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El Gobierno ha logrado salvar la cuarta prórroga del Estado de alarma en el Congreso de los Diputados, este miércoles, tras granjearse los apoyos de Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria a través de conversaciones in extremis, conformando una mayoría inédita en esta legislatura.
Pero lo que a nadie le ha pasado inadvertido es que el apoyo de los diez diputados del partido de Inés Arrimadas puede suponer un punto de inflexión y ha abierto un nuevo escenario de geometrías variables en la Cámara Baja, dando la posibilidad al Ejecutivo de Pedro Sánchez de conformar otras mayorías en el Congreso que no tengan que pasar casi obligatoriamente por el apoyo de los partidos independentistas catalanes y Bildu, como hasta ahora.
A ningún dirigente socialista se le escapa que, en este contexto de fragmentación parlamentaria, los diez diputados de Arrimadas son muy valiosos
Si bien Arrimadas ha dejado claro que su apoyo del miércoles es puntual, a ningún dirigente socialista se le escapa que, en este contexto de fragmentación parlamentaria, sus diez diputados son muy valiosos. Y, de poder contar de nuevo con el PNV, sería viable repetir la mayoría absoluta de 178 diputados que se dio este miércoles en el pleno para poder aprobar los próximos Presupuestos Generales del Estado, ya para 2021.
Tampoco se desdeña que los diez diputados de Ciudadanos podrían salvar otras votaciones, aflojando las ataduras del Gobierno a los partidos independentistas catalanes, ya que Ejecutivo necesitará apoyos para la votación de los sucesivos reales decretos con medidas para luchar contra la pandemia del coronavirus que tendrán que llegar a la Cámara Baja.
Hasta ahora, el Gobierno no había contado para nada con Ciudadanos, dando por hecho que se había instalado en la oposición pura y dura. Por ello, en todas sus iniciativas los cálculos iban orientados a que salieran aprobadas contando fundamentalmente con los apoyos que podrían tener de ERC o Bildu, los dos partidos que sí apoyaron la investidura de Sánchez.
Y esto es lo que podría cambiar a partir de ahora. Como en la etapa en la que José Luis Rodríguez Zapatero estuvo en el Gobierno, vuelve la geometría variable, es decir, la posibilidad que tendrá Sánchez de jugar con distintas mayorías en el Congreso para sacar adelante los proyectos, apoyándose unas veces en unos grupos y otras veces en otros, dependiendo de cada propuesta.
Esta fórmula no deja de conllevar muchos riesgos, pero con ella estuvo gobernando Zapatero durante dos legislaturas, sacando adelante numerosas leyes, apoyándose unas veces en los partidos nacionalistas o independentistas; y otras veces hasta en el PP.
El riesgo de la "derechización" con Ciudadanos
No obstante, el nuevo escenario tiene también sus riesgos y coloca en una situación nada cómoda a Unidas Podemos dentro del Gobierno de coalición, ante el temor de que haya un acercamiento a un partido que la formación morada considera de derechas, con el consiguiente riesgo de derechización en las políticas de Ejecutivo.
De momento, desde Unidas Podemos han mantenido una posición comedida, llegando a celebrar que haya una formación de derechas "responsable", aunque también han marcado distancias con Ciudadanos: "Arrimadas está reconociendo que nunca podremos gobernar juntos. Está claro que Ciudadanos nunca va a apoyar un aumento de inversión pública en sanidad o una mayor justicia fiscal. No le gustan las políticas que estamos llevando a cabo", aseguraron fuentes del grupo confederal a este diario.
Unidas Podemos: "Está claro que Ciudadanos nunca va a apoyar un aumento de inversión pública en sanidad o una mayor justicia fiscal. No le gustan las políticas que estamos llevando a cabo "
No obstante, antes de entrar en el Gobierno, hace dos legislaturas, Unidas Podemos y Ciudadanos lograron pactar un proyecto de reforma electoral que quedó en agua de borrajas, y la consigna oficial de ambas fuerzas siempre ha sido que únicamente podrían alcanzar consensos en temas puntuales.
Pero difícilmente se entenderían fuera de este marco, sobre todo cuando Ciudadanos tampoco ha aclarado si apoyarán el ingreso mínimo vital, la más ambiciosa medida social que hoy tiene entre manos el Ejecutivo, y que previsiblemente verá la luz a finales de este mes. Y es que si en materia social hay distancia, en la cuestión fiscal son antagonistas.
En esta nueva situación, a Unidas Podemos le toca ahora estar más vigilante que nunca para que las políticas del Gobierno de coalición al que pertenece no giren hacia postulados más de derechas.
La tensión entre Unidas Podemos y ERC
Por otro lado, la promesa de que las comunidades autónomas tendrán más peso en esta nueva fase no sirvió para condicionar el voto de ERC, y por supuesto tampoco el de JxCAT. No obstante, las críticas de ambas fuerzas al Ejecutivo, sea por su afán de "recentralización", por la ausencia de diálogo o por el pacto con Ciudadanos -las alianzas del Gobierno "mutan más que el virus", que diría Laura Borràs, portavoz de JxCAT- quedaron eclipsadas por los reproches intercambiados entre Gabriel Rufián y Jaume Asens, presidente del grupo Unidas Podemos.
Si bien la formación de Pablo Iglesias dejó en manos de su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, la tarea de expresar su posición en todos los debates sobre la prórroga hasta este miercoles, fue Asens quien tomó la palabra en esta ocasión.
Más allá de que Asens y el resto de miembros del grupo que viven fuera de Madrid no habían querido desplazarse "por coherencia" para asistir a los plenos, es un hecho que Echenique ha sido uno de los portavoces de Unidas Podemos más críticos con Ciudadanos, además de tener un perfil más combativo, más político.
En este pleno, Asens ha reclamado a Rufián que se desmarque del presidente de la Generalitat, Quim Torra (JxCat), cuyo Gobierno también integra ERC, para apoyar al Gobierno en esta votación. La tensión entre ambos grupos se ha ido acrecentando en las últimas semanas, y en una reciente entrevista con Público el presidente de Unidas Podemos acusó a ERC y JxCAT de utilizar esta pandemia para avanzar en su hoja de ruta soberanista.
Rufián consideraba que Asens se ha visto obligado a desempeñar un papel incómodo, y advertía a la formación morada de que vigilase con cuidado al Partido Socialista: "Si fuera Unidas Podemos yo estaría muy preocupado, porque el PSOE cada vez que puede se gira a mirar a Ciudadanos".
En este mapa variable, además, los reproches de los aliados habituales en el Congreso cobraron volumen, fundamentalmente en lo que se refiere a la falta de diálogo por parte del Ejecutivo. Así lo han resumido los representantes de Más País y Compromís, Íñigo Errejón y Joan Baldoví, hasta ahora a favor de las medidas impulsadas por el Ejecutivo: "Había una mayoría, pero por no cuidarla se ha ido resquebrajando", advertía Errejón. "Las flores pueden acabar marchitándose", avisaba Baldoví.
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