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La pieza Dina de la macrocausa Tándem que se instruye en la Audiencia Nacional, se abre en marzo de 2019 tras un sorprendente hallazgo. Entre la documentación informática incautada al comisario Villarejo en su domicilio particular aparecen tres dispositivos (dos pendrives y un disco duro) que contenían la copia entera de la tarjeta de memoria de un teléfono móvil. La legítima propietaria de dicho teléfono, una asesora de confianza de un candidato a la presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias (Podemos), había denunciado su sustracción el 1 de noviembre de 2015; es decir, a las puertas de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, las primeras generales a las que concurría Podemos.
En Tándem se investigan desde hace casi tres años las actividades de una macroorganización criminal multidisciplinar compuesta indiciariamente por funcionarios de policía, de justicia, periodistas, editores, empresarios y abogados, cuyos tejemenajes -siempre impunes- se remontan a los años ochenta.
Dina Bousselham, la entonces asesora de Pablo Iglesias, usaba ese dispositivo móvil tanto para asuntos personales como profesionales. La tarjeta de dicho teléfono contenía, pues, documentación confidencial sobre el funcionamiento del partido y, por las fechas en cuestión, documentación sobre la estrategia de comunicación y de campaña diseñada por el partido morado para las inminentes elecciones de 20 de diciembre de 2015, entre la cual había comunicaciones con terceros a través de correo electrónico, archivos de texto vídeo y audio, según los oficios policiales que obran en el sumario. La mayoría estaban fechados en los años 2014 y 2015, y muchos estaban asociados, como archivos adjuntos, a la aplicación Telegram, el sistema de comunicación favorito de Podemos, tanto para interactuar con sus bases como para debatir ideas y decisiones en petit comite.
Las elecciones generales de diciembre de 2015 se presentaban más competidas que nunca, sin expectativas de que ningún partido obtuviese una mayoría que le permitiera gobernar sin recurrir a pactos; estos pactos se presentaban además muy complicados de alcanzar debido a la fragmentación del electorado. Las peores previsiones se cumplieron y España se vio abocada a la repetición de los comicios. Se convocaron el 3 de mayo de 2016 y se celebraron el 26 de junio siguiente.
Sin duda, el contenido de la tarjeta de Bousselham representaba una valiosa información para cualquier rival político. Por usar un símil futbolístico, sería como si 10 días antes de un derby Barça-Madrid, uno de los dos equipos tuviera a su disposición, y en secreto, la alineación y la estrategia de juego del contrario, que a buen seguro habría sido largamente pensada por el míster y ensayada durante horas por los jugadores.
Un contexto idóneo, pues, para sacar tajada, en dinero o especie, subastando la información al mejor postor (o repartiéndola para maximizar beneficios con la estrategia de economía de escala que el comisario suele practicar), siempre mediando la falta de escrúpulos obligada en estos casos, así como los contactos necesarios para la promoción (el vendedor siempre debe enseñar muestras) y luego venta, saliendo de la aventura sin consecuencias. O, lo que es lo mismo, un asunto que encajaría como un guante en el modus operandi de la organización criminal que se viene investigando en el Caso Tándem.
Contenido coincidente: la DAO, 'Okdiario' y 'El Confidencial'
La sustracción de la tarjeta se produce poco antes de las primeras elecciones de diciembre de 2015. Tanto entonces como entre los primeros y segundos comicios, como también inmediatamente después de estos últimos (inicio del periodo de pactos), se publican datos y documentación coincidentes con los que figuraban en la tarjeta sustraída y que son insertados en otros documentos producidos ad-hoc para desprestigiar a la formación o incorporados como adjuntos a piezas periodísticas. A dichos datos y documentación se podía acceder desde la tarjeta y desde las copias que atesoraba Villarejo, así como desde cualquier otra copia hecha por el ladrón o en manos de quien la consiguiera de éste o de Villarejo.
El 16 de enero de 2016 Okdiario, la web de Eduardo Inda, amaneció con una "exclusiva": se trataba de la primera versión del Informe PISA (Pablo Iglesias Sociedad Anónima), que se bautiza y se confecciona nada menos que en la Dirección Adjunta Operativa de la Policía (DAO), de la que dependía Villarejo y que entonces dirigía el también hoy imputado Eugenio Pino.
