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Matteo Renzi dimite como secretario del PD y da inicio al Congreso para elegir líder

Un sector del partido amenazaba con la escisión si el expresidente italiano no dejaba el puesto

El expresidente italiano Matteo Renzi, durante la rueda de prensa en la que ha informado de su dimisión como secretario general del PD. EFE

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El expresidente del Gobierno italiano Matteo Renzi formalizó hoy su dimisión como secretario general del Partido Demócrata (PD) y se dio inició así a un Congreso para elegir al nuevo líder, pero con la incertidumbre sobre cómo reaccionará el grupo que había amenazado con la escisión.

El presidente del PD, Matteo Orfini, aplicó los estatutos del partido y al termino de las más de seis horas de asamblea anunció que quedaba "formalmente convocado el congreso", que comenzará el martes con el nombramiento de una comisión de garantía para seguir los trabajos que duraran hasta cuatro meses.

En ese tiempo se preparará el camino para realizar, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, unas primarias en las que se elegirá al nuevo secretario del PD.

La asamblea del partido que se fundó en 2007 inició con la intervención de Renzi que justificó su decisión de abandonar la secretaria general después de la situación que se creó tras la derrota en el referéndum constitucional sobre la reforma del Senado y que forzó su dimisión como presidente del Gobierno.

A esta reunión se llegaba después de las amenazas de una minoría del PD de abandonar el partido y que pedía un congreso, pero no de inmediato, sino en septiembre u octubre, para poder tener más tiempo de preparar un proyecto común.

A ellos dedicó Renzi algunas partes de su discurso cuando dijo que el término "escisión" es algo que duele, y que es "de las más feas que se pueden oír en el vocabulario político junto a la palabra chantaje". "Un gran partido no puede detenerse con las amenazas de una minoría", agregó.

Aseguró que la imagen de un partido dividido ha sido solo "un regalo a Beppe", en referencia a Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas (M5S).

Renzi defendió su decisión ya tomada la semana pasada durante otra asamblea de organizar un congreso inmediato cuyo desafió será "recuperar el consenso" de los electores, así como "discutir de los contenidos y no de las facciones".

"Si no se realiza el congreso seremos como los demás (...) El congreso es la alternativa al modelo Casaleggio (fundador del M5S) o al modelo Arcore (en referencia a la residencia de Silvio Berlusconi)", dijo. Defendió un PD donde "todos se sientan en casa y sean libres de discutir", pero criticó que todas las semanas haya polémica y criticas por cualquier cosa.

Pero sobre todo criticó a aquellos que le han pedido "no volver a ser candidato, porque esto no puede ser una regla del juego democrático". Confesó que ante las críticas pensó incluso "en dar un paso atrás", pero que finalmente desechó esta posibilidad "porque no se puede eliminar un problema, eliminando a una persona".

Tras seis horas de intervenciones, donde la mayoría indicó los peligros de la escisión y pidió a los críticos que recapacitasen, la asamblea concluyó con la incertidumbre de qué decisión tomarán el grupo de críticos con Renzi.

Pues de todos ellos solo tomó la palabra el presidente de la región de Apulia, Michele Emiliano, quien ayer realizó un duro discurso en el que aseguró que no tenía miedo a abandonar el partido sino se les escuchaba. Sin embargo, Emiliano optó hoy por un tono conciliador e incluso afirmó que tenía confianza en Renzi.

El resto de representantes de esta minoría decidió no participar y sólo algunos como el exsecretario del PD Pierluigi Bersani o el presidente de la región Toscana, Enrico Rossi, criticaron en los medios de comunicación el discurso de Renzi porque "solo había levantado más muros".

Pero ninguno de los disidentes despejó cuál será su futuro político aunque todo parece indicar que se comenzará una nueva mediación para evitar la ruptura.

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