Miles de personas han salido a las calles en ciudades de toda Italia este viernes en respuesta a la huelga general convocada por los sindicatos CGIL y UIL. La protesta se centra en los Presupuestos Generales del Gobierno de Giorgia Meloni, considerados insuficientes para abordar los problemas sociales y económicos del país.

Los sindicatos han destacado una alta participación, aunque el transporte ferroviario no se ha visto afectado, ya