Ese informe consistía en un burdo corta-pega de contenido risible y peor redacción que vertía acusaciones sin base alguna contra Podemos -algo corroborado por la Justicia, y varias veces-, mientras sus rivales políticos trataban de extender el ruido mediático por la vía de generar "noticias judiciales" para mantener el asunto PISA como foco mediático.
El documento "exclusivo" que publicaba Inda, y repicaban con alborozo programas de televisión amigos y medios afines, buscaba restar opciones a Podemos en un escenario de posibles pactos entre partidos y de cara a una repetición de comicios.
El Informe PISA se encontraba en fase de confección cuando se produce el robo del móvil de Bousselham (1 de noviembre de 2015); y, cuando sale por primera vez a la luz en Okdiario, incorpora datos concretos sobre las cuentas que Pablo Iglesias abrió en Bruselas para cobrar la nómina que recibía del Parlamento Europeo (nombre de la entidad y algunos detalles sobre movimientos bancarios).
Pero se da la circunstancia de que los datos de cuentas bancarias no son accesibles sin orden judicial, aunque, como todo es posible en esta vida, la DAO pudo conseguir esos datos por otra improbable vía. Sea como fuere, el desliz fue corregido en una segunda versión del Informe que se confeccionó para el Tribunal de Cuentas, previsiblemente con el mismo fin de extender el impacto mediático del falso documento, y que fue desvelado, en este caso, por la Cadena SER. Ahora sí, los datos coincidentes con el contenido de la tarjeta de Dina fueron borrados: la segunda versión arreglada tenía 5 páginas menos que la primera.
En marzo de 2016, en periodo casi pre-electoral, aunque aún tratando todos los partidos de articular alianzas para evitar unas nuevas elecciones, El Confidencial publica los días 6, 9, 10 y 17 una serie de artículos bajo formato "exclusiva" y eslogan de reclamo "El Confidencial accede a los documentos secretos de la formación".
Dichas piezas periodísticas incorporan documentos sobre estrategia de comunicación electoral de Podemos que son plenamente coincidentes en formato, contenido y extensión con los que contiene la copia por triplicado de la tarjeta de Dina Bousselhamn que el comisario atesoraba en su domicilio, según consta en detalle en un primer oficio de la unidad de Asuntos Internos de 17 mayo de 2019.
El oficio policial es preparado a instancias del juzgado y con el encargo específico de "elaborar informe de aquellos medios de comunicación que hayan publicado directamente y por fuente propia [es decir que excluyan a los que 'repiquen' de otros medios] noticias que puedan derivarse del móvil sustraído a Dña. Dina Bousselham [por comparativa con el volcado de la tarjeta de dicho móvil en los dispositivos incautados a Villarejo].
El hecho cierto es que, como el estudio policial acredita, esos documentos concretos publicados por El Confidencial en marzo de 2016 estaban en la tarjeta sustraída (en las copias que de la misma tenía el comisario). Aunque dicho medio puede perfectamente defender que su fuente podría ser cualquiera y no el comisario ni un amigo suyo sino, por ejemplo, un partícipe de uno de los chats de Telegram de Podemos, en el que se hubieran compartido los documentos publicados en la fecha de su confección (abril de 2015), o en fecha posterior.
Julio de 2016. De nuevo Okdiario. Tras la repetición de elecciones de junio se abre nuevamente el periodo de pactos. Es entonces cuando, una vez más, la web de Inda da con otra "exclusiva" que publica en la sección que denomina Investigación. La pieza fue la de los traídos y llevados pantallazos de Mariló (Montero), procedentes de un chat del que formaban parte la propietaria del teléfono, Dina Bousselham, y varios miembros de Podemos.
La publicación, esta vez sí, dio lugar a una ampliación de denuncia por parte de Podemos en el juzgado de Alcorcón, pero al igual que ocurrió cuando la denuncia por el robo ocho meses antes, se archiva nuevamente sin practicar ni admitir ningún tipo de diligencia para averiguar quién fue el autor de los hechos e indagar en el uso ilícito en perjuicio de terceros que pudo haberse hecho de lo sustraído. Se fía todo a que aparezca físicamente lo sustraído. El posible uso ilícito (y/o lucro) por el ladrón no merece atención.
