicios ferroviarios en los últimos 25 años" en una parte de Andalucía a la que aún no ha llegado, ni se le espera de momento, el AVE; las cuatro autovías competencias de la Junta y del Gobierno que faltan por terminar, la A-32 que le comunica con la Comunidad Valenciana y "lleva 25 años en obras", la A-81, que conecta Extremadura con Granada, la A-306, que la une con Córdoba, y la A-316, la llamada autovía del Olivar, que debía haberse terminado en 2014. O que, en el ámbito sanitario, Jaén sea la provincia andaluza con menos personal médico y de enfermería por habitante, y los enfermos que necesiten hacerse pruebas oncológicas con un PET TAC se tienen que ir a Granada o Córdoba porque los hospitales de su provincia carecen de esos aparatos.

"Hay un hartazgo de la sociedad con que los políticos no resuelvan sus problemas y que Jaén siempre esté en la parte baja de las estadísticas. Y nosotros no queremos ser ni más ni menos. Queremos que haya un equilibrio territorial para que no se vaya todo sólo a unas provincias", explica el coordinador de Jaén Merece Más, organización que ha recurrido en un juzgado de Madrid la adjudicación a Córdoba de la Base Logística del Ejército.

Una "isla ferroviaria" en una potencia hortofrutícola

En el extremo más oriental de la comunidad, Almería, la provincia más alejada de la capital andaluza, Sevilla, la visión es parecida a la de Jaén, la de un territorio que se siente discriminado con respecto a otros que sí disfrutan de lo que allí anhelan desde hace años. Y eso que esa provincia posee uno de los sectores económicos más importantes de la comunidad, el hortofrutícola, que abarca más de 32.000 hectáreas de cultivo de las que se obtiene una producción anual de 3,5 millones de toneladas y que generan unos ingresos de 2.228 millones de euros, según un informe de Caja Rural Cajamar.

Uno de los mayores obstáculos con los que se topa Almería para lograr un mayor desarrollo se halla en el tren, en la falta de servicios ferroviarios para conectar el extremo suroeste de la península con otras partes de Andalucía y de España, para mejorar el transporte de mercancías y de viajeros en una provincia con grandes atractivos turísticos y una enorme producción hortofrutícola, como se ha señalado.

En eso trabaja la Mesa del Ferrocarril de Almería, de la que forman parte 223 entidades, entre ellas todas las administraciones públicas y 83 ayuntamientos de la provincia, sindicatos, organizaciones empresariales, profesionales y vecinales, todas ellas intentando remar a una para sacar a su tierra de un aislamiento ferroviario que, a su juicio, les lastra mucho las posibilidades de un mayor crecimiento.

"Somos una puñetera isla ferroviaria", se lamenta José Carlos Tejada, portavoz de la Mesa del Ferrocarril

José Carlos Tejada, portavoz de la Mesa, recalca que Almería, lejos de avanzar, ha ido hacia atrás, tanto que ha perdido seis servicios ferroviarios en los últimos 15 años en destinos fundamentales como Madrid, Barcelona o Sevilla. Y no sólo eso, tampoco ha recuperado servicios interrumpidos a causa de la pandemia que, en cambio, sí se han retomado en los últimos meses en otras provincias andaluzas como Córdoba, Málaga o la capital de la comunidad.

"Somos una puñetera isla ferroviaria", se lamenta Tejada. "Y esto —añade— repercute en toda la sociedad almeriense y en la economía de una provincia con un importante sector turístico que cuenta con un aeropuerto pequeño y pocas compañías con los precios por las nubes".

Y a falta de trenes, la industria hortofrutícola almeriense únicamente puede recurrir a los camiones para llevar los pimientos, calabacines, tomates, pepinos y otros muchos productos de sus invernaderos a supermercados de toda España y buena parte de Europa. Según la Mesa del Ferrocarril, unos 220.000 camiones circulan al año en esta provincia, con su correspondiente contribución a la contaminación del planeta, que se podría evitar en gran medida si hubiese una red viaria para transportar la mercancía en tren, cuyo coste, además, es bastante inferior, en torno a seis céntimos menos por kilo. "Es un escenario muy injusto para una tierra que es tan emprendedora", dice José Carlos Tejada.

Tampoco ha llegado el AVE a esta provincia y las últimas previsiones sitúan ya su llegada en 2026, aunque el portavoz de la Mesa del Ferrocarril no cree que, tal como van los plazos de los proyectos y los retrasos que se están produciendo en las obras en la Comunidad de Murcia, sea antes de 2028. "Esto —subraya Tejada— supone una situación de agravio comparativo, porque Málaga tiene AVE desde hace años y Granada desde hace tres, y Murcia capital lo tendrá a finales de este año. Pero aquí estamos arrinconados, abandonados".

