Ignoraban las demandas de asilo de los migrantes, los retenían en comisarías o centros informales de detención y los deportaban ilegalmente a Turquía. Pero antes les robaban el dinero y otras pertenencias que llevaban encima.

Ese es el modus operandi de agentes de policía griegos con las personas migrantes y refugiadas que accedían al país entre 2017 y 2022, según una investigación realizada por El País y el diario griego Solomon publicada este lunes.

Según esta información, los policías helenos se hicieron de forma ilegal y sin registro de ningún tipo con más de dos millones de euros en efectivo, teléfonos móviles y pequeñas joyas de migrantes y solicitantes de asilo antes de ser expulsados a Turquía a través de la frontera marcada por el río Evros.

Se trata de una investigación de seis meses en la que se ha entrevistado a más de una docena de fuentes, entre ellas, migrantes víctimas, trabajadores de diversas instituciones relacionadas con el sistema de asilo heleno, miembros en activo y retirados de las fuerzas de seguridad, abogados, expertos y habitantes de la provincia griega de Evros, y el análisis casi 400 incidentes registrados por ONG en terreno sobre las más de 20.000 personas que han sido deportadas ilegalmente desde Grecia a Turquía.

La investigación apunta que los robos se han convertido en una práctica sistemática que se ha ido consolidando desde que comenzaran de forma aislada en 2017 por parte de algunos agentes de las fuerzas de seguridad.

Entre los testimonios recabados, también hay denuncias por agresiones y actitud muy violenta e, incluso, palizas a los migrantes en esta región fronteriza. También recuerda que esta política de deportaciones, reconocida por Frontex (la agencia europea de control de fronteras), llegó aparejada de millonarios fondos europeos. Ya en 2020, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, prometió 700 millones de euros a Grecia para mejorar su seguridad en la frontera.