Ciertamente, la web de Inda, que mantenía relación con el comisario, pudo conseguir dichos pantallazos a través de alguna persona a la que Bousselham se los enviase; incluso, ya puestos, podría alegar que se los dio el propio Pablo Iglesias (cuando Villarejo escribía al BBVA sobre el poder de Inda decía cosas tan disparatadas como ésta sobre la supuesta identidad de sus confidentes). Pero, como en el caso de los datos sobre las cuentas bancarias de Iglesias y de los documentos mostrados por El Confidencial, el hecho indiscutible es que dichos pantallazos se encontraban dentro de la tarjeta del móvil robado.
El Fiscal cree que el interés estaba en la documentación electoral sobre Podemos
La versión oficial hasta el momento es que las copias del comisario proceden de un pendrive que le entrega la revista Interviu y en el que había una copia directa del contenido de la tarjeta original sustraida, tarjeta que habría recibido la revista Interviú de manera anónima. El fiscal dedicó tiempo a averiguar dónde residía el interés periodístico de la tarjeta y centró en ello muchas de sus preguntas a los directivos de la revista.
Tanto Alberto Pozas (director de Interviú) y Luis Rendueles (subdirector) como imputados (derecho a mentir), como Miguel Ángel Liso (director y coordinador editorial del Grupo Zeta, dueño de Interviú) y Antonio Asensio, presidente de Zeta, como testigos (obligación de decir verdad) incurrieron en contradicciones: entre ellos y, en el caso de los primeros, con lo que ellos mismos declaran en otro momento de su exposición o en una siguiente declaración. No obstante, de todas las declaraciones y las corroboraciones de los que van al juzgado con obligación de decir verdad puede colegirse que:
1. Se observa escepticismo en los fiscales en cuanto al hecho de que las fotos personales halladas en la tarjeta en las que Dina Bousselham y Pablo Iglesias están juntos centrasen realmente el interés de la revista o pudieran ser tratadas como información "delicada", tal como insistían los directivos de Interviú. Máxime cuando éstos aseguran que fueron las fotos las que justificaron llamar a la puerta del jefe máximo, el presidente de Zeta en persona. El Ministerio Público deja claro, que fotos, mensajes y cualquier tipo de documento en los que Dina aparecía con el actual vicepresidente del Gobierno solo mostraban una relación cercana propia y normal de un asesora de confianza, que no podía tomarse por "información delicada".
2. Todos los directivos aseguran que la tarjeta llega "anónimamente" a las oficinas de la revista, pocos días antes de entregársela a Pablo Iglesias el 20 de enero 2016. Relatan que se volcó únicamente en el ordenador de Pozas, el director, que Rendueles le echó un vistazo de tres horas "entre ratos" y Pozas afirma que se miró "en diagonal": "Había muchísimas carpetas, "hicimos una lectura en diagonal", afirma cuando declara por segunda vez, ya como investigado. No obstante, y a pesar de los miles de archivos que contenía la tarjeta, Rendueles a "ratos" y Pozas "en diagonal" encontraron en tiempo récord documentos lo suficientemente relevantes como para imprimirlos, confeccionar un dosier y llevárselo nada menos que al presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio. Todos insisten en que lo que vieron no les llamó nada la atención y no revestía interés para la revista. Pero tres años más tarde, el día de su declaración, Pozas aún recordaba el contenido del dosier presentado al jefe: fotografías y documentos de estrategia electoral de Podemos (del tipo "cómo actuar no se qué", según describió Liso en su declaración).
3. La resistencia del fiscal a creerse un interés real por unas fotos en su opinión inocuas y su sospecha de que el atractivo para los directivos de la revista residía en la documentación sobre la estrategia electoral de Podemos -una muestra de la cual conforma el dosier que lleva Pozas al despacho de sus jefes-, quedan puestas de relieve en la declaración judicial de Miguel Ángel Liso en calidad de testigo:
· Miguel Ángel Liso: Lo que se podía inferir era que podía ser una persona muy cercana a Pablo Iglesias. Se infería de las fotografías que vimos.
