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Actualizado:El viernes de la semana pasada ha sido, hasta el día de hoy, probablemente el mejor día en la campaña de la izquierda transformadora para el 28M. Por la mañana se conocía que Unidas Podemos, ERC y EH Bildu habían logrado acordar con el PSOE el desbloqueo de una ley de vivienda que contendrá la posibilidad de limitar los precios del alquiler, mayores garantías para acabar con los desahucios de familias vulnerables sin alternativa habitacional, o el alivio de la carga que suponen algunos de los gastos imputables a día de hoy a los arrendatarios, entre otras medidas.
Esta noticia se recibió con gran entusiasmo por parte de estos sectores, no solo porque supone el impulso de una de las leyes estrella de Unidas Podemos en el acuerdo de coalición con el PSOE, sino porque la posibilidad de llevar en los programas electorales a las alcaldías y los gobiernos autonómicos políticas para bajar los alquileres es considerada por la izquierda como una ventaja electoral en un país que sufre una grave crisis habitacional. En un contexto, además, en el que la izquierda no está acostumbrada a tener siempre este tipo de ventajas en las distintas batallas culturales que libra con la derecha (que ya ha mostrado su actitud más beligerante con la ley de vivienda y la posibilidad de regular los alquileres).
A las 00.00 horas de ese viernes (casi sábado) se cerraba el plazo legal para el registro de coaliciones electorales a municipales y autonómicas. Podemos e Izquierda Unida lograban dibujar el mapa de alianzas más amplio de su historia con pactos en 10 de las 12 comunidades que pondrán urnas y con acuerdos de unidad en unos 1.300 municipios; y todo ello en el contexto de mayor tensión que se recuerda entre ambas formaciones. Las buenas noticias, como de costumbre, duraron poco, y el viernes dio paso a un fin de semana que ha desdibujado por completo la campaña electoral de una izquierda que no tiene buenos augurios de cara al 28M.
Podemos y Sumar devolvieron al foco político y mediático sus diferencias y exhibieron de nuevo ese clima que se ha ido enrareciendo en los últimos meses entre ambos actores en las negociaciones para conformar una candidatura de unidad para las elecciones generales. Los de Ione Belarra, a través de su Fiesta de la Primavera, un encuentro con su militancia que pretendió demostrar la vitalidad y la resiliencia de un partido acostumbrado a leer sus esquelas en la plaza del pueblo.
El componente identitario quizá no es el mejor ingrediente en el proceso alquímico de la unidad, y de ese cónclave salió reforzada la apuesta de los de Belarra por confluir con Sumar y con Yolanda Díaz, pero, eso sí, después de subrayar las diferencias entre ambos actores y de poner encima de la mesa que el rol de Podemos es el de "motor de las transformaciones": "Este ciclo electoral va de la posibilidad de seguir transformando este país; para eso hace falta que no gobierne la derecha, pero también que Podemos tenga fuerza", explicó Irene Montero ante la militancia de su partido.
Del "a torta limpia" a la "ensalada de hostias"
Sumar, de momento, no tiene celebraciones ni eventos relacionados con el cambio de estación, pero sí disponía de una entrevista (grabada el miércoles y emitida el domingo) en el programa Lo de Évole, en la que la vicepresidenta segunda habló sin tapujos sobre sus diferencias con la formación morada y denunció, en clara referencia a los de Belarra, que "si pides la unidad a torta limpia, deprimes a tu electorado y luego da igual que te des la mano".
Díaz habló de Pablo Iglesias (y su designación a dedo por el que fuera vicepresidente del Gobierno), de la ausencia de Podemos en el acto de Magariños (en el que anunció su candidatura a las generales) y de otras muchas cosas. Ni en la Fiesta de la Primavera (en la que siete candidatos autonómicos de Unidas Podemos compartieron escenario con Belarra y Montero) ni en la entrevista de la vicepresidenta segunda el foco principal estuvo en el 28M o en la campaña electoral de la izquierda transformadora.
La resaca del lunes tampoco abrió paso a esta cuestión. La secretaria general de la formación morada y sus portavoces fueron comedidos respecto a su opinión sobre la entrevista de Díaz y aseguraron que mantenían su compromiso con la unidad. Eso sí, advirtieron de que "la unidad no se dice, se hace", y de que los únicos que tienen una "hoja de servicios" en este sentido son ellos, que en la etapa de Iglesias al frente aglutinaron en un mismo espacio a todo el espectro político desde los verdes hasta el Partido Comunista de España.
Un poco más allá fue la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, que imputó a esta entrevista y a la vicepresidenta el refuerzo de "la idea de que Podemos y Sumar no vayamos juntos a las elecciones", lo que genera, dijo, "mucha tristeza en mucha gente". Iglesias, por su parte, recogió el guante del "a torta limpia" que Díaz esgrimió el domingo y calificó las declaraciones de la ministra de Trabajo como "una ensalada de hostias" que, ante todo, era, a su juicio, innecesaria y no aportaba nada positivo a la izquierda transformadora de cara al 28M.
Los reproches cruzados de este fin de semana han relegado por completo el foco de una izquierda que ya debería estar en campaña, y que el viernes dio claros síntomas de querer pasar a la ofensiva con el impulso de la ley de vivienda (y la oportunidad de ventaja programática frente a la derecha que brinda) y el blindaje de la unidad autonómica y municipal frente al ruido que emiten los engranajes de un espacio en transformación.
El papel de Díaz en la campaña del 28M
En lo que respecta a ambos actores sobre el 28M, está por dirimir cuál va a ser el papel real de Díaz en la campaña electoral. La secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, habría remitido una propuesta de calendario al equipo de la vicepresidenta para estudiar dónde, cuándo y de qué manera podría participar para apoyar a los candidatos de Podemos e Izquierda Unida en las próximas semanas, aunque todavía no se ha decidido nada.
Los de Alberto Garzón, por su parte, también le han pedido a Díaz que haga campaña en aquellos lugares donde se juegan revalidar gobiernos municipales, aunque no exista un acuerdo entre IU y Podemos, como es el caso de Rivas en Madrid (la alcaldesa de esta ciudad, Aída Castillejo, expresó esta petición hace unos días, tras conocerse que la formación morada se descolgaba del acuerdo de IU, Más Madrid y Equo en este lugar). Así lo avanzó también este mismo lunes la portavoz y eurodiputada del partido, Sira Rego.
De momento, lo de este fin de semana es solo un desvío del camino que lleva hacia el 28M. Depende de todos los actores el volver a la senda establecida y volcarse en unas elecciones para las que queda poco más de un mes.
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