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Kiev ordena a sus tropas que abandonen Crimea

AGENCIAS

El presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, ha ordenado al Ministerio de Defensa que instruya a sus Fuerzas Armadas para que abandonen cuanto antes Crimea, tras el acuerdo adoptado la semana pasada para incorporar la región o a Rusia. Turchínov ha defendido esta decisión porque, a su juicio, las fuerzas militares rusas que operan en la península suponen una amenaza para las vidas y la salud de los militares ucranianos y sus familias.

La cúpula ucraniana también ordenó 'garantizar el alojamiento de las familias de militares que hoy se ven obligados a dejar sus viviendas bajo presión', declaró el mandatario interino. La decisión llega después de haber perdido este fin de semana prácticamente toda la flota ucraniana en Crimea, el aeropuerto de Belbek y varias unidades militares que aún guardaban lealtad a Kiev.

Al menos cinco oficiales ucranianos, entre ellos el comandante de la base aérea de Belbek, el coronel Yuli Mamchur, y el comandante adjunto de la Armada de Ucrania para la Defensa del Litoral, el general Ígor Voronchenko, han sido detenidos en las últimas 24 horas en Crimea. Hasta 80 infantes de marina ucranianos también fueron detenidos por las autoridades crimeas tras ser tomados como prisiones en el asalto a su base en Feodisia.

Tropas rusas y efectivos de las llamadas autodefensas de Crimea se han hecho desde el sábado con el control de casi todas las unidades, navíos de guerra y bases militares que hasta entonces se resistían a cambiar de bando o abandonar sus destacamentos. A última hora del domingo, el dragaminas Cherkassi y el gran buque de desembarco Konstantín Olshanski eran los últimos navíos ucranianos en hacer caso omiso a las órdenes de rendición de militares rusos en el lago crimeo de Donuzlav. También este fin de semana, varios oficiales ucranianos denunciaron la desidia de la cúpula militar y política a la hora de decidir los pasos que deben seguir los soldados que no quieren rendir sus destacamentos a las tropas rusas.

En paralelo a la situación sobre terreno en Crimea, los líderes de los países del G-7 —integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido— se reunirán este lunes en el margen de la Cumbre de Seguridad Nuclear que se celebrará en La Haya para considerar nuevas respuestas a la anexión de Crimea por parte de Rusia.

'Será una oportunidad para nosotros para explicar qué estamos haciendo y a dónde estamos yendo, para coordinar nuestras acciones', ha indicado un alto cargo de la Unión Europea (UE). El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, que ha puesto su residencia a disposición de los líderes del G-7 para la reunión, ha indicado que Occidente podría optar por moverse despacio ante la situación. 'Rusia tiene una economía muy centrada en el petróleo y el gas. No está diversificada (...) si hay que poner sanciones, dañaría mucho a Rusia. Debemos hacer todo lo posible para evitarlo', ha valorado.

Los países occidentales están intentando lograr un equilibrio entre su presión al presidente ruso, Vladimir Putin, la protección de sus propias economías, y evitar un ciclo de sanciones y represalias entre ambas partes. Por su parte, Estados Unidos ha sostenido que la imposición de nuevas sanciones ha de ser calibrada muy cuidadosamente para evitar prohibiciones de sectores completos, como el petrolero o el metalúrgico, que impacten en la economía mundial.

Este mismo domingo, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, ha asegurado que las sanciones impuestas a Rusia por la anexión de Crimea harán más daño a medio plazo a Rusia que a Occidente. 'Rusia tiene mucho más que perder a medio plazo que Occidente, que Europa o que Estados Unidos', ha argumentado. El objetivo es defender el Derecho Internacional y es 'de importancia secundaria si hay un coste económico o financiero'.

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