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Israel El legado racista de un rabino se cuela en la campaña electoral israelí

La formación Fuerza Judía, heredera de la ideología racista del rabino Meir Kahane, concurre a las elecciones del 9 de abril con el apoyo de Netanyahu y cuenta con muchas posibilidad de entrar en la Kneset, y hasta de convertirse en un partido decisivo en el juego democrático israelí.

Un judío ortodoxo observa los carteles de la campaña electoral israelí. / REUTERS - AMMAR AWAD

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

La doctrina del rabino Meir Kahane, asesinado en Nueva York en 1990, ha dejado de ser marginal, y hasta prohibida, en Israel coincidiendo con la campaña para las elecciones que tendrán lugar el martes. No es solamente Fuerza Judía la que defiende unas ideas xenófobas y que buscan la expulsión de los palestinos de Israel y de la Cisjordania ocupada, sino que también hay otras formaciones ideológicamente cercanas a Kahane que por alusiones más o menos directas reclaman el apoyo de los votantes.

El kahanismo no es una doctrina marginal desde el momento en que el primer ministro Benjamín Netanyahu ha defendido expresamente a Fuerza Judía para que establezca una coalición con La Casa Judía con el fin de no echar a perder los votos de la extrema derecha, habida cuenta de que para obtener representación en la Kneset es necesario superar el porcentaje del 3,25 de los votos emitidos. Tampoco es marginal si se tiene en cuenta que esta misma semana el líder de Azul y Blanco, el principal rival de Netanyahu, sigue negándose a hablar de la creación de un estado palestino en los territorios ocupados.

De hecho, numerosos observadores consideran que la limpieza étnica que impulsaba Kahane ya fue asumida hace mucho tiempo por los partidos mayoritarios israelíes. Se lleva a cabo a baja intensidad, hostigando de todas las maneras posibles a la población de Cisjordania con el fin de que sus condiciones de vida sean insoportables y ellos mismos, voluntariamente, abandonen el Gran Israel que Dios entregó a los judíos mediante un contrato registrado en el Antiguo Testamento. La ley del Estado-nación aprobada por la Kneset el año pasado, que da prevalencia a la población judía, es simplemente otra indicación en la misma dirección.

Un libro que Kahane publicó en 1981, titulado Deben marcharse, en referencia a los palestinos, abogaba explícitamente por su expulsión de toda la Tierra de Israel. “Los judíos y los árabes de la Tierra de Israel definitivamente no pueden coexistir. Delante nuestro solo hay un camino a tomar: la transferencia de los árabes desde la Tierra de Israel a sus propias tierras”, escribió el rabino evitando utilizar la palabra “palestinos”.

Unos años antes, en 1968, fundó en Nueva York La Liga de Defensa Judía, una organización radical sionista que practicó el terrorismo contra palestinos, árabes en general y negros. Durante años llevó a cabo operaciones terroristas contra objetivos civiles, incluidos contra judíos que no comulgaban con sus ideas, y también contra objetivos soviéticos para forzar a Moscú a dar libertad a los judíos que vivían en la Unión Soviética.

Cuando parecía que iba a obtener más escaños en los siguientes comicios de 1988, su partido fue declarado ilegal en Israel

Uno de sus objetivos fue la oficina del intelectual palestino-estadounidense Edward Said. Otro fue la oficina de Alex Odeh, un palestino-estadounidense defensor de los derechos humanos que resultó muerto en el ataque. Los principales sospechosos huyeron a Israel donde todavía viven algunos. Las cosas se ponían feas en Estados Unidos y Kahane en 1971 decidió inmigrar a Israel, donde fundó el partido Kach, vinculado directamente a la Liga de Defensa Judía. Fue elegido en las elecciones a la Kneset en 1984, y posteriormente, cuando parecía que iba a obtener más escaños en los siguientes comicios de 1988, su partido fue declarado ilegal en Israel. Previamente, la Liga de Defensa Judía había entrado en la lista de organizaciones terrorista de Estados Unidos.

La doctrina del rabino Kahane florece en Israel ahora más que nunca con personajes como Baruch Marzel y Michael Ben-Ari, líderes de Fuerza Judía. Marzel es una de las figuras más conocidas del asentamiento judío de Hebrón, y ha estado implicado en innumerables acciones violentas contra los palestinos. En su juventud trabajó con Kahane e incluso llegó a ser su portavoz durante una década. Con regularidad ha celebrado actos en memoria del médico israelí-estadounidense Baruch Goldstein, quien en 1994 entró en la Mezquita de Abrahán de Hebrón con armas causando una negra jornada en la que murieron 29 palestinos.

Estos extremistas serán los aliados de Netanyahu en la próxima legislatura, si como parece, el Likud es el único partido capaz de formar gobierno. Fuerza Judía ha sido condenada por algunas organizaciones judías de Estados Unidos, si bien hay otras que apoyan a la formación, como la Organización Sionista de América, que cuenta con el generoso apoyo financiero del magnate del juego Sheldon Adelson, el principal donante de Donald Trump y uno de los principales apoyos de Netanyahu.

Morton Klein, presidente de la Organización Sionista de América, ha calificado de “hipócritas” a los grupos que han condenado Fuerza Judía, como el influyente lobby judío AIPAC y la Liga Antidifamación, que temen que una eventual presencia de ese partido en la Kneset se utilice en su contra en Estados Unidos. Sin embargo, con el soporte de Netanyahu, Fuerza Judía se ha convertido en una formación aceptada por la mayor parte de la población israelí, y de hecho en Israel solamente han surgido unas pocas voces criticando el acuerdo de Fuerza Judía con Netanyahu.


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