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Elecciones autonómicas y municipales 2023

Collboni: "Ganaremos porque en Barcelona hay ganas de cambio"

'Público' entrevista a Jaume Collboni, alcaldable del PSC por Barcelona, que las encuestas sitúan como principal adversario de Ada Colau por la alcaldía y con quien confronta modelo de ciudad a pesar de haber compartido Gobierno durante años.

Collboni se sent molt còmode amb la marca del seu partit, amb un PSC en clara progressió a l'alça.
Jaume Collboni. Joanna Chichelnitzky

Jaume Collboni (Barcelona, 1969) forma parte de los políticos socialistas forjados en el sindicalismo de la UGT pero su imagen personal dista mucho del arquetipo del sindicalista. Refinado en las formas y elegante en el vestir transmite un tono de modernidad. Pese a haber sido diputado en el Parlament ha consagrado su carrera política a Barcelona y al municipalismo y personifica la travesía en el desierto del PSC en la capital catalana.

Collboni ha asumido los momentos más bajos de los socialistas en una ciudad que lideraron desde la recuperación democrática hasta que Jordi Hereu perdió la alcaldía en el 2011. Collboni cogió el relevo ganando unas disputadas primarias en el 2014 y ha perdido en las dos ocasiones que se ha presentado. Éste es el tercer intento y definitivo, y él mismo reconoce que va a por todas.

Pero el viento le sopla a favor, con un PSC al alza y con un movimiento estratégico como fue su salida personal del Gobierno municipal que los socialistas comparten con los comuns y que al parecer le está dando buenos resultados. Una decisión arriesgada pero que el alcaldable socialista ha sabido rentabilizar desmarcándose de forma contundente de las políticas de Ada Colau, de la que hace sólo cuatro meses era su primer teniente de alcaldía.

Hace bandera de progresismo pero evitando la confrontación con los poderes fácticos de Barcelona y abanderando las políticas de crecimiento con propuestas polémicas como la ampliación del aeropuerto. Una combinación que le ha situado en el primer lugar de las encuestas, o a pocas décimas de la primera plaza, convirtiéndose en el candidato que, como ganador o mediante pactos, acumula más opciones de obtener la alcaldía.-En la mayoría de las encuestas el PSC va a la cabeza o cerca del primer puesto.

¿Cree que en caso de quedar primero tiene la alcaldía asegurada o le preocupan los pactos alternativos?

Estoy convencido de que ganaremos las elecciones y de que seré el nuevo alcalde socialista de Barcelona después de 12 años. Efectivamente, vamos encabezando las encuestas, algo que sobre todo Trias y Colau no esperaban y empezaron la campaña intentando polarizar de una forma muy artificiosa. En el fondo, ambos representan el pasado. Creo que ganaremos porque hay ganas de cambio en la ciudad de Barcelona y el PSC es la opción de la gente que quiere cambio desde la izquierda. En Catalunya, y en Barcelona, somos el principal partido de la izquierda y la alternativa desde la izquierda a la señora Colau. Estoy convencido de que si ganamos las elecciones no habrá contraindicaciones. De hecho, nosotros estamos en una fase en la que no sólo queremos ganar sino que queremos hacerlo con mayor claridad.

¿Qué objetivos se ha fijado en el resultado?

Tener la libertad de poder hacer un Gobierno y nuestras políticas progresistas sin dependencias.

¿Qué resultado lo permitiría esto?

No pongo cifras.

Pero ahora las encuestas dan unas cifras muy ajustadas...

Nosotros siempre hemos entrado en campaña en las elecciones en Barcelona con menos previsión de lo que acabábamos sacando. En las anteriores empezamos la campaña con 6 en las encuestas. Y al final nos quedamos a 100 votos del noveno concejal. Ahora las encuestas nos dan 11 o 12. Hay mucha gente indecisa y mucha gente progresista que querrá hacer voto útil por el cambio y esto acabará reforzando al PSC. Soy muy optimista, sin estar confiado. La prueba es cómo está evolucionando la campaña y cómo los ataques a derecha e izquierda vienen contra mi candidatura.

Habla usted como si la etapa de Trias y Colau fuera un simple paréntesis de una Barcelona del PSC. ¿Lo ve así?

