Existir y desarrollarse en los municipios, echar raíces, es construir partido. Esta es una idea que en Podemos han interiorizado hasta convertirla en uno de los objetivos prioritarios de la formación bajo el liderazgo de la actual secretaria general, Ione Belarra; pero esta cuestión estratégica no siempre se tuvo de manera tan clara en la organización, y su historia en las elecciones municipales es buena prueba de ello.

La primera vez que Podemos tuvo la oportunidad de presentarse a unas elecciones a nivel local fue en mayo de 2015; un año antes, en mayo de 2014, el partido logró irrumpir en las instituciones tras cosechar un sorprendente resultado de cinco escaños en las elecciones europeas.

En ese tiempo, la organización pudo volcarse en desarrollar una implantación territorial que permitiera sentar las bases de un partido político clásico, desde la óptica de que la estructura de una organización, sus bases, parte del nivel territorial más bajo, profundo (y por ello, más cercano a la ciudadanía) y se van ampliando hacia los niveles territoriales que culminan en el plano estatal.

Sin embargo, el objetivo estratégico era otro: aprovechar el tirón de Podemos como movimiento disruptivo muy ligado a la creciente figura mediática de Pablo Iglesias y apostarlo todo a las elecciones generales, las que en aquel momento se veían con una mayor garantía de éxito para el futuro del recién creado partido.

La historia de ese y de los siguientes años es de sobra conocida, como el casi sorpasso al PSOE. Más allá de los aciertos y errores ligados a esa estrategia, ocho años después el rumbo ha cambiado y en Podemos hace tiempo que han asumido que su supervivencia y su crecimiento pasan, necesariamente, por una fuerte implantación territorial.

Cambio de estrategia y vuelco hacia los territorios

En 2015 Podemos no concurrió en ninguna ciudad, pero sí que optó por apoyar las candidaturas que posteriormente dieron lugar a las alcaldías del cambio en ciudades tan importantes como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Cádiz, entre otras capitales de provincias con las que logró hacerse la izquierda transformadora. 

El cambio de estrategia para pasar de una "máquina de guerra electoral" a un partido con raíces territoriales se produjo hace varios años, y en 2019 Podemos ya concurrió a muchos municipios en los que dio la batalla electoral (en varias ciudades principales en candidaturas de unidad con otros espacios políticos).

Pero es la actual secretaria general, Ione Belarra, la que encarna este nuevo rumbo; el programa con el que se presentó a las primarias del partido se denominó, de hecho, "crecer", y basaba una parte muy importante de sus objetivos en enraizar la organización en los territorios, en fortalecer lo construido mientras Yolanda Díaz ensanchaba el espacio y reconstruía puentes con otras formaciones (esa era la idea en el verano de 2021).

En ocho años, Podemos ha pasado de no presentar ninguna candidatura a nivel local a presentarse en alrededor de 1.500 municipios. Además, en 1.300 de estas localidades la formación morada concurre en candidaturas de unidad con Izquierda Unida (sobre todo) y otras formaciones de la izquierda transformadora, lo que representa el mayor número de alianzas que se han logrado en este espacio nunca.

"Crecer", el programa de Ione Belarra

Tras su llegada a la Secretaría General, Belarra designó a Lilith Verstrynge como secretaria de Organización y le encargó la tarea de reforzar las bases territoriales del partido. De esta premisa nació una ruta que durante el pasado año emprendieron los miembros de la dirección por numerosas localidades para estrechar lazos con direcciones autonómicas y municipales y pulsar la fuerza de los círculos y de la militancia en estos lugares.

"Desde el cambio de dirección le dimos especial importancia al nivel municipal, ya que consideramos que era imprescindible nuestra presencia en la primera instancia política a la que acuden las vecinas y los vecinos. El nivel local es el lugar en el que se materializan las políticas públicas que afectan directamente a las personas y entendimos que cualquier cambio en nuestro país a nivel estatal no sería tal si no se traducía en el nivel local", explican fuentes de Podemos.

"Por eso", añaden estas mismas fuentes, "en los últimos dos años nos hemos centrado en arraigar y reforzar la organización a nivel local: comenzamos a coordinar el trabajo de nuestros concejales y concejalas elegidos en 2019 a través de grupos de trabajo divididos por habitantes de los municipios; pusimos en marcha el anual encuentro municipalista para formar a los cargos y que pudiesen compartir experiencias de gobierno; creamos una oficina de atención al concejal para asesorarles con cuestiones jurídicas y técnicas; y redactamos un manual de concejal disponible en la web municipal que se inaugurará en pocos días".

A juicio de la formación morada, todo este trabajo que se viene desarrollando ha ayudado a "tener candidaturas en casi todas las capitales de provincia y grandes pueblos del país, donde también hemos apostado por la unidad".