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Coronavirus España afronta la cuarta ola con doce comunidades con las UCI en riesgo alto o extremo

La presión hospitalaria se mantiene elevada en un momento marcado por el incremento de los contagios y de la incidencia.

Varios profesionales sanitarios trabajan en la UCI del Hospital de Bellvitge, en Hospitalet de Llobregat.
Varios profesionales sanitarios trabajan en la UCI del Hospital de Bellvitge, en Hospitalet de Llobregat. Enric Fontcuberta / EFE

La tendencia no engaña. Desde el puente de San José el número de contagios y la incidencia acumulada a 14 días no ha dejado de subir, situándose cerca de los 150 casos por cada 100.000 habitantes, el umbral en el que las autoridades sanitarias califican la situación de riesgo alto. Todo hace apuntar a una cuarta ola que, como ya pasó en anteriores ocasiones, puede coincidir con un periodo festivo que eleva el riesgo de transmisión como la Semana Santa. En esa línea, España se prepara para afrontar un incremento de casos, mientras sus hospitales no han terminado de salir de los efectos de la tercera ola. Tanto es así, que los últimos datos del Ministerio de Sanidad revelan que la ocupación media de las camas UCI en toda España es del 18,5%. Además, al menos doce comunidades se encuentran con la presión de estos servicios en riesgo alto o extremo.

En la actualidad,  el porcentaje de ocupación de las camas de cuidados críticos de Aragón (23%), Asturias (21%), Canarias (18%), Cantabria (18%), Castilla y León (21%), Melilla (23%), Navarra (17%) y País Vasco (17%) se encuentran en situación de riesgo alto. Por otro lado, Catalunya (32%), Ceuta (41%), Madrid (35%) y La Rioja (32%) presentan unos datos de ocupación de UCI que las sitúa en riesgo extremo. Según los indicadores del Ministerio de Sanidad, tan sólo Baleares, Extremadura, Galicia, Murcia y País Valencià tienden niveles de ocupación de riesgo bajo.

Según estos baremos, se considera que las UCI están en riesgo bajo si el total de pacientes ingresados por covid en estas unidades de cuidados intensivos está por debajo del 15% del total de capacidad que tengan las UCI. El riesgo es alto si la ocupación está entre el 15% y el 25%, y hay riesgo extremo si superan el 25%, lo que podría suponer colapso de estas unidades, que atenderían a la vez a un gran número de pacientes covid y de otras patologías.

Esperar una más que probable ola de contagios con esta situación en la mayoría de unidades de cuidados intensivos de España puede tener consecuencias muy negativas. "Se incrementa el riesgo de que haya un momento de saturación si tenemos subidas exponenciales de casos. Las UCI y los hospitales podrían no ser capaces de absorber la demanda de pacientes y producirse un aumento de mortalidad", explica Pedro Gullón, epidemiólogo y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), quien apunta que la presión hospitalaria actual no supondrá que la curva sea más elevada o se tarde más en aplanar, sino que afectará directamente a la capacidad de los profesionales sanitarios para evitar muertes por la covid-19.

"Comenzar una ola de contagios sobre esta base es un riesgo adicional para incrementar cifras de fallecidos", coincide José Jonay Ojeda, médico especialista en Medicina Preventiva y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). La presión sanitaria no tiene repercusiones únicamente en la forma en la que se pueda atender o no a los enfermos de coronavirus, sino que afecta directamente al resto de pacientes que, durante toda la pandemia, se han visto desplazados a un segundo plano. "Cuando llenas una UVI de pacientes covid, de manera indirecta estás dejando fuera a pacientes no covid que la puedan necesitar por cirugía urgente, ictus, politrauma, enfermedades cardiacas... Además aparece un factor de demora, es decir, todas las intervenciones que se aplazan en el tiempo y que podrían terminar convirtiéndose en urgentes", expone.

Ángela Hernández, portavoz de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), califica la situación que viven los hospitales como de "calma tensa" y pone el foco en el cansancio acumulado de los trabajadores, que llevan doce meses enfrentándose al virus sin descanso. En referencia a la Comunidad de Madrid, una de las zonas con peores datos en cuanto a ocupación, esta trabajadora señala que el porcentaje de ocupación real es superior a los datos de Sanidad (34%), puesto que hace referencia, además de la disponibilidad de camas, a los espacios que se podrían llegar a habilitar para instalar nuevas camas UCI si la situación continuara incrementando.

En la hipotética saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos, además, interviene otra variable que hace que el mismo porcentaje de ocupación pueda tener unas implicaciones diferentes según la región. En la actualidad, Catalunya y La Rioja tienen el 32% de sus UCI utilizadas por pacientes con patología covid. Sin embargo, esto supone que en el caso catalán haya 449 camas ocupadas, frente a las 17 que se encuentran ocupadas en la comunidad riojana. Ambos territorios se encuentran en niveles de riesgo extremos, pero la capacidad de responder a un incremento exponencial de casos es, posiblemente, mucho mayor en Catalunya que en La Rioja. "En general, comunidades grandes como Catalunya o Madrid tienen un mayor aguante, lo cual debería poner encima de la mesa la posibilidad de que se puedan trasladar pacientes de unas regiones a otras, algo que no ha ocurrido en toda la pandemia salvo excepciones anecdóticas", comenta el portavoz de SESPAS.

La esperanza de las vacunas

En un escenario de crecimiento de contagios, las vacunas –administradas todavía a un ritmo lento– se están convirtiendo en una de las grandes esperanzas para mitigar el impacto de la cuarta ola en un sistema sanitario sobreexpuesto a la covid-19. "Hay que pensar que ya vamos teniendo a parte de la población más vulnerable al virus vacunada y esto puede hacer que disminuya la incidencia en personas mayores, lo cual es positivo, porque son las que más probabilidades tienen de enfermar. Esto es determinante para que haya menos ocupación y menos mortalidad", explica Gullón.

Hernández, por su parte, pone el foco en los sanitarios que trabajan en primera línea y que ya han sido vacunados. "No sabemos cuánto puede influir la vacuna, pero es determinante porque podremos trabajar con menos bajas por covid, con mas personal. Hasta ahora, hemos trabajado con una mano delante y otra detrás", explica, para señalar que es algo que ya se empieza a notar en la Comunidad de Madrid. La portavoz de AMYTS está en lo cierto, en tanto que los datos de la Seguridad Social detallan que las bajas por infección han caído notablemente entre sanitarios y trabajadores de residencias.

Más allá de la vacunación, Ojeda pone el foco en las implicaciones que tiene la experiencia acumulada de los sanitarios para tratar las patologías covid. "Esto es positivo, porque tras un año tenemos experiencia para manejar a los pacientes, pero a la vez tiene unas implicaciones que derivan en que el tiempo de ingreso en UCI se alargue aún más y se queden ocupadas durante más tiempo", argumenta. "Esto explica que tengamos datos como los de Madrid. Hemos estado acumulando pacientes de anteriores olas que tardan mucho en recuperarse, lo que provoca que ante una nueva ola el sistema no tenga capacidad de drenarse", zanja,

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