Bien, lo dicen nuestros contrincantes. Siempre hablan de la mejor Barcelona o de la de Barcelona que se proyectaba en el mundo. Éste era el modelo socialista de Barcelona. Mi visión de la ciudad es una que tiene ambición global y proyección internacional, pero que sobre todo tiene escala humana y pone a las personas y los barrios en el centro sus políticas. Y en que combinamos la voluntad de ordenar la ciudad, es decir, gestionarla bien y tener barrios seguros y limpios; con la justicia social, que supone tener oportunidades, que significa tener un trabajo y tener techo en la ciudad. Y muy importante también el orgullo, que seguramente es lo intangible más difícil en estos momentos. Ver cómo todo esto al final suponía que los barceloneses estuvieran orgullosos de ser de Barcelona.

¿Usted no está orgulloso ahora de Barcelona?

Yo sí.

¿Y entonces?

Pero es que yo lo que quiero es que lo esté todo el mundo. Y me gustaría trasladar mi optimismo sobre la ciudad. Porque estamos en una ciudad que lo tiene todo para que le vaya bien. Y por eso me gustaría que el tono de la ciudad fuera otro, y eso debe propiciarlo también el alcalde. Y es cierto que en el imaginario colectivo de la gente está la idea de que la etapa socialista o el liderazgo socialista fue la mejor etapa de Barcelona. Por eso nuestra campaña va de recuperar la mejor Barcelona, porque es lo que hace conectar a mucha gente.

Si era tan buena, ¿por qué perdieron apoyos hasta perder la alcaldía en el 2011?

Creo que existe una mezcla entre decepción y el hecho de haberlo probado. Hay gente que ha probado otras opciones y ahora han visto lo que dan de sí. Y esto se ha ido traduciendo con gente decepcionada, sobre todo con la señora Colau y también con la izquierda del independentismo, que ahora está mirando hacia el PSC.

¿Qué tomaría de aquella Barcelona de los alcaldes socialistas, que hay que recuperar?

Muy importante tener una visión de la ciudad que sea inclusiva.

¿No es inclusiva ahora?

Creo que esto se ha perdido en estos años que han estado Trias y Colau al frente de la ciudad. Inclusión significa que tengas la capacidad de explicar y trasladar tu visión de la ciudad y que esto forme parte del patrimonio de todos. Independientemente de lo que vote cada uno. Y que todo el mundo se sienta interpelado y comprometido de algún modo. Es decir, no gobernar contra nadie.

¿Se gobierna a la contra en Barcelona?

Es el estilo de política que hemos vivido no sólo aquí, en Catalunya y en España, sino en medio mundo. Basado en polarizar la política constantemente y enviar mensajes sobre la base de conflictivizar. Hay sectores que permanentemente se sienten atacados o excluidos de las políticas que hace la alcaldesa. Inclusivo es ser el alcalde de todos y los alcaldes socialistas eran alcaldes de todos. Podías estar de acuerdo o no, votarlo o no, pero la gente sabía que intentaría gobernar para todos y que todo lo que se hacía en la ciudad desde una óptica progresista era a fin de bien. Esto se ha roto. La prueba es el rechazo que tiene la candidatura de la señora Colau como figura pública. Esto pasa por el intento de gobernar para los tuyos y estar permanentemente conflictivizando con los que no son tus votantes.

Usted que lo ha conocido por dentro porque ha sido su primer teniente de alcaldía, ¿cómo definiría la alcaldía de Ada Colau?

La alcaldía de Ada Colau y este Gobierno municipal nacieron para evitar a un alcalde independentista. Digámoslo claro. Y se hizo un acuerdo con el señor Valls, algo que la señora Colau intenta ignorar permanentemente.

Colau lo niega...

Esto es así, es un hecho. Cuando [Colau] habla y pontifica de los frentes de izquierdas, pues bueno, el candidato que ganó aquellas elecciones se llama Ernest Maragall. Que teóricamente es también de un partido de izquierdas. Y ella no dudó en pactar con el señor Valls para tener la alcaldía.

¿Yo le preguntaba por cómo ha visto el mandato al lado de Colau?

