Decenas de miles de civiles han iniciado el éxodo y otras decenas de miles de civiles se hallan atrapados en el distrito de Hasaka, una zona que en su mayor parte controlan las fuerzas del Kurdistán sirio con el apoyo de las tropas de EEUU, pero donde quedan bolsas de yihadistas del Estado Islámico que no han sido neutralizadas.

El incidente se inició el viernes pasado, cuando milicianos del Estado Islámico asaltaron una gran prisión local para liberar a los yihadistas allí encerrados. La operación se complicó cuando llegaron milicianos kurdos de refuerzo y lograron desbaratar una parte de los planes yihadistas, aunque los enfrentamientos siguen su curso en algunos puntos de la prisión y, en menor medida, en el distrito de Hasaka.

La crisis ha sorprendido a las organizaciones humanitarias que trabajan en la zona y hace días que la población local ha dejado de recibir suministros básicos. Las calles de la ciudad están desiertas porque los vecinos temen que bien los yihadistas o bien los milicianos kurdos les disparen si los ven fuera de sus casas.

En el asalto a la prisión los yihadistas liberaron inicialmente a un gran número de correligionarios, una parte de los cuales fue pronto detenida por las milicias kurdas de las Fuerzas Democráticas Sirias. Sin embargo, un número indeterminado de presos se ha sumado a los yihadistas del Estado Islámico que combaten en guerrilla contra los kurdos y tratan de establecer una zona propia en el nordeste de Siria.

Huida de miles de civiles a zonas controladas por Damasco

Miles de civiles están huyendo hacia las áreas cercanas controladas por el ejército de Damasco con el fin de hallar tranquilidad y eludir los combates entre yihadistas y kurdos. Las tropas sirias aprovechan la ocasión para identificar a quienes huyen. En la mayoría de los casos les permiten entrar en el territorio controlado por Damasco, pero en algunos casos, después de comprobar la identidad en los archivos, los están deteniendo.

Los intensos combates han dejado un elevado número de muertos. Según distintas fuentes, hasta el lunes habían caído entre 150 y 200 personas. Una considerable parte de ellos, alrededor de un centenar, serían yihadistas, otras decenas serían milicianos kurdos y el resto civiles, incluidos niños. Según la ONU, unas 45.000 personas han sido forzadas a huir de los combates cuyo centro neurálgico es la prisión.

Residentes locales declararon que no se fían de la capacidad de las milicias kurdas para protegerlos, y que en muchos casos no les permiten escapar de los tiroteos, de manera que permanecen atrapados en Hasaka, particularmente junto a la prisión de Ghwayran, sin que se les permita acceder a alimentos.

La crisis se agrava por las bajas temperaturas del invierno, especialmente durante las noches. Las organizaciones humanitarias que habitualmente provén asistencia han cerrado sus dependencias al considerar que nadie les garantiza la seguridad necesaria para trabajar. Muchas familias que huyen tienen que dormir al raso junto a las carreteras.

Se estima que en la prisión de Ghwayran hay también unos 700 menores, muchos de ellos de nacionalidad extranjera, que los kurdos retuvieron hace algunos años en los combates contra el Estado Islámico. La mayoría de esos niños no han sido repatriados porque sus países de origen, incluidos países occidentales, no han mostrado ningún interés en la repatriación.

Durante el asalto a la prisión que se inició el viernes, los presos utilizaron a los niños como escudos humanos. Esta circunstancia obligó a los milicianos kurdos a detener su avance para no causar muertes entre los niños. Sin embargo, la organización Save the Children dijo el lunes que ha verificado la muerte de algunos niños durante el asalto.

Según el periodista Zin al Abidin al Akedi, en declaraciones a Al Quds al Arabí, los choques están siendo cada vez más esporádicos y se concentran en torno al edificio principal de la prisión, que anteriormente fue un edificio industrial y ahora se utiliza como cárcel. Pero también hay combates en algunas zonas del interior de la prisión, donde quedan yihadistas armados.

Los kurdos gestionan a los presos del Daesh

Existen rumores de que los kurdos van a ejecutar a presos en represalia por la muerte de un elevado número de milicianos. A los kurdos les ha caído en suerte la gestión de los prisioneros del Estado Islámico que fueron apresados durante los años de guerra en el norte de Siria, una tarea que los kurdos no realizan con entusiasmo.

El lunes los kurdos lograron introducir en el patio de la prisión vehículos blindados, y penetraron en uno de los dormitorios donde los presos del Estado Islámico se habían hecho fuertes. Algunos medios han indicado que un gran número de presos dentro y en los alrededores de la prisión se han rendido y han sido confinados en la zona norte de la cárcel.

Aparentemente durante el motín los yihadistas consiguieron tomar el control de un arsenal de armas, lo que explicaría por qué hasta ahora los kurdos no han sido capaces de someter toda la prisión. También se ha informado de que los yihadistas tienen como rehenes a milicianos, lo que complica la situación. El número de presos huidos es incierto aunque según el Estado Islámico asciende a 800.