· Fiscal: ¿Por ejemplo? Sí, pero 'muy cercana' no es lo mismo que 'relación íntima', porque ella era su asesora parlamentaria; por lo tanto, 'cercana' tiene que ser.
· M. A. L.: Ni sabía si era pareja, si era asesora parlamentaria; no sabía quién era, no tenía ni idea de quién era.
· F.: Y del contenido que usted examinó ¿tampoco vio [inteligible]...?
· M. A. L.: [Liso rememora ante el fiscal aquel día en el que Pozas y Rendueles le suben el dosier selectivo tras la llegada de la tarjeta a Interviú]. Yo vi unas fotografías… y el resto, que eran dos o tres documentos que incluso me sonaba haberlos visto publicados [se publicaron un mes más tarde de lo que dice]... leído en prensa sobre documentos de estrategia de "cómo actuar no se qué"... pero es que no vimos nada más.
· F.: El señor Pozas le comenta que ha estado viendo [en su ordenador, donde vuelcan el contenido de la tarjeta] ¿solo las...[fotos]… todo el material o ¿solo lo que le sube? [La selección impresa que Pozas sube al despacho de Liso].
· F.: [Tras el gesto negativo de Liso]. No le comenta nada. Pero usted puede colegir que si ha subido [Alberto Pozas a la planta donde tiene Liso el despacho], no es solo por ese material fotográfico, sino por el resto.
· M. A. L.: Pero… pero era habitual, es decir… "ha llegado esto y le hemos echado un vistazo, ¿eh? Y nos parece que es un tema delicado. Mira a ver qué te parece". Me sube estas fotocopias, yo las veo y digo: "Pues sí, es un tema delicado; si no te importa, se lo consulto al presidente [Antonio Asensio] y te digo". Y cuando lo decidimos, le dijimos al director de Interviú [Alberto Pozas]: "Alberto, esto no lo vamos a dar." Y él dijo: "Perfecto, no se puede publicar, nada.
· F.: Cuando el Sr. Pozas le dice que es un tema "delicado" es porque tenía una opinión, porque tiene interés informativo, pero…sería …¿podía tener problemas? O… es…¿qué entendemos por "delicado"?
· M. A. L.: Delicado… Las fotografías… sobre todo… Yo lo que más vi fueron las fotografías; no por otro motivo. [Liso pone distancia con los documentos de estrategia de Podemos, pero tras haberlos descrito al fiscal en esta misma declaración que tiene lugar el 8 de abril de 2019, tres años después del día que se supone que los vio en el dosier, y que vio publicados en otro medio].
Quién entrega la tarjeta de Dina a quién
La hipótesis con la que el juzgado trabaja hasta la fecha es que la tarjeta acaba en manos de Villarejo por gentileza de la extinta Interviú, la revista de cabecera del comisario desde prácticamente su fundación. Según las diferentes y contradictorias versiones de sus directivos, la tarjeta llega a la revista de forma anónima o bien a través de un buen samaritano, de identidad desconocida, que la habría encontrado olvidada (sin el aparato) por otro cliente en "la mesilla de la habitación de un hotel", y en ese momento decide hacérsela llegar a Interviú.
Tras mirar la tarjeta en "diagonal", informar a su presidente y entregársela al propio Pablo Iglesias, los directivos de Interviú relatan en sede judicial que en uno de sus frecuentes encuentros con Villarejo -que sitúa en "febrero o marzo", "antes de abril seguro"-, éste les dice que "se ha enterado" de que poseen la tarjeta (en ese momento lo que tenían, como máximo, era su volcado en un ordenador porque la tarjeta ya había sido entregada por Asensio a Iglesias) y les requiere una copia. Es entonces cuando Liso declara que desde el ordenador de Pozas se hace una copia en un pendrive que se entrega al comisario. Tras eso, el volcado de la tarjeta permaneció en el ordenador de Pozas hasta que, según éste, es formateado "uno o dos meses después".
Hasta aquí el relato de los directivos de Interviú. Y desde aquí las inconsistencias. Ni Pozas, ni Rendueles, ni Liso, ni el propio presidente del grupo, Antonio Asensio, fueron capaces siquiera de concretar una fecha de recepción, ni tampoco otra para su entrega a Villarejo. Tampoco pudieron ofrecer, ante el estupor del fiscal, una explicación adulta sobre la razón de por qué entregaron la tarjeta al comisario: declaran que por el simple hecho de que él la pide y es policía; y tampoco alcanza a comprender cómo es que no saben y no le preguntaron (siquiera por curiosidad, siendo periodistas, además) cómo "se había enterado" el policía de que Interviú tenía la tarjeta de Dina.