Mientras los servicios ferroviarios disminuyen, la población en el Poniente almeriense crece y ya son cerca de 100.000 habitantes en Roquetas, casi 85.000 en El Ejido. Es mucha gente para una provincia donde no existen los trenes de cercanías. Y eso acaba colapsando las autovías al haber cada vez más coches, según la Mesa del Ferrocarril, que está intentando reunir a las administraciones local, provincial y autonómica con el fin de promover un corredor ferroviario en esa comarca.

Sin embargo, no será fácil. La falta de infraestructuras parece que es un mal endémico de esta provincia andaluza: la autovía A-92 que vertebra la comunidad de oeste a este desde que se puso en marcha para la Exposición Universal de Sevilla tardó diez años en llegar a Almería, lo mismo casi que se demoró en construirse la conexión por carretera con el litoral granadino. "Este ha sido siempre nuestro gran problema. Y, pese a todo, hemos sido capaces de construir una economía que da empleo a más de 200.000 personas. Lo que ocurre es que le estamos dando al Estado muchos euros vía pago de impuestos y no vemos que recuperemos ese dinero en infraestructuras. Desgraciadamente, el escenario es bastante negro y no se ven visos de que esto vaya a mejorar", concluye el representante de la Mesa del Ferrocarril de Almería.

Granada, la capital judicial troceada

En Granada tampoco andan muy contentos, ni siquiera con la marcha de su condición de capital judicial recogida en el Estatuto de Autonomía, que establece que la sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) es la ciudad granadina. La apertura de salas de lo Contencioso y Social de ese Alto Tribunal en Málaga y Sevilla ya no gustó mucho, pero la gota que colmó el vaso fue la decisión tomada por el mismo órgano en 2017 para trasladar también a esas dos ciudades andaluzas dos nuevas secciones penales. Fuerzas políticas, sociales y judiciales granadinas se unieron en una comisión para impedir lo que consideran una vulneración flagrante del Estatuto de Autonomía, aunque éste, en su artículo 4.2 dispone que "algunas Salas" del TSJA puedan ubicarse en otras ciudades.

Ni tampoco andan muy satisfechos en Granada con la situación de su Parque Tecnológico de la Salud, un amplio complejo de formación, investigación y actividad empresarial en el campo de la ciencia y la tecnología, que da a esta ciudad una aureola de capital sanitaria de la comunidad. César Girón, líder de Juntos por Granada, formación local que se presenta a las elecciones autonómicas del domingo, dice, por ejemplo, que se están llevando a Málaga empresas referentes de la investigación biotecnológica que deberían de estar en el parque tecnológico granadino.

En Granada ponen también como muestra de la discriminación que sufren respecto a otras provincias a un pantano, la presa de Rules, que empezó a construirse en los años 90, se inauguró en 2004 y todavía sigue sin hacer el servicio para el que se proyectó: abastecer de agua a cientos de hectáreas de los cada vez más pujantes cultivos tropicales del sur de la provincia y a los municipios turísticos de su costa. ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque aún no se han hecho las conducciones para llevar el agua desde el embalse.

"Llevamos 40 años abandonados, desposeídos. Granada antes no era ni más ni menos que nadie", señala el líder de Juntos por Granada

Después de 17 años paralizada, la viabilidad de esta infraestructura que se considera crucial para el sur de Granada parece que se desatascó hace un año, cuando el Gobierno central se comprometió a financiar el proyecto, mediante la adjudicación de su redacción, para poner en marcha algo que calificó de "vital para garantizar el abastecimiento del sector agrario y el suministro a los municipios" de esa zona. "Es un elemento clave para el desarrollo de la costa de Granada y no está llegando el agua porque no se han hecho las canalizaciones. Y esto es una competencia que le corresponde a la Junta de Andalucía", recuerda César Girón.

En Granada, como en las otras provincias andaluzas orientales, también se quejan de su servicio ferroviario, sobre todo en lo que respecta a su conexión con Almería y el corredor Mediterráneo que llega hasta Catalunya. La última propuesta del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para conectar esta provincia con Guadix y Almería, a través de una línea de alta velocidad en una sola vía y sobre el trazado actual, y cuando el AVE llegue a la capital almeriense, no ha convencido nada a las autoridades granadinas. Tanto el alcalde de la capital como el presidente de la Diputación, ambos del PSOE, se han mostrado contrarios a esos planes, porque, a su entender, se quedan cortos.

"Hemos pasado a ser una provincia de tercera en una comunidad de segunda", afirma el líder de Juntos por Granada, una formación que ha planteado incluso su salida de Andalucía, un Granadaexit. El déficit de infraestructuras y la pérdida de poder político, económico y administrativo de esta provincia están provocando, según Girón, un creciente desapego hacia la autonomía andaluza.

"Llevamos 40 años abandonados, desposeídos. Granada antes no era ni más ni menos que nadie. Éramos una provincia más de la mal llamada Andalucía oriental. Pero a lo largo de cuarenta años nos han desposeído de todo. Y en los últimos años, con el PP en la Junta, las cosas aun ido a peor", asegura el responsable de esta formación política local.

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