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Actualizado:Las contínuas disputas entre los socialistas Nicola Zingaretti y Matteo Renzi por controlar el destino del Partido Democrático (PD) podrían terminar por dinamitarlo. En plena crisis de Ejecutivo en Italia, el leguista Matteo Salvini acaba de abandonar su coalición con el Movimiento 5 Estrellas de Luigi Di Maio comprometiendo así el actual mandato del premier Giuseppe Conte.
La izquierda italiana, así pues, tiene la oportunidad de establecer una alternativa de Gobierno, junto al M5E, que frene el auge soberanista de Matteo Salvini y su ya innegable popularidad, que roza el 36% de los consensos según las últimas encuestas. En este clima, el ex premier Renzi está tomando un liderazgo demasiado visible teniendo en cuenta que el líder oficial del PD es su secretario general, Nicola Zingaretti. Matteo Renzi sin embargo, es consciente que desde su posición, entre bambalinas, puede condicionar la izquierda italiana. E incluso dinamitarla.
"Estamos en el principio de un recorrido difícil. Habrá una crisis de Gobierno cuyos tiempos y dinámicas los decidirá el presidente de la República, Sergio Mattarella, y no Matteo Salvini", explica el secretario general del PD, quien asegura: "Estamos listos para ir a las elecciones. Para ello necesitamos la unidad del partido".
Nicola Zingaretti está demostrando un liderazgo demasiado tibio no sólo frente a Salvini, sino frente a su propio compañero de partido, Matteo Renzi, quien no puede evitar de seguir comportándose como ex presidente del Gobierno italiano, cargo que ejerció entre 2014 y 2016. Entre otras cosas porque los actuales parlamentarios del PD en el Senado y en la Cámara de los Diputados han sido elegidos en las generales del 2018, precisamente bajo la secretaría de Matteo Renzi. Y aproximadamente la mitad estarían de su parte.
"Estamos en el principio de un recorrido difícil. Habrá una crisis de Gobierno cuyos tiempos y dinámicas los decidirá, Sergio Mattarella, y no Matteo Salvini", explica el secretario general del PD
"No nos podemos permitir quedarnos en un partido donde nos atacan a diario" asegura Matteo Renzi, quien querría que la nueva directiva del PD accediera a lograr un nuevo "Gobierno institucional" con el M5E que evite la subida del IVA y que consiga la aprobación de los nuevos Presupuestos con el visto bueno de la Unión Europea. Bien es conocido por la prensa italiana que Renzi está incluso amenazando al PD con fundar un nuevo partido: la formación se llamará Azione Civile. El ex presidente del Ejecutivo propone, así pues, la misma receta que lamentó cuando sus críticos se escindieron y fundaron hace dos años el partido Libres e Iguales –hoy en el Parlamento con el 3% de los representantes– porque, según ellos, el florentino había diluido la esencia progresista del Partido Democrático. Al fin y al cabo, tal como él mismo recordó este martes ante los medios desde la Cámara Alta, el senador Renzi es un "gran defensor de la Tercera Vía", una tendencia política de centro-centro-izquierda que aunó mandatarios como Tony Blair y Bill Clinton en los '90 y que hoy define el contenido programático de políticos como Emmanuel Macron en Francia y Albert Rivera en España.
El problema del PD, más allá de las difíciles relaciones con los grillinos –que siempre los han retratado como parte del establishment–; es que, de fracturarse, arriesga de ser irrelevante en pleno momento soberanista. Si hubiera elecciones pronto, el M5E y PD pasarían directamente a la oposición. Pero si pactaran ahora, tendrían la mayoria absoluta en ambas Cámaras, tal como ya demostraron este martes al rechazar la propuesta de moción de censura inmediata contra Giuseppe Conte, como quiso impulsar la Liga. Renzi querría un “Gobierno institucional” ya, mientras que Zingaretti, partiendo de la idea de que lo mejor son las elecciones, podría acceder a un Ejecutivo M5E-PD siempre y cuando el programa fuera sólido y marcadamente reformista.
"El PD está acabado", dice otro de sus miembros, Carlo Calenda, hoy eurodiputado del PD y ex ministro de Desarrollo en los Gobiernos de Matteo Renzi y Paolo Gentiloni. Quien añade: "Así como está, está acabado sin duda alguna". Y explica la actual conformación del partido: "Ahora mismo hay dos PD. Uno tiene los grupos parlamentarios [Renzi] y otro tiene el propio partido [Zingaretti]. Y asegura que "la propuesta de Matteo Renzi de hacer un Gobierno provisional, que vería al PD y al M5E juntos, arriesga de tener que hacerse igualmente. Pero Renzi necesitaría de más tiempo para crear su nuevo partido". "Pero el problema", advierte, "es que así ofreceríamos una enorme oportunidad a Salvini", para que se haga con el poder uniendo a toda la derecha.
El actual Gobierno italiano, presidido por Giuseppe Conte, es el resultado de la anómala coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y los soberanistas de la Liga. Se unieron hace 14 meses por pura conveniencia, unidos por un común sentimiento de conveniencia política. Ambos sellaron entonces un "contrato de Gobierno", pero éste no ha podido esconder las diferencias en las últimas semanas. Ante la negativa del M5E de realizar el AVE Turín-Lyon, la Liga lo interpretó de facto como el epílogo del actual Ejecutivo.
El PD tiene realmente complicado ser "el partido de la nación"
Atendiendo a las últimas encuestas publicadas en el país con forma de bota, si hoy se celebraran elecciones en Italia el PD de Nicola Zingaretti obtendría el 20% de los votos colocándose así como la segunda formación más votada del país, pero más bien como la primera de la oposición. La Liga sería el primer partido con el 36% de los votos y si uniera sus consensos con los del 7,5% de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y el 7,1% de Forza Italia –el partido del ex primer ministro Silvio Berlusconi–; podría lograr una mayoría absoluta más que suficiente para crear un Gobierno de centro–derecha con Salvini como primer ministro.
Así las cosas, el PD tiene realmente complicado ser "el partido de la nación" como suelen definir los periodistas italianos a las formaciones hegemónicas en el país. En primer lugar, el partido tendrá que resolver de una vez por todas la fractura interna, entre Zingaretti y Renzi; para luego apostar, a lo mejor, por una coalición con el M5E.
En el fondo, muchos analistas comparten que, más allá de los reproches mutuos entre ambas formaciones desde hace mucho tiempo, en realidad son más parecidos de lo que creen y quieren pensar. Con o sin el M5E, en las manos del PD está en juego la supervivencia de la izquierda italiana. Que arriesga de desaparecer.
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