Así las cosas, existe una explicación plausible para el hecho de que Villarejo supiera que la tarjeta estaba en posesión de Interviú: que fuera el propio comisario quien la enviara a la revista.
Buscando al ladrón: de qué dispositivo procedía la copia de Villarejo
El "Informe de Vestigios Digitales" elaborado por la Sección de Ingeniería e Informática Forense de la Comisaría General de Policía Científica (Unidad de Criminalística) con fecha 13 de enero de 2020, y contenido en el Tomo 4 de la pieza Dina (folios 958 y siguientes), trata de averiguar la procedencia de las tres copias que se incautan a Villarejo cuando es detenido. A través de los metadatos de los archivos llega a las siguientes conclusiones:
1. El recipiente/fuente de dos de las tres copias de Villarejo es el mismo. La tercera copia, la del disco duro, procede de sus dos pendrives. Las tres copias de Villarejo contienen lo mismo con tres únicas diferencias: la forma en cómo se organizan los archivos en carpetas, la fecha en que esos archivos llegan a los pendrives y disco duro, y el hecho de que cada dispositivo tenía en su interior una decena de imágenes (archivos jpg) no coincidentes en contenido con las de los otros dos, pero con fecha de copia fuente común y además muy anterior a la fuente externa mayoritaria : 8, 9 y 10 de diciembre de 2015.
2. Los archivos del pendrive-fuente de los dispositivos de Villarejo pudieron ser copiados en aquel dispositivo el 8 de diciembre de 2015 o antes; es decir, poco más de un mes después de que el móvil fuera robado. El informe de la policía científica enseña para cada archivo y carpeta la fecha en que ese archivo se creó (copió) en el pendrive que guarda Villarejo en su casa, pero también la fecha última que tenía en la fuente desde la que se copió a los pendrive de Villarejo. Y por eso la versión de Interviu está en entredicho: los archivos del pendrive que supuestamente entrega la revista a Villarejo no pueden haber sido copiados antes de haber recibido "anónimamente" la tarjeta. La cuestión a dilucidar es si esos archivos de imágenes sueltos y diferentes en cada dispositivo de Villarejo estaban en la tarjeta o si no y fueron añadidos por él cuando creó los dos pendrives para almacenar el contenido de la tarjeta sustraída.
3. Así, el análisis determina que los archivos de los pendrive de Villarejo se crearon (copiaron) el 14 de abril de 2016 desde otro dispositivo. En ese dispositivo fuente, dichos archivos habían sido copiados a su vez el 15 de enero de 2016, unos, y el 8 de diciembre de 2105, otros.
Si estos últimos archivos de 2015 procedieran directamente de la tarjeta (y no de otro lugar distinto), las copias halladas en casa de Villarejo no pueden proceder de Interviú.
Los archivos de las copias de la tarjeta de Dina que se incautan a Villarejo no están disponibles por ser una información de carácter privado. Pero Público ha podido saber que imágenes con fuente origen de diciembre 2015 sí se encontraban en la tarjeta, y que además no son accesibles desde ninguna red social. De verificarse este punto en el juzgado, Interviú no sería la fuente de lo encontrado al comisario, y el policía, por tanto, habría estado en contacto con una persona que grabó en un dispositivo el contenido de la tarjeta tan solo 30 días después de su robo.
Si se verifica que Interviú no es el origen de las tres copias que se incautan a Villarejo, y la revista realmente hizo alguna copia de la tarjeta que Asensio entrega a Iglesias el 20 de enero de 2016, ésta pudo haber acabado en manos de otra persona u otro medio.
El uso de triangulaciones para dificultar una acusación (por la vía de intercambiar roles o de situar a varias personas o entidades interpuestas sucesivas entre el que ordena y el que ejecuta) y también el empleo de una estrategia de compartimentos estancos con el mismo fin (que la mano derecha contratada para una tarea no sepa que se ha contratado a la mano izquierda para otra) son señas de identidad en la operativa del comisario, según él mismo pontifica ante sus clientes y compañeros de tropelías en distintos audios.