Este mandato ha estado marcado por la pandemia. Nosotros arrancamos este mandato municipal con dos objetivos, lucha contra las desigualdades y lucha contra el cambio climático. Irrumpió la pandemia y tuvimos que rehacerlo y cambiarlo todo. Yo estoy muy orgulloso de estos años en el Gobierno municipal. Cambiamos las prioridades y nos dedicamos a salvar vidas y puestos de trabajo. Y lo hicimos con un alto grado de consenso dentro del ayuntamiento, con el apoyo de Esquerra, de Junts e incluso con el apoyo del señor Valls. Con las abstenciones, algunas veces, incluso del PP. Esto la política local lo tiene. Al final lo que hace falta es resolver problemas muy concretos y el debate político estricto pierde algo de sentido.

¿Entonces qué ocurre para que ahora haya tanta tensión entre los socios del Gobierno municipal?

Las discrepancias y las diferencias comienzan cuando salimos de la pandemia. Se rebaja la presión y la ciudad sale muy fuerte, especialmente económicamente. La prueba es que somos la ciudad de España con menos paro. Pero los comuns y la señora Colau deciden sacar su programa de máximos en algunos aspectos provocando tensiones dentro de la coalición y, sobre todo, tensiones y conflictividad en la ciudad.

Póngame algún ejemplo.

En el ámbito de la reducción de las emisiones o la lucha contra las desigualdades. Nosotros somos un partido que estamos a favor del crecimiento económico porque entendemos que es la mejor forma de luchar contra la pobreza y las desigualdades. Y porque con el crecimiento económico se generan los ingresos fiscales que permiten pagar las escuelas y el transporte público. Y, por tanto, creemos que debemos ser una ciudad facilitadora de la actividad, que no estigmatice el sector privado y que de forma concertada -ya sea con la negociación colectiva en las empresas, o bien con colaboración público-privada- se ponga el motor del crecimiento al servicio del bienestar y de la redistribución. Aquí tenemos una discrepancia de fondo muy importante. Los comuns, sin decirlo, son partidarios del decrecimiento y cada vez que hemos hecho una política que intentaba producir crecimiento ellos se resistían o se han opuesto abiertamente.

Pero los comuns les acusan de defender políticas de crecimiento que van contra la lucha para evitar el cambio climático. ¿No están de acuerdo en esto?

Ha habido también una discrepancia en cómo realizar esta lucha contra el cambio climático y cómo conseguir que Barcelona en el 2030 sea neutra climáticamente. Porque nosotros somos partidarios de una transición ecológica con corazón rojo.

¿Eso qué quiere decir?

Que hay que convencer a todo el mundo -y afortunadamente los negacionistas, de momento son muy pocos- de que debemos tomar medidas, debemos cambiar nuestra forma de movernos, de vivir, de trabajar, de consumir... Pero hay que hacerlo de forma pedagógica, paso a paso y que nadie viva las medidas como una agresión.

¿Se refiere a las clases populares?

Sobre todo a las clases populares. Nosotros hemos hecho propuestas de cómo ganar verde sin violentar el urbanismo de la ciudad. 30 interiores de manzanas, 100 hectáreas de verde, cubrimiento de la Ronda de Dalt para ganar 100.000 metros cuadrados... Ayudas para el cambio de coche a los híbridos enchufables, progresividad en las medidas... Y tener muy en cuenta también a los sectores económicos que viven de la movilidad como son los transportistas. Lo que no se puede hacer es hacerlo a golpe de decretazo.

¿Se refiere a las 'superilles'? ¿No está de acuerdo?

En el penúltimo plenario se le dijo a la señora Colau, por parte de todos los grupos, que este planteamiento que hace de las superilles [zonas peatonales ganadas al coche] no es viable y carece del consenso de la ciudad. Y a ellos les da igual. Quiero remarcar que lo que se aprobó en el comité de la Comisión de Gobierno no fue la superilla del Eixample de la que hablan. Sino de la pacificación de dos calles, la calle Girona y Consell de Cent. La superilla de la que hablan ellos representa 22 veces el Consell de Cent. Esto no se ha aprobado en ninguna parte. Y esto no va a suceder. Porque es inviable económicamente, ya que cuesta una fortuna que hipotecaría las inversiones que debemos hacer en los barrios, y porque colapsaría todo el sistema de movilidad de la ciudad.

¿Eso significa que si usted es alcalde no se hará?

