madrid
Pedro Sánchez y Óscar López llegaron al equipo de la Secretaría de Organización del PSOE con Pepe Blanco con menos de treinta años. Antonio Hernando era 'el mayor' y ya tenía 33 primaveras. Fue por el mes de julio del año 2000, después de que José Luis Rodríguez Zapatero, contra todo pronóstico, se había convertido en secretario general del PSOE.
Blanco, nada más tomar posesión del cargo, se acordó de López, con el que había colaborado en alguna ocasión, y le pidió a su secretaria que lo localizara porque quería hablar con él. Al mediodía, Blanco salió de la sede de Ferraz para comer y, a la puerta, se le acercó un joven, que iba acompañado de otros dos, que le preguntó si se acordaba de él. "Tanto me acuerdo de ti que esta mañana he pedido que te localizaran porque quería hablar contigo".
Era Óscar López, y a su lado estaban Pedro Sánchez y Antonio Hernando. Los tres, según contaron y recuerda Blanco, habían ido a la sede de Ferraz para intentar hablar con alguien y ofrecerse a colaborar en la nueva etapa que se abría en el partido, aunque dos de ellos, cuyos nombres no quiere ni recordar el exsecretario de Organización del PSOE, dieron su respaldo a José Bono en aquel 35º Congreso.
Aquella tarde, Blanco ofreció a López ser su jefe de gabinete, y acepto; pero a la vez intercedió por sus dos amigos para que también los incorporase a Ferraz. El secretario de Organización del PSOE accedió y fueron nombrados como asesores a otras secretarías de área del partido.
Sánchez y López habían coincidido en Bruselas y se hicieron buenos amigos. Y Hernando ya llevaba tiempo en temas de migración, además, empezaba a hacer sus pinitos en el PSOE de Madrid con aquellos denominados "renovadores de la base" que encabezaba José Luis Balbás.
Sin tener mucho protagonismo público, los tres se hicieron notar internamente en Ferraz al poco tiempo. Y empezaron a ser bautizados como "los chicos de Blanco", aunque también se les conocía como "los yogurines".
El primero que dio el salto a una lista electoral fue, curiosamente, Pedro Sánchez. Blanco se empeñó en colocarlo en las listas de Madrid y tras las típicas tensiones con la entonces Federación Socialista Madrileña (FSM) le situó en el puesto 23. No salió elegido, porque el PSOE obtuvo 21 ediles. No obstante, poco tiempo después por la renuncia de algunos miembros de la lista, entró como concejal. López y Hernando, por expreso deseo de Blanco, entraron en las listas de las elecciones generales del año 2004 y los dos salieron elegidos como diputados.
El equipo de campaña
Pero los tres, tanto en la campaña de las municipales y autonómicas de 2003 como en las generales de 2004, fueron llamados por Blanco para participar en su equipo de campaña. Se convirtieron en la maquinaria electoral del PSOE, cada uno con sus funciones. Así ocurrió en las elecciones de Galicia de 2005, donde los socialistas lograron gobernar y quitar la mayoría absoluta a Manuel Fraga.
Blanco los hizo ir a los tres dos meses antes para preparar las elecciones. López era quien coordinaba la campaña; Hernando se encargaba de la acción electoral y Sánchez de lo que hiciera falta (en la campaña gallega contestaba los correos que los ciudadanos enviaban a Emilio Pérez Tourino, que era el candidato del PSOE). Y la misma operación hicieron en el 2010, ya con menos éxito, cuando Óscar López aspiraba a ser presidente de la Junta de Castilla y León.
En los años de Zapatero, ninguno llegó a puestos de Gobierno ni se planteaba tal posibilidad. Empezaban a ser la columna vertebral del partido. López entró en la Ejecutiva en el 2005 y Hernando lo hizo posteriormente. Además, siguieron como diputados y siguieron muy activos en toda la actividad interna del partido.
Sánchez, en toda esta etapa siguió como concejal en el Ayuntamiento de Madrid, aunque en el 2008 fue en las listas como diputado por esta Comunidad. Pero siguió la maldición electoral que siempre le ha perseguido de quedarse a las puertas de salir. Y tampoco logró el acta. Un año después consiguió ser diputado tras la renuncia de Pedro Solbes.
En las elecciones de 2011, a Sánchez le seguía persiguiendo la maldición electoral: iba el número once en la lista de Madrid y el PSOE obtuvo diez diputados. De nuevo, se quedó fuera. En esta ocasión, volvió a ser diputado en el 2013, tras abandonar el escaño la ahora presidenta del PSOE, Cristina Narbona.
Sólo un año después, para sorpresa de muchos, Sánchez se presentó a las primarias para la Secretaría General del PSOE y, para sorpresa de muchos más, ganó aquellas primarias. Y Sánchez tiró de sus amigos. En el 39º Congreso Federal designó a Hernando portavoz del Grupo en el Congreso. Y López, desde junio de 2015, era su portavoz en el Senado.
La traición
Pero toda esta trayectoria política y personal, saltó por los aires el 1 de octubre de 2016, en el Comité Federal que destituyó a Pedro Sánchez como secretario general. Antonio Hernando se puso a trabajar para la Gestora que se creó tras la destitución de su amigo como líder del PSOE; y Óscar López, antes de saber que Sánchez iba a dar el paso, se postuló a favor de la candidatura de Patxi López a las primarias. La traición de sus amigos estaba consumada y a Sánchez le dolió... y mucho.
Cuando Sánchez volvió a hacerse con las riendas del partido no contó con ellos para nada. Hernando dimitió como portavoz del Grupo Socialista y el líder socialista reformó los grupos parlamentarios contando solo con quienes le habían apoyado en el proceso de primarias. Dejaron completamente de hablarse.
Con la llegada de Sánchez al Gobierno en el 2018, sorprendió que el ya presidente del Gobierno nombrara a Óscar López como presidente de Paradores. El primer sorprendido fue el propio López, reconoce. Aunque esto no acercó la relación ni política ni personal entre ambos. Mientras tanto, Hernando daba por hecho que Sánchez jamás iba a contar más con él, decidió que abandonaba su etapa política y empezó a montar una consultoría.
La crisis de Gobierno del pasado verano supuso todo un giro de los acontecimientos con el nombramiento de López como jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, que no era otro que su antiguo amigo Pedro Sánchez. Ya se rumoreó por aquellos meses que también se le había hecho un ofrecimiento a Hernando para volver a la vida política, pero que él no había aceptado. Puede que en este tiempo le convenciera Óscar López para su vuelta a la política, pero lo cierto es que, como adelantó eldiario.es, los "chicos de Blanco" vuelven ahora a estar juntos y llevando, nada más y nada menos, que las riendas del Gobierno de España.
Blanco este lunes no quería decir nada. "Puedes poner que siento emoción y satisfacción. Nada mas". Puesto queda.
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