El 28 de mayo ha sido un tsunami en la política española. De izquierda a derecha, lo ha removido todo. La primera lectura, por evidente, es que el Partido Popular le ha dado la vuelta al tablero y se ve en cabeza de cara a las generales.

Se ha hecho con más de la mitad del poder territorial y ha sumado seis nuevos gobiernos autonómicos —siempre y cuando las investiduras salgan adelante—. Lo que significa que hay un nuevo coro de voces influyentes en el PP. 

"Ayuso va a tener más competidores y son muy buenos", dice un destacado dirigente popular, en una segunda lectura de los resultados en clave interna.  

En el camino a las autonómicas y municipales del pasado domingo hubo pocas certezas en Génova porque las encuestas pronosticaban resultados muy ajustados en todos los territorios. Solo se veían claros ganadores en La Rioja y la Comunidad de Madrid y en ambas han conseguido la mayoría absoluta.

En el caso de Gonzalo Capellán, el nuevo presidente riojano, la victoria le ha llevado al olimpo de los ascensos políticos: Núñez Feijóo lo nombró candidato hace solo siete meses —una imposición desde Génova que erosionó el partido— y ahora se sienta en la mesa de los barones. 

A Isabel Díaz Ayuso la absoluta también la ha reforzado internamente. Aunque su liderazgo, construido sobre un discurso en clave nacional, estaba fuera de toda duda.

A Ayuso le faltaba una mayoría absoluta que la igualase a Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de Andalucía. La ha conseguido, pero en la foto de familia del PP el poder se ha extendido más allá de Madrid y Andalucía. 

Aunque Carlos Mazón se haya quedado muy lejos de la mayoría absoluta en el País Valencià y vaya a necesitar a Vox (con un condenado por violencia de género como candidato), su victoria es capital en el PP y le encumbra dentro del partido.

Igual que a Jorge Azcón, exalcalde de Zaragoza y ganador de las elecciones en Aragón. Ahora mismo, en medio de un baile de pactos para intentar no necesitar a la extrema derecha.

Dentro del PP le señalan como un "político a seguir". "Estos dos le harán sombra a Ayuso", pronostican fuentes populares. 

Más templados y con un discurso menos reaccionario, tanto Mazón como Azcón fueron elegidos por la dirección de Pablo Casado. Feijóo asumió la herencia de candidatos que le dejó su predecesor en el cargo, —salvo Capellán—, del que nadie se ha acordado ahora. Ambos, dice un miembro de aquel equipo del defenestrado Casado, tienen proyección nacional.

María Guardiola, la apuesta de Feijóo (y de Casero)

La única apuesta de Feijóo para este 28M ha sido precisamente la gran sorpresa del súper domingo electoral: María Guardiola, candidata del PP en Extremadura. Guardiola no ha ganado, es segunda fuerza, pero puede gobernar si suma con Vox.

Su perfil y su discurso feminista la han colocado en el centro de todas las miradas en los últimos días. "Despista", dice un dirigente popular. 

Guardiola ha tardado menos de una semana en soltar amarras con Génova. Sus posibilidades de gobernar Extremadura pasan por romper el discurso de Feijóo de que gobierne la lista más votada. El presidente del PP mantiene el ofrecimiento al PSOE, aun a costa de sacrificar el Gobierno extremeño.

Guardiola responde así: "Mis jefes son los extremeños, y ellos pidieron cambio. Las decisiones de Vara las toma Sánchez, las mías las tomo yo junto a los extremeños. Nuestra tierra no se gobierna desde Madrid". 

Lo cierto es que el primero en fijarse en Guardiola fue el exdiputado y ex secretario de organización del PP Alberto Casero. Tras la crisis interna del partido y con la llegada de la nueva dirección, su sucesor en el cargo, Miguel Tellado (de los más estrechos colaboradores de Feijóo), la conoció y ratificó el buen tino de Casero.

Y todo apunta a que Marga Prohens y María José Saénz de Buruaga también se convertirán en presidentas autonómicas. La primera solo necesita la abstención de Vox en Illes Balears y a Buruaga el Partido Regionalista Cántabro (PRC) ya le ha garantizado sus votos para darle el Gobierno de Cantabria.

Así, Díaz Ayuso, la voz más altisonante del PP —elemento clave de su liderazgo político— ya no será tampoco la única mujer con poder territorial dentro del partido.

La presidenta madrileña logró un resultado extraordinario el 28M que, a todas luces, la auparía a nivel interno, pero la gesta general fue tal que la absoluta de Ayuso es contingente al resto. "El domingo, en el balcón, asumió su rol dentro del partido", dice un dirigente popular, convencido de que si Feijóo gana las generales "Ayuso tendrá que reinventarse".