bruselas
Actualizado:El gran obstáculo de Teresa Ribera hacia la vicepresidencia de la Comisión Europea tiene nombre y apellidos: Raffaele Fitto. El candidato de Giorgia Meloni se prepara para convertirse en el primer vicepresidente de extrema derecha en la historia del Ejecutivo comunitario. Los socialdemócratas mantenían su oposición al miembro de los Conservadores y Reformistas (ECR) como una línea roja, pero esta ya va cayendo.
El acuerdo para encajar las piezas del rompecabezas europeo podría llegar el mismo miércoles. Mientras los populares europeos se abren a aceptar a Ribera, los socialdemócratas dirimen, divididos, si hacer lo propio con Fitto. Delegaciones como los socialistas franceses mantienen su veto férreo al político transalpino.
La tormenta política por el affaire Ribera ha comenzado a escampar durante las últimas jornadas. El ruido de sables ha dado paso a unas negociaciones incómodas, pero inevitables. La relación entre el Partido Popular Europeo y los Socialdemócratas está muy tocada, zozobra pero no se ha hundido.
Para reconducir la situación, las dos familias se encuentran negociando con los liberales un acuerdo escrito de coalición y de buena fe que siente las bases para garantizar la gobernabilidad y fortalecer la confianza de cara a los próximos cinco años. Fuentes socialistas aseguran que el propio Manfred Weber, líder del PPE, estaba de acuerdo el lunes con la vía para sellar un escrito, pero habría comenzado a echar marcha atrás poco después.
En cualquier caso, la sensación es que los populares están cada vez más abiertos a aceptar que Teresa Ribera sea la próxima vicepresidenta a cargo de Transición Justa y Limpia además de responsable de Competencia. El PP de Feijóo no está "totalmente aislado" porque todavía algunos miembros de otros países secundan su estrategia "de ir hasta el final" con la socialista española, pero la tendencia generalizada tras días de alto voltaje camina hacia la luz verde y el voto favorable.
En la familia que lidera Iratxe García Pérez, la situación no es para nada cómoda. Los socialdemócratas se están viendo arrastrados a aceptar al candidato de Hermanos de Italia propuesto por Meloni, a pesar de que esta ha sido una línea roja durante los últimos meses, e incluso al de Víktor Orbán. "Nuestro problema es ECR, no es Italia, no es Fitto. Es tener a un vicepresidente de ECR, llámalo Fitto, Meloni o como quieras", afirman fuentes de la formación.
Ni Fitto ni el húngaro Oliver Varhelyi pertenecen a la familia popular, sin embargo se han convertido en los protegidos y apadrinados del PPE, que lanza un órdago a S&D obligándole a tragar estos dos sapos si quieren salvar a Ribera y a Roxana Minzatu, la otra socialista candidata a vicepresidenta.
La sensación generalizada es que acabarán aceptando, incluso si Fitto mantiene el rango de vicepresidente y no uno menor (la competencia de cargos corresponde a Von der Leyen). El PPE envía así la señal de que, como ya ha hecho con la ley de la deforestación o la resolución para designar a Edmundo González como presidente de Venezuela, está dispuesto a apoyarse en la muleta de los grupos a la derecha radical. Y de cruzar sus propias líneas rojas, los socialdemócratas cargarán con la mancha de haber bendecido el primer sillón de la extrema derecha en la cúpula de poder comunitario.
Tras el bloqueo a Ribera que comenzó a orquestar la semana pasada el PP español, y que se hizo extensivo al conjunto del PPE, los socialdemócratas acusaron al principal partido de la Eurocámara de "irresponsable" y de "romper el acuerdo histórico de las fuerzas proeuropeas y democráticas" que auparon en julio y por segunda vez a Ursula von der Leyen al piso 13º del Berlaymont. Los socialistas abogan ahora junto a los liberales por sellar un pacto escrito que genere estabilidad de la coalición tripartita para la nueva legislatura, aunque entre las filas populares hay fisuras sobre la aceptación del documento.
Entretanto, el calendario apremia. "Si hay voluntad hay esperanza, pero en este Parlamento todo puede pasar", reconoce una fuente parlamentaria. El escenario que toma fuerza pasa por que la fumata blanca llegue tan pronto como este miércoles tras la reunión de la conferencia de presidentes en la Eurocámara. Así, el Pleno de Estrasburgo votaría el colegio de comisarios al completo el 27 de noviembre y la nueva Comisión Europea comenzaría su mandato el 1 de diciembre.
La otra paradoja del ajedrez europeo salpica de lleno a Los Verdes. La fuerza que salvó a Von der Leyen, ya que sus votos fueron clave para la reelección de la alemana, se ha quedado fuera de esta coalición tripartita. La familia ecologista votará en contra de Fitto y Varhelyi y decidirá más adelante su posición sobre el refrendo del conjunto del colegio de comisarios.
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