Ciudadanos "ni se vende ni se compra". Es el mensaje rotundo con el que la nueva líder del partido, Patricia Guasp, levantó en aplausos al auditorio que la escuchaba. Cuando las cerca de 500 personas callaron y volvieron a sus asientos, Guasp se lo volvió a dejar claro: "Nuestros principios ni se venden ni se compran". Una advertencia en todas las direcciones. Desde las primeras filas la escuchaba el vicesecretario de coordinación autonómica y local del Partido Popular, Pedro Rollán. Génova se pensó hasta el último día quién iría como representación del PP a la auto reivindicación de un partido que creen que "muerto" y al que le abren las puertas, aseguran, más por "generosidad" que por expectativas electorales.

Este es el gran reto que se abre ante Patricia Guasp y Adrián Vázquez, oficialmente ratificados este domingo como portavoz política y secretario general de Ciudadanos, respectivamente. Porque hay algo incluso peor para el partido naranja (y ahora también verde) que las batallas internas o los pronósticos de las encuestas: la percepción generalizada, de puertas hacia afuera, de que su extinción política es cuestión de tiempo. 

La crisis interna que han atravesado, y que han cerrado en falso integrando a Edmundo Bal y sus afines en el Consejo General, les ha devuelto el foco mediático, en eso coinciden todos los dirigentes consultados por Público. Pero con Vox marcando el paso de la derecha imponiendo su agenda ideológica, falta por ver si materializará el "nuevo Ciudadanos" que se presentó este domingo en Madrid en la clausura de la IV asamblea general. 

La refundación prometió un viraje estratégico más allá de una renovación de imagen que el partido vende como "moderna" pero que, paradójicamente, se inspira en el logo de la extinguida UCD (Unión de Centro Democrático).

Por el momento, el primer discurso político de Guasp fue una ristra de ataques a izquierda, derecha y extrema derecha. Más contundente con Vox de lo que ha sido Inés Arrimadas, se refirió al partido de Santiago Abascal como "una derecha iliberal", "ultra" y "populista" que "añora un país que nunca existió". Sobre el PP de Feijóo dijo que estaba "ensimismado", "pasmado" y a la espera de que "ver cuando le toca gobernar". 

La nueva dirección de Ciudadanos tiene la oportunidad de demostrar la ruptura con la estrategia de Inés Arrimadas el próximo fin de semana, en la manifestación convocada contra el Gobierno por asociaciones ultra y respaldada por Vox. En una entrevista concedida a Público antes de la victoria en las primarias frente a Bal, Guasp aseguró que ella defendería no asistir.

Otra foto de Colón a la vista

Distintos dirigentes de peso dentro del partido con los que ha hablado este periódico se muestran totalmente contrarios a la asistencia de Cs a esa concentración y avisan a Guasp y Vázquez del error que supondría repetir una foto de Colón: "¿Estamos locos?". El nuevo comité de dirección se reunirá por primera vez este lunes y ahí se concretará la próxima hoja de ruta del partido.

Entre los afines a Edmundo Bal está extendida la idea, verbalizada por el propio abogado del Estado durante la campaña para las primarias, de que será el eurodiputado Adrián Vázquez quien tomará las decisiones estratégicas. Sobre el papel, como secretario general, Vázquez sería el responsable del funcionamiento orgánico, mientras que la dirección política le correspondería a Guasp. Pero un sector de Cs cree que el funcionamiento será otro: "Adrián es un buen estratega y muy listo y Guasp va a ser un títere".

Así, Ciudadanos ha entrado este fin de semana en periodo de prueba con caras e imagen nueva; con una Inés Arrimadas emocionada en segundo plano; Edmundo Bal integrándose pero afinando el colmillo; el nuevo rumbo por demostrar; y las puertas del PP cada día más abiertas.