madrid
La denominada derogación de la reforma laboral no ha quedado resuelta con el acuerdo alcanzado en el seno del Gobierno (entre el PSOE y Unidas Podemos) para delimitar su alcance. Este miércoles se celebró la segunda reunión de la mesa de diálogo que aborda la modernización del mercado laboral tras el acuerdo alcanzado entre 'los de Pedro Sánchez' y 'los de Yolanda Díaz', y ya se han constatado las primeras tensiones y las primeras advertencias por parte de algunos agentes sociales sobre que estas negociaciones podrían encallar.
Antes incluso de que los socialistas y el espacio confederal cerraran un acuerdo sobre los contenidos de la reforma, se produjo otro pacto para "repartir" la presencia del Gobierno en las negociaciones. Hasta este momento (la mesa de diálogo llevaba siete meses trabajando en la reforma laboral) solo estaba presente el Ministerio de Trabajo, a través del secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, que departía directamente con los interlocutores de CCOO, UGT, CEOE y Cepyme.
Tras el conflicto en el Gobierno por esta cuestión, se decidió que el Ministerio de Economía, liderado por Nadia Calviño, y el de Seguridad Social, dirigido por José Luis Escrivá, tuvieran también presencia en esta mesa a través de dos directores generales. Además, los martes, antes de la mesa que tiene lugar todos los miércoles, Trabajo, Economía y Seguridad Social se reunirían para preparar los encuentros con los agentes sociales y formalizar propuestas.
En la última reunión, el Ejecutivo ha llevado una nueva propuesta para convertir los ERTE en una fórmula permanente. En cuanto al fondo de este nuevo mecanismo planteado por el Gobierno (el primero que contiene las aportaciones de Economía y Seguridad Social), la fórmula no gusta ni a sindicatos ni a patronales.
A grandes rasgos, los representantes de los trabajadores lamentan que este Mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo (así es como se llama) no incluye un compromiso claro para mantener el empleo; y el empresariado considera que las medidas que contiene están llenas de "intervencionismo" y perjudican económicamente a los negocios. Ambos agentes sociales creen, además, que el texto es "muy complicado" y "farragoso".
Pero más allá de los detalles técnicos, que se continuarán negociando en las próximas reuniones, las formas y el contexto de esta última propuesta han tensado sobremanera la mesa de diálogo; tanto, que desde los sindicatos se advierte de que se ha puesto "en peligro un acuerdo".
"Ser más ágiles"
Las organizaciones sindicales critican que, a menos de dos meses para que concluyan las negociaciones (el Gobierno se comprometió con la Unión Europea a tener las reformas listas en 2021), el Ejecutivo se haya 'sacado de la manga' una nueva propuesta sobre los ERTE permanentes, dando un vuelco importante a la estructura que se ha venido negociando en los últimos meses (una propuesta del Ministerio de Trabajo denominada MSE, Mecanismo de Sostenibilidad en el Empleo).
"Llevamos 30 reuniones, casi 8 meses de negociación, en los que esta cuestión no ha estado encima de la mesa, al menos en términos similares a los ahora planteados. No nos ha quedado claro cuál es el objetivo de esta propuesta en la que se introducen materias que no tienen nada que ver con el objeto de esta negociación", aseguran desde CCOO.
Además, el hecho de que el texto del Gobierno sea, a juicio de los agentes sociales, complejo, y de que aborde materias como la reestructuración de sectores enteros o la reubicación de trabajadores entre empresas, provoca, a juicio de las organizaciones sindicales, que se necesite "un proceso de negociación más dilatado en el tiempo, poco compatible con la urgencia de las materias que tenemos que resolver en el corto plazo".
En esta línea, desde UGT avanzan que "le hemos pedido al Gobierno que reconsidere su propuesta, que en este caso solo ha servido para ralentizar este proceso en el que deberíamos ser más agiles para llegar a un acuerdo en el que se respeten los compromisos adquiridos por el Gobierno con la ciudadanía" y con "las autoridades europeas".
"La permanente filtración de documentos ayuda poco a la buena marcha de esta negociación"
Pero no es solo el denominado mecanismo RED lo que provoca malestar en el diálogo social, sino también la falta de discreción. Antes de la reunión del miércoles se filtró el borrador que contenía la nueva propuesta del Gobierno, por lo que se hizo pública incluso antes de llegar de manera formal a la mesa de diálogo. Además, antes de que terminara la reunión ya se conocía el resultado de la misma y que los agentes sociales se habían opuesto al nuevo mecanismo planteado por el Ejecutivo. Estos dos hechos han provocado malestar entre algunos de los actores de la mesa.
"La permanente filtración de documentos, además del propio resultado de las mesas de negociación cuando estas no han concluido, ayuda poco a la buena marcha de esa negociación", advierten las organizaciones sindicales.
Hasta ahora, según fuentes sindicales, los documentos concretos siempre habían llegado antes a la mesa de diálogo social que a los medios de comunicación lo que, a su vez, permitía otra forma de afrontar las reuniones.
Lo que parece claro es que las incorporaciones de los nuevos ministerios a la negociación de la mesa de diálogo para la reforma laboral está cambiando la metodología de negociación, en el fondo y en la forma, lo que no hace más que poner piedras en el camino, cuando el tiempo apremia.
A menos de dos meses de que concluya el plazo para aprobar la reforma laboral (en este espacio de tiempo estarían previstas unas seis reuniones "ordinarias" más), la mesa de diálogo parece más tensa que nunca, y desde las organizaciones sindicales ya se advierte de que los acuerdos podrían encallar si no se agilizan las negociaciones y se centran en las materias pactadas con Europa: estabilidad en el empleo, limitar la temporalidad y la precariedad; reequilibrar la negociación colectiva y articular mecanismos de flexibilidad interna como alternativa al despido.
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