En esos términos no. Existe una alternativa mucho más realista, mucho más progresiva y mucho más coherente con la estructura urbanística de la ciudad. Yo no digo que no se pacifiquen calles, como se ha hecho en los últimos 40 años. Con la señora Colau parece que antes de ella no existiera la izquierda o que no hubieran gobernado las izquierdas en Barcelona. Y cuando hace enmiendas a la totalidad a aquella época, por ejemplo en la política de vivienda, quien tuvo muchos años la responsabilidad en el Gobierno municipal era el partido que está más cercana de ella, Iniciativa per Catalunya. Por tanto, le pediría algo de humildad y de respeto al trabajo realizado en la ciudad. Porque sí se puede... pero se puede hacer mejor. Los socialistas hemos demostrado que sí se puede y que se puede hacer mejor. Y creo que la gente es lo que quiere y que es el motivo por el que mucha gente que votaban a los comuns ya ha decidido cambiar su voto. Lo vemos en las encuestas. Y muchos de los indecisos que en estos momentos se lo están pensando, porque no quieren votar a la señora Colau y quieren cambio, están mirando hacia el PSC.

Usted ha puesto condiciones para los pactos. ¿Qué cree que es más fácil que Trias acepte no ser desleal con el Estado o que Colau acepte la ampliación del aeropuerto?

Esto tendrá que preguntárselo a ellos. El 28 de mayo elegimos alcalde. Y yo seré un alcalde inequívocamente progresista. Que nadie tenga ninguna duda, porque soy de un partido político llamado PSC, y porque mi trayectoria vital y política es de izquierdas y comprometida con la transformación y con la lucha por la igualdad. Cierto es que el mapa político y el resultado es una incógnita. Y creo que los ciudadanos ya saben que cuando se habla de pactos seguramente es lo primero que muchos incumplen cuando ponen líneas rojas o verdes. La prueba es el pacto de la señora Colau con el señor Valls. Por eso prefiero hablar de contenido programático.

¿Entonces, qué puntos de su programa son esenciales para cualquier pacto? Usted habla de crecimiento, justicia social y lealtad al Estado para pactar...

Sí, en primer lugar, compromiso con el crecimiento económico, no con el decrecimiento. Y aquí no sólo hablo del aeropuerto. Hablo de que en la ciudad de Barcelona tenemos 1,2 millones de metros cuadrados más de planeamiento para hacer oficinas, en el 22@, en la Sagrera, Bon Pastor, Marina, Prat Vermell, Zona Franca. Es una operación a medio plazo de 15 años que nos debe permitir generar hasta 90.000 puestos de trabajo y eso significa inversión y significa crecer. Cómo crecerá también la Fira! Y por eso también encuentro algo contradictorio que la señora Colau, que no sólo lo conoce sino que ha estado en las decisiones de ampliar el crecimiento de la ciudad de Barcelona en términos económicos, después diga que no a una de las vías de entrada que tiene un impacto económico muy relevante, sobre todo en lo que se refiere a la conectividad transcontinental del aeropuerto. Planteas un crecimiento y la vía de entrada no crece. Aquí existe una contradicción.

¿Habla mucho de crecimiento, qué significa crecimiento?

Crecimiento significa confianza en la economía. Significa ser consciente de que necesitamos que la economía vaya bien, que debe tenerlo fácil, que las empresas deben prosperar porque contratan puestos de trabajo, que debe ser una economía diversificada basada en el talento y la tecnología. Defendemos un modelo sostenible, inclusivo, pero con crecimiento. Y la tensión que siempre ha habido durante estos años que hemos compartido Gobierno ha sido ésta, crecer o no crecer y cómo crecer.

¿Y cómo se garantiza la justicia social en Barcelona?

La justicia social se garantiza con el crecimiento, porque genera riqueza y la justicia social significa oportunidades. Oportunidades de encontrar un trabajo de calidad y disponer de vivienda. Trabajo y techo, techo y trabajo. La política, en Catalunya y en Barcelona, debe volver a hablar de las cosas de comer y del día de la gente. Hay un agotamiento sobre proclamas de grandes cambios y grandes promesas tanto por el lado de los que provenían del 15-M como del Procés independentista. Garantizar la justicia social significa también cero privatizaciones y cero recortes de los servicios públicos. Y hay partidos que cuando hablan de rebajas fiscales deberían explicar que van a recortar.