Villarejo y Cia., expertos en comunicaciones
Los audios incautados al comisario, así como algunos correos interceptados entre el policía y sus clientes, revelan que Villarejo ofrecía de continuo a sus clientes y colaboradores teléfonos (canutos en su jerga) "seguros" que él mismo adquiría y ponía a disposición como parte de las "contra-medidas" que ofertaba dentro de una supuesta estrategia de protección contra pinchazos telefónicos que ordenara un juez o supuestos grupos hostiles al cliente, o en previsión de ello (se colige de los audios de la Pieza Iron, por ejemplo).
El comisario y sus colegas son sin duda expertos en comunicaciones. El comisario Enrique García Castaño era, de hecho, jefe máximo de la especialidad en la Policía. Y no hay que olvidar que la grabación ilegal al CNI que se instruyó como pieza separada en el Caso Nicolás, y por la que el fiscal solicita 4 años de prisión, requirió el uso de un sistema sofisticado de grabación del que disponían el comisarío y sus amigos, un sistema capaz de activar mediante una llamada el altavoz de un teléfono y escuchar la conversación ambiente donde el dispositivo esté ubicado, incluso habiéndolo su usuario apagado de antemano; y, lo más importante, sin dejar rastro después.
Asimismo, Villarejo también ofrecía los servicios de "revisión informática" de una empresa vinculada, Ansib Net Solutions SL, cuyos accionistas y administradores sobre el papel han figurado como administradores y/o consejeros y/o apoderados de empresas importantes del entramado del comisario. Esa "revisión informática" que decía el comisario a sus clientes que era necesaria para identificar y protegerle de accesos externos no deseados, implicaba acceso a servidores ajenos y a la información en ellos contenida, tal como se puede comprobar en el "Informe Auditoría y Test de Penetración", que dicha empresa elaboró para el despacho de gestión y defensa de patentes Herrero y Asociados SL (Pieza Iron), cuarto de España en su especialidad y al que confía la solicitud, renovación y defensa de sus patentes un buen número de empresas españolas y extranjeras. Una información sin duda valiosa. Así se entiende que la empresa intentara un acceso al despacho con el que Herrero tenía un supuesto conflicto de "competencia desleal", Balder Ip Law SL, centrado en la misma actividad que el comisario-asesor justifica como la vía idónea para conocer qué clientes de Herrero han sido desviados al despacho de los ex socios de Herrero.
Otro posible acceso informático por el que pudo conocer, en este caso, información interna incriminatoria sobre un cliente, consistente en correos electrónicos, fue en el caso PIT, la pieza que afecta a dos miembros de la familia Pérez Maura, si bien, aunque los correos fueron también hallados en el registro practicado a domicilios y oficinas de Villarejo y su socio-empleado, Rafael Redondo, y formaron parte de un informe oficial en Guatemala, no se cuenta con elementos suficientes para dibujar el posible circuito por el que supieron de su existencia.
Conocida la capacidad y querencia del comisario y sus colegas por los accesos no autorizados y la comercialización de la información conseguida -motivos por los que ya acumulan más de un siglo en solicitudes de prisión por el Ministerio Público-, cabe preguntarse qué otras utilidades dio -si es que las dio- y qué rentabilidad adicional pudo conseguir de la información que recababa de sus clientes en el marco de sus servicios de "protección". A quién o quiénes se la vendió-si la vendió- y qué hizo con ella el comprador o compradores.
También cabe una pregunta con relación a la obtención de una mejor comprensión de la operativa de la organización. Usando la jerga que empleaba Adrián De la Joya y que tanto celebraba el comisario, ¿seleccionaban los "golpes" a ejecutar en virtud del tipo de información que podían conseguir porque dicha documentación les habilitaba para dar un "golpe" mucho mayor?
Y, volviendo al teléfono de Dina Bousselham, además de filtrarse extractos a determinados medios, ¿se vendió contenido de la tarjeta a terceros? ¿A quiénes y a qué precio? Habrá que esperar que la instrucción de la Audiencia Nacional despeje la ecuación.
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