La discapacidad aumenta la vulnerabilidad de las víctimas de trata con fines de explotación sexual, un fenómeno poco investigado en el que las mujeres se encuentran desprotegidas ante falsos "novios" y hombres que buscan mujeres con rostros "aniñados".

Son algunos de los casos analizados en el informe La trata de mujeres y niñas con discapacidad con fines de explotación sexual en España, un trabajo del Observatorio Estatal de la Discapacidad basado en entrevistas a ONG especializadas, instituciones publicas y víctimas y presentado esta semana.

El estudio asume la falta de datos cuantitativos sobre una realidad que considera "extendida y dispersa", pero que es invisible, lo que dificulta las denuncias y la atención a las víctimas.

Muchas de las entrevistas centran su atención en la especial vulnerabilidad de las mujeres y niñas con discapacidad intelectual, una explotación que adopta a menudo formas poco evidentes al provenir del entorno familiar o de personas que ellas pueden considerar novios o parejas y que las someten mediante engaño, chantaje y amenazas.

Una discapacidad intelectual, incluso leve, puede mermar las facultades para interpretar y discernir comportamientos denigrantes y abusivos, y puede llevar a aceptar como normales tratos vejatorios, se reseña en el informe, que alerta además de su dificultad para comunicarse los servicios sociales o la policía.

Los investigadores tampoco han encontrados datos que permitan afirmar que existe una demanda específica de mujeres con discapacidad, como sí ocurre con las embarazadas. Algunas entidades especializadas señalan que han constatado que muchas mujeres con discapacidad intelectual leve o moderada tienen una apariencia aniñada que gusta a los "clientes".

Estas organizaciones coinciden además en que la discapacidad intelectual permite que "relación de dominación y de violencia que muchos prostituidores buscan" sea más fácil, al encontrar menos resistencias para, por ejemplo, realizar prácticas de riesgo, violentas o vejatorias.

En el bajo número de casos de mujeres con discapacidad explotadas sexualmente y detectados por las entidades especializadas, destaca el informe, influye también que muchas discapacidades intelectuales se detectan de forma tardía.

El estudio alerta de la falta de recursos especializados y adaptados para atender a estas víctimas y de protocolos para detectar la discapacidad entre las víctimas de trata y reclama formación, tanto en el ámbito asistencial y sanitario como en el judicial, para valorar la especial vulnerabilidad de estas mujeres.

España, se destaca en el estudio con cifras de Naciones Unidas, es el primer país de Europa y el tercero a nivel mundial en consumo de prostitución, lo que la convierte en uno de los destinos más elegidos por los tratantes.

Según un Informe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y Crimen Organizado (CITCO), entre 2016 y 2020 la Policía Nacional y la Guardia Civil identificaron 885 víctimas de trata con fin de explotación sexual, prácticamente todas mujeres y niñas; y 2.315 víctimas de explotación sexual.

Entre 2013 y 2018 solo se dictaron 86 sentencias condenatorias por el delito de trata con fines de explotación sexual. En el total de asuntos abiertos durante ese periodo había 1.181 víctimas identificadas, entre las que la Fiscalía identifica a 13 mujeres con discapacidad.