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La división del independentismo irrumpe en el quinto aniversario del 1-O

El más aplaudido, Carles Puigdemont, que rechaza el acuerdo de claridad propuesto por Aragonès e insta a que la única mesa de diálogo sea entre los "hermanos" independentistas, hablando de partidos y entidades. Pitos a ERC y cualquier referencia al entendimiento entre independentistas, y gritos de "Govern dimisión" para culminar una semana convulsa.

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Vista del acto conmemorativo del 1-O, organizado por la ANC este sábado frente al Palau de la Generalitat en Barcelona. Enric Fontcuberta / EFE

Se cumplen cinco años del referéndum del 1-O en medio de un clima político enrarecido por la crisis en la que está sumida el Govern, que se ha trasladado al acto unitario de las entidades para conmemorar el hito en Barcelona. Una división del independentismo gestada a lo largo de estos años, que ha escalado en los últimos meses y que ha explotado esta última semana dejando al Ejecutivo al borde de la rotura. Hasta el domingo, ERC y Junts están sumidos en una negociación exprés para tratar de desatascar las principales diferencias y continuar con un Govern inmerso en encontronazos desde su inicio, en mayo de 2021.

Esta tensión se ha trasladado al acto unitario para conmemorar el hito en Barcelona, ​​impulsado por el Consell per la República (CxR) y secundado por entidades como la ANC, Òmnium, la Intersindical y la AMI. El paseo Lluís Companys a rebosar, junto al Arc de Triomf, ha mostrado hostilidad hacia los dirigentes de ERC y también hacia cualquier referencia al diálogo y al entendimiento. La organización valoró la asistencia en 60.000 personas, mientras que la Guardia Urbana, en 11.000.​

La expresidenta del Parlament Carme Forcadell, encargada de dar el pistoletazo de salida a los parlamentos, ha sido interrumpida por gritos y silbidos que le han obligado a modificar su discurso: "Veo que muchos de vosotros estáis enfadados, decepcionados. Estáis desilusionados. Y lo comprendo y lo comparto. Después de 2017, cuando lo tuvimos tan cerca, yo también me siento así". Esto ha despertado unos tímidos aplausos.

"Necesitamos una estrategia común. Dejémonos de pelear. Olvidémonos de los reproches y trabajemos conjuntamente", ha añadido. Esto no ha gustado a los manifestantes, que le han dedicado insultos como "traidora".

En un clima similar al que se vivió en la Diada, pero aún más tenso después de una semana en la que la tensión entre socios de Govern ha escalado al máximo desde el inicio de la legislatura, se han visto carteles contra TV3 y se ha gritado "Govern dimisión" y "Aragonès dimisión". "Fora botiflers, foc nou" o "Botifler, jo no et votaré" han sido algunos de los carteles visibles.

Puigdemont, en contra de un nuevo referéndum

El discurso más aclamado ha sido, con diferencia, el del expresident Carles Puigdemont, que junto al de la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, ha sido el único que no ha sido abucheado en ningún momento. Puigdemont se ha manifestado en contra de la propuesta del president Pere Aragonès de un acuerdo de claridad para celebrar un nuevo referéndum: "El referéndum ya lo hicimos. Es válido y no hace falta volverlo a hacer. Votar, ya hemos votado ", afirmó.

El expresident ha criticado a aquellos que, ha dicho, tanto desde Madrid como desde Catalunya "dicen que lo dejemos ir" y también ha advertido contra "infantilizar el movimiento". Puigdemont ha reivindicado el papel del Consell per la República, que preside, y también ha afirmado que la mesa de diálogo que debe existir es entre "los hermanos de ERC, CUP, Junts, Òmnium y la ANC". "La mesa donde debemos estar enganchados es ésta y el acto de hoy reúne esta voluntad", ha afirmado, en relación con la unidad del encuentro. Puigdemont también hizo referencia a la necesidad de "presionar y recoser", la única invitación a la reconciliación entre actores políticos que no ha provocado silbidos ni gritos.

Puigdemont: "El referéndum ya lo hicimos. Es válido y no hace falta volver a hacerlo"

La movilización ciudadana ha sido lo más destacado y celebrado por los congregados y personalidades que han participado en el acto. La propia Forcadell se ha reconocido "contenta" porque pese a la decepción y desilusión, "veo que no estáis desmovilizados". Sin embargo, salvo la que hizo Puigdemont, cualquier referencia al diálogo y al entendimiento entre partidos fue silbada por el público, unido bajo el grito "Puigdemont, el nostre president".

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, también ha sido aclamada por los manifestantes, especialmente en su crítica al Govern y a los partidos: "Salimos a la calle el 11 de septiembre y hemos hecho mover unos partidos que estaban sumidos en el inmovilismo", ha dicho. La Diada fue un punto de inflexión en la tensión entre socios de gobierno, que ha acabado estallando esta semana.

En la manifestación del 11-S, Feliu reclamó elecciones si no se avanza en la independencia y anunció que plantearían una lista cívica alternativa a los partidos. Este sábado, ha anunciado que organizarán una conferencia por la independencia para preparar el movimiento tanto si "la legislatura es larga como corta". En ese momento los congregados han gritado "corta, corta" y también "Govern dimisión".

El presidente de Òmnium, Xavier Antich, también hizo referencia al clima político actual y recordó que el 1-O fue posible por la "gran confluencia" de instituciones, partidos y ciudadanía. Reivindicó que "nadie puede apropiarse del 1-O" y también destacó que en 2017 "ya había discrepancias" pero se superaron porque había un objetivo común. "Aquí no sobra nadie", remachó. También criticó "las batallas partidistas, las disputas estériles" pero cuando menció caminar hacia una "dinámica constructiva" volvieron los silbidos y los gritos, que continuaron hasta que finalizó su discurso.

Antich alertó contra "perder la fuerza colectiva" y reclamó "un nuevo marco para abrir un nuevo ciclo de país". En algún punto del discurso también se escucharon gritos de "Ya somos suficientes", en referencia a la estrategia de "ampliar la base" defendida por ERC.

En el acto han intervenido también la presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona, ​​Mònica Roca, el secretario general de la Intersindical, Sergi Perelló, el alcalde de Sabadell, Maties Serracant (CUP) y el presidente de la AMI y alcalde de la Ametlla de Mar, Jordi Gaseni.

ERC, CUP y Junts, también en el acto

Los tres partidos independentistas enviaron delegaciones al acto, aunque la de Junts fue, con diferencia, la más aplaudida. La presidenta del partido, Laura Borràs, fue recibida con aplausos y gritos de "presidenta" por los manifestantes, así como otros políticos del partido, como el propio secretario general, Jordi Turull, y los consellers Josep Maria Argimon, Violant Cervera, Lourdes Ciuró y Jaume Giró. También asistió el ya exvicepresident del Govern, Jordi Puigneró, cesado esta semana por el presidente Pere Aragonès por haberle perdido la confianza.​

Por parte de ERC Aragonès no asistió, aunque sí lo hicieron los consellers Tània Verge y Josep Gonzàlez-Cambray, así como la portavoz, Marta Vilalta, y Meritxell Serret. Por parte de la CUP, los diputados Eulàlia Reguant y Carles Riera.

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