Queda el tema de la lealtad al Estado. ¿Qué significa?

Lealtad al Estado y a las instituciones europeas. Es una forma de dejar claro que mi Gobierno no será ni condescendiente ni convivirá con posiciones independentistas que confronten con el Estado. Pero además, porque yo tengo una aproximación muy pragmática a las relaciones con Europa y España. En base a qué es lo que nos pueden aportar para la ciudad. Como los 300 millones que acaban de anunciarse de los fondos europeos que deben ayudar a hacer algunos de los ejes verdes y que llegan vía el Ministerio de Política Territorial. En Bruselas no tienes que ir a Waterloo, En Bruselas debes ir a hablar con los comisarios europeos para ver cuánto dinero puedes conseguir, y yo he traído a Barcelona 300 millones de euros para el presupuesto municipal porque no he ido a Waterloo, sino que he tenido entrevistas con 5 comisarios durante los últimos 3 años para negociar partidas presupuestarias que a través de los ministerios están llegando a Barcelona. Fondos europeos que suponen casi el 10% del presupuesto municipal.

¿La vivienda es el gran reto de la Barcelona actual? ¿Es el gran fracaso del Gobierno municipal? ¿Qué propone el PSC?

Creo que el gran cambio que debe producirse es pasar de la emergencia habitacional a construir vivienda para la clase media trabajadora. Hemos tenido unos años excepcionalmente malos, con cero inversiones por parte de la Generalitat y donde el Ayuntamiento ha hecho vivienda sobre todo para los colectivos más vulnerables. Pero el problema número 1 que tenemos en la ciudad es que la gente joven cuando se emancipa, indefectiblemente, debe irse de la ciudad. Un joven que tiene un sueldo normal, más o menos estable, si se quiere emancipar debe irse de Barcelona. Esto es lo que debemos cortar.

¿Cómo se hace?

Con promoción de vivienda a escala. Nosotros planteamos 35.000 en la zona de nuevo crecimiento, dirigidos a menores de 35 años. Y proponemos un plan de ayudas directas de 500 euros por viviendas que ahora están cerradas de privados de pequeños propietarios. O hemos hablado de una ayuda de 1.500 euros para comprar muebles. Es decir, políticas emancipatorias desde la administración, porque tenemos un problema demográfico muy importante en la ciudad. Y estoy muy orgulloso de que el presidente Sánchez y el Gobierno socialista y de coalición progresista haya hecho que este sea un tema prioritario. Lo defendí antes de que saliera la ley [de vivienda], éste es el reto número 1 y no tiene soluciones fáciles. No como lo que la señora Colau dibujó en su día diciendo que esto era una cuestión de los especuladores y que se arreglaba en 8 años. Esto es muy complejo y debe hacerse con políticas públicas, decididas, valientes y con inversión pública. Por eso, cuando sea alcalde, en mi primera reunión con el president de la Generalitat, una de las carpetas será mostrarle donde el Govern de Catalunya puede construir vivienda protegida en Barcelona, que no lo ha hecho. Y por último, pues confiar en el sector privado también.

¿Barcelona ha muerto de éxito? ¿Cómo piensa gestionar la masificación turística?

Diversificando la economía de la ciudad. Nosotros somos una potencia a la hora de atraer, generar y retener talento, que es la base de la nueva economía. Cruzando esto con nuestra posición como ciudad de la tecnología nos da una potencia brutal, que debe tener como consecuencia que la dependencia de un sector como el turismo no sea tan elevada.

¿Esto pondrá freno al alud de visitas en Barcelona?

Nosotros no podemos aumentar más porque el tope de camas en la ciudad está fijado y creo que no debe tocarse. Hemos llegado al límite. Ahora, la economía del visitante no es solo el turista que va haciendo fotos por la calle. También hay que incluir a los miles y miles de participantes en ferias y congresos. Esto nos da oportunidades para hacer otras cosas en la economía. El Mobile nos ha dado la oportunidad de posicionarnos como una ciudad clave en el ámbito tecnológico, el Seafood, que es el congreso más importante sobre alimentación vinculada al mar y que nosotros hemos traído a Barcelona este año, nos da una gran oportunidad para posicionarnos en la economía azul. El ISE nos da la gran oportunidad de que el sector audiovisual de Catalunya y de Barcelona dé un giro y su especialización sea la tecnología aplicada al audiovisual. Cada gran evento internacional debemos convertirlo en una oportunidad de legado también en términos de diversificación de la economía. Pasqual Maragall hizo que Barcelona fuera una ciudad internacional. Joan Clos y Jordi Hereu redefinieron la economía de la ciudad. Mi mandato será el de la tecnología, el conocimiento y el aprovechar las dos grandes transiciones que debemos vivir en términos económicos, que es la digital y la ecológica.

¿Cuál es el problema real en la Bonanova? ¿No se ha generado un debate artificioso sobre las ocupaciones?

Creo que el objetivo es evitar cronificar situaciones de ocupación ilegal. Por eso hemos propuesto crear la Oficina Técnica de Prevención de Ocupaciones.

Ha levantado polémica esa idea, ¿en qué consistiría?

Lo comprendo, como todas las nuevas ideas. Pero yo estoy haciendo una campaña de propuestas y por eso lo he planteado. Consiste en establecer un protocolo a partir del teléfono 112 que lo active un vecino o una vecina, sea el propietario, de la Comunidad de propietarios, o sea un vecino del barrio que vea que se está produciendo algo raro y que puede acabar en una ocupación. Que se pueda actuar preventivamente. La Oficina Técnica de Prevención de Ocupaciones estará liderada por la Guardia Urbana e integrará servicios sociales, servicios de mediación y asistencia jurídica. La actuación preventiva a partir del aviso es evitar que se consolide la ocupación, que es lo que ha pasado en la Bonanova.

Pero el principal número de ocupaciones son asistenciales y familiares, es decir, personas que carecen de recursos.

Si son familias vulnerables este mismo protocolo contempla la reasignación inmediata de vivienda para esta familia, evitando la ocupación. Cuando son delictivas, que son las más conflictivas y que generan problemas de convivencia, sobre todo en los barrios más humildes y más populares, se debe actuar radicalmente. Ahora hay una novedad que Esquerra Republicana parece obviar. En Catalunya, desde febrero, los ayuntamientos podemos actuar como actores legitimados para pedir el desalojo de un edificio o piso que sea propiedad de un gran tenedor, en ausencia del mismo. En grandes edificios que son propiedad de grandes tenedores, si éste no hacía las denuncias en los plazos correspondientes se consolidaba la ocupación y es cuando tenemos el problema. La nueva ley de Catalunya sumada a este protocolo de la Oficina Técnica de Prevención, debe permitirnos evitarlo. Creo que desde la izquierda debe darse una respuesta al tema de las ocupaciones delictivas.

¿Desde la izquierda? Usted habla mucho como partido de orden...

El orden es de izquierdas y los barrios necesitan seguridad y limpieza, claro que sí.

¿Y estos años no lo han tenido? Porque lo gestionaban ustedes...

Quienes más han sufrido la inseguridad son los barrios más vulnerables. Pero no en lo que es competencia directa del ayuntamiento. Le puedo recordar el fenómeno de la cronificación del top manta que teníamos desde la Barceloneta hasta Colom. Puede preguntar a los vecinos de la Barceloneta el cambio que supuso levantar el top manta de ahí. O los bicitaxis, que teníamos mil ocupando barrios, carriles bici, y con actividades vinculadas a la inseguridad u ocupando locales vacíos que provocaron incluso incendios y accidentes graves en algunas comunidades. Hemos terminado con esto.


¿Y los patinetes?

El alquiler de patinetes ha sido un debate europeo y nosotros hemos evitado que se instale. Si no hay regulación, no habrá sharing de patinetes, ¡y punto! ¡Eso es el orden! A mí me gusta mucho la palabra endreçar en catalán, porque es más que el orden es tener la ciudad ordenada.

¿La inseguridad es un tema de percepción o real?

Evidentemente que existe un problema de percepción. Pero entre la derecha que exagera y explota el tema de la inseguridad y una parte de la izquierda que lo ignora, en medio está el PSC. La derecha y la ultraderecha hacen un uso repugnante del tema, incrementando la sensación de inseguridad. Pero yo creo que es un error gravísimo que la izquierda ignore un problema que está en boca de mucha gente en los barrios populares de Barcelona. Porque es entregar a la derecha el discurso de la seguridad. Debe hacerse bien, con carácter preventivo y pedagógico. El objetivo no es la represión, sino la prevención, pero no podemos dejar el discurso de la seguridad a la derecha.

Su receta es más policía en las calles y eso ha generado una guerra de cifras con la conselleria de Interior. ¿Quién tiene razón?

Nosotros hemos puesto mil guardias más. Vale que no son mil netos, no pasa nada. No haré una guerra de cifras, pero hemos sacado 250 en cada promoción cada año. Y tenemos 3.500 agentes en la Guardia Urbana que es la máxima la plantilla en la historia democrática de Barcelona. Nos comprometimos con los mil nuevos guardias, sobre todo porque queremos hacer cercanía y prevención y recuperar la figura de la pareja de la Guardia Urbana paseando por el barrio. La policía de barrio que conoce al de la farmacia, al de la Asociación de Vecinos... y que puede hacer prevención. Y ya advertimos que para tener las ratios europeos se necesitaban en la ciudad de Barcelona otros 600 Mossos. Cierto es que ha habido un debate con algunas afirmaciones del conseller d’Interior [Joan Ignasi Elena] muy poco a la altura de un responsable institucional. Pero en la página 14 del Acuerdo de Presupuestos que firma el president de la Generalitat [Pere Aragonès] con Salvador Illa [primer secretario del PSC] se reconoce que faltaban, comprometiéndose el Govern de la Generalitat a desplegar otros 600 Mossos. Es un compromiso sobre el que yo, como futuro alcalde, estaré muy encima porque es la segunda carpeta que le voy a llevar al presidente de la Generalitat.

¿Habla de la segunda carpeta a tratar con el presidente de la Generalitat, y la primera? ¿La vivienda?

Sí. Porque nos dicen que hacen 10.000 pisos y yo no me canso de preguntar ¿dónde están? Entonces dicen que expropian 25, como si esto fuera política de vivienda. Esto es tomarle el pelo a la gente. Hemos hecho un cálculo y por población a Barcelona nos corresponderían unos 2.300 pisos, pero cuando les preguntamos en el Parlament donde se harán no nos lo saben decir. Por eso, por si fuera un problema de espacio, yo le llevaré el planteamiento de las nuevas zonas de crecimiento y le diré al president de la Generalitat que donde decidan hacerlo el Ayuntamiento se lo pondrá fácil porque tenemos el terreno para hacerlo.

Le veo muy beligerante con Esquerra y a ellos con el PSC...

Yo no estoy beligerante con Esquerra sino con el Govern de la Generalitat que creo que sigue tratando a los barceloneses como catalanes de segunda.

Pero Esquerra ha aprobado muchas cosas de su Gobierno municipal, del Gobierno de Pedro Sánchez o ustedes han aprobado los presupuestos de la Generalitat. ¿En Barcelona no es posible el entendimiento entre usted y Esquerra?

Habrá que hablarlo con el señor Aragonès, que es quien manda en Barcelona.

¿Quiere decir que Ernest Maragall no manda?

Hemos visto que el candidato de Esquerra no pinta nada. Ya ocurrió con los presupuestos. El señor Maragall nos dijo hace año y medio que no aprobaría los presupuestos del Gobierno de coalición progresista de Barcelona. Lo proclamó a los 4 vientos y a las 72 horas aparece en el atril del Parlament diciendo que el president de la Generalitat le ha pedido que vote que sí y votó que sí. Por tanto, para ser prácticos, lo hablaré con el señor Aragonès directamente.

Usted ha introducido dudas sobre el calendario de las obras de la conexión del tranvía. ¿Por qué? ¿Se retrasará?

La conexión se realizará. Los socialistas hemos realizado 30 kilómetros de tranvías, impulsados por alcaldes socialistas de Barcelona y de toda el área metropolitana. No se retrasará pero hay que dejar claro que durante este mandato que empezaremos ahora debemos hacer las obras de Glòries hasta Verdaguer. Esto por lo menos son 2 ó 3 años, y por tanto, durante el próximo mandato no se podrá producir todavía la conexión porque estamos todavía haciendo las obras del primer tramo. Y probablemente la conexión no se acabe culminando hasta el otro mandato.

Todos los partidos están de acuerdo con la cobertura de la Ronda de Dalt, y ustedes han estado gobernando. Entonces, ¿por qué no se ha hecho todavía?

Porque los comuns no estaban de acuerdo. Dicen que están de acuerdo pero si coges los dibujitos estos que hacen para explicar el programa la cobertura de la Ronda no está.

Más que en desacuerdo lo que defienden es que es inasumible presupuestariamente por el Ayuntamiento…

¿Y Glòries? Yo estoy planteando de hacer lo que se hizo en Glòries. Un acuerdo de ciudad, un acuerdo de partidos, un calendario largo. El Ayuntamiento tiene capacidad, evidentemente si encontramos fondos europeos o fondos de la Generalitat pues iremos más rápido. Ellos dijeron que no estaban de acuerdo con la cobertura de la Ronda porque decían que son obras faraónicas. Después han hecho lo que han hecho, porque hay que preguntarle a los barrios si consideran que lo que se ha hecho en el Eixample no es faraónico.

¿En qué plazo podría realizarse?

Planteo hacerlo en 12 años, no ahora de repente. Ganaremos 100.000 metros cuadrados de verde y enlazamos un espacio para la ciudad sociosanitaria de la Vall de Hebrón. Unes barrios. Y el PSC ya hemos hecho un primer tramo, el que hay frente al mercado del Vall d'Hebron entre Sant Genís y la Teixonera. En 18 meses durante la primera coalición conseguimos hacer ese tramo. Con esta conexión y la renovación del mercado les hemos cambiado la vida a dos barrios. Debemos ser ambiciosos. En el primer proceso participativo que realizan los comuns, el ‘DecidimBarcelona.cat’, la propuesta con más votos de toda Barcelona era cubrir la Ronda. Y se lo pasaron por el Arco del Triunfo. Y a mí me parece especialmente grave y moralmente reprobable de cara a los vecinos de los 5 barrios del entorno, Montbau, Vall d'Hebron, la Font del Gos, La Teixonera, el Carmel y Sant Genís. No lo pusieron en el presupuesto hasta que entramos nosotros en el Gobierno y dijimos que eso debía hacerse. Al final obtuvimos un sí pero nos costó mucho.

Lo noto determinado en este tema...

Es que yo creo que con los barrios del norte, la ciudad tiene una deuda desde hace años. Porque recibieron el impacto de las infraestructuras olímpicas que son las rondas. Y ahora vuelven a estar afectados porque con las restricciones de tráfico en el centro se incrementa el paso de vehículos por ellas.

¿Cuál es el papel que debe jugar Barcelona como capital de Catalunya?

Como alcalde yo quiero ejercer plenamente la capitalidad del país y la capitalidad metropolitana. Tenemos tres o cuatro grandes acuerdos que creo que debemos impulsar, sobre todo en términos de infraestructuras, sostenibilidad y energía. Quiero ejercer plenamente de alcalde de la capital del país pero sin contraponer con nadie y poniéndome al servicio de Catalunya.

¿Volveremos al contrapeso de poder a ambos lados de la plaza Sant Jaume?

Espero que no. Y espero que Salvador Illa esté pronto al otro lado de la plaza. Barcelona es la mejor embajadora de Catalunya. No sé por qué el nacionalismo siempre se ha empeñado en contraponerse a la Barcelona metropolitana, cuando somos la mejor carta de presentación que puede tener el país.

¿Y de cara al Estado?

Hemos dado un primer paso que es la co-capitalidad cultural y científica, es decir, un reconocimiento de que nosotros somos una potencia científica y cultural de España. Y debemos facilitar el retorno de las empresas que se marcharon durante el Procés. Y esto me lo planteo para los primeros 100 días de alcaldía.

¿Por qué esa prioridad?

Porque la capitalidad y la potencia económica de Catalunya se explica por los datos, pero también por la presencia de las empresas que son de matriz catalana y barcelonesa, y algunas se han ido durante el Procés. Esto, más que la economía en el sentido estricto, ha debilitado la imagen de que Barcelona y Catalunya son un lugar seguro para invertir. Sé que es un proceso largo y que será complicado, pero creo que alguien debe pedirlo porque de momento ninguna institución catalana lo ha hecho. Es necesario pedir al Estado que facilite que este proceso se revierta para terminar y cerrar el círculo del impacto en la economía del Procés independentista.

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