villamartín (Cádiz)
Actualizado:"Aquí hay deditos". La tierra del cementerio de Villamartín (Cádiz) sigue entregando víctimas del franquismo. El trabajo arqueológico ya rompe las previsiones iniciales con más de 20 cuerpos localizados. Y entre las familias de estos asesinados la inquietud crece, porque el presupuesto mengua y temen que la excavación expire y queden fosas por buscar.
Diputación de Cádiz recoge el reclamo: seguirá "financiando todas las fases necesarias", asegura en declaraciones a Público la responsable de Memoria en la institución provincial, Lucía Trujillo. El propio equipo técnico apunta que la intención es exhumar todos los restos óseos humanos. Pero no hay presupuesto suficiente para sondear otras zonas del camposanto.
"Si esto se para les vamos a enterrar por tercera vez", avisan los descendientes
"Si esto se para les vamos a enterrar por tercera vez", avisan los descendientes, a pie de fosa. La primera, cuando fueron asesinadas por los golpistas. La segunda, tras el hallazgo de las tumbas colectivas –casi 86 años más tarde– con sondeos que arrojaron resultados positivos en un proyecto que solo permitía localizar las inhumaciones.
La represión fascista en Villamartín deja más de un centenar largo de ejecutados. Un pueblo sin guerra que suma estas víctimas a las miles que acoge el suelo gaditano. Y una provincia que, junto a la parte occidental de Andalucía, acumula más desaparecidos forzados que el terrorismo de Estado de las dictaduras de Argentina y Chile juntas.
Más huesos
"Aquí hay deditos". La frase es de la antropóloga María José Orozco. Acaba de descubrir más huesos. Destila en tres palabras el pacto implícito entre la ciencia y las víctimas: rigor y humanidad. Y firmeza, honestidad. Distancia para leer el contexto de violencia extrema y manos extendidas para acariciar la tierra. Compromiso firme para desenterrar graves violaciones de los Derechos Humanos sepultadas durante décadas.
Las fuentes, y testimonios, señalan "una gran fosa a la que tenían que bajar por escalera" pero el terreno desvela "un gran espacio donde se entierran varias sacas de represaliados", según el director arqueológico, Jesús Román. "Por ahora tenemos 23 o 24 personas localizadas en tres fosas", continúa. Algunos esqueletos ya están fuera de la tierra.
El contexto ofrece "cuerpos amontonados, alguno bocabajo, con claros indicios de muerte violenta, proyectiles… y queda un espacio hasta completar 110 metros cuadrados estimados, pero el tamaño real no lo sabemos", prosigue Román. ¿Cuántas fosas más hay en el cementerio? ¿Cuántas víctimas?
"Vamos con una subvención pequeña, es como se actúa en la mayoría de los sitios", aclara. Un problema repetido en no pocas intervenciones. "Ojalá esté toda la financiación para todo el espacio, se hará todo lo posible, y lo que está seguro es que vamos a terminar las fosas que tengamos –exhumando todos los cuerpos localizados–, aunque si la financiación acaba no podremos avanzar en nuevos sondeos", certifica el arqueólogo.
La idea era "exhumar 15 cuerpos", aunque la realidad ha superado tales previsiones
Diputación de Cádiz, en el caso villamartinense, cubre los gastos de la excavación. La idea era "exhumar 15 cuerpos" localizados en los sondeos iniciales, aunque la realidad ha superado tales previsiones. Y la institución gaditana "seguirá financiando todas las fases que sean necesarias hasta completar todos los trabajos que se tengan que llevar a cabo en el cementerio de Villamartín", subraya la delegada de Desarrollo Democrático de la institución gaditana, Lucía Trujillo (con competencias en Memoria Histórica y Democrática, Cooperación Internacional y Participación Ciudadana).
"Estos trabajos comienzan gracias a una subvención de la FEMP al Ayuntamiento de Villamartín y ahí se localizan dos fosas con al menos 15 víctimas de la represión", rememora Trujillo. Familiares de las víctimas piden entonces "colaboración" y, "como no puede ser de otra manera, Diputación de Cádiz acepta y está financiando los trabajos que se están llevando a cabo", manifiesta la diputada.
Heredar el dolor
Los descendientes de personas asesinadas por la represión fascista en Villamartín tienen claro que la búsqueda no puede parar. Que la tierra debe quedar abierta hasta mostrar la última fosa. Hasta entregar el último cuerpo. No descartan acudir a donaciones, "lo que haga falta"… pero evitar el peligro de que se les vaya "a enterrar por tercera vez".
Uno de aquellos ejecutados a balazos será Manuel Perea Méndez. "Yo he heredado el dolor que él ha padecido", cuenta a este periódico, y, a pie de fosa, su bisnieta Virginia Perea. "Es una causa que tengo pendiente desde muy chiquitita, porque mi abuelo siempre nos ha enseñado su historia, nos lo ha contado", dice.
A Manuel los golpistas lo secuestran, "lo montan en el camión", y lo encaminan a la muerte. A uno de sus hijos, Pedro, con 15 años, también lo suben. Aunque al final dejan al crío amarrado a un árbol durante horas. No lo matan. María, la madre, asiste a la escena. Un paraje del terror que marca, por siempre, a la familia. A todas.
El contexto histórico local está enmarcado entre "las primeras poblaciones que caen en la sierra de Cádiz", indica Jesús Román. "Muertos de derechas solo se atribuye un caso y el resto hay listados de más de 100 víctimas que provoca la represión", amplía. "Es solo una parte", añade, aludiendo además a los ecos en poblaciones cercanas como Arcos de la Frontera y Bornos o al que se conocía como "camión de la carne" que hacía "un recorrido tétrico en el que va recibiendo los cadáveres y los va depositando en un cementerio u otro según el recorrido".
Pasajes del genocidio fundacional del franquismo que recoge el libro República, guerra civil y represión en Villamartín 1931-1946, de Fernando Romero. "El objetivo es cerrar heridas, hacer justicia y reparar, al menos en la provincia de Cádiz", en palabras de la diputada Lucía Trujillo. Un "compromiso firme" que suma este ejercicio "más de 90.000 euros de fondos propios en 12 municipios de la provincia".
Con el objetivo, puntualiza, "de dar respuesta a todas las personas que durante muchos años llevan buscando a sus familiares". "Tenemos la esperanza de encontrar, porque no había justificación ninguna para matarlos", afirma Virginia Perea. "No es una guerra, son asesinatos que quedaron impunes y eso no puede quedar así, hay que hacer justicia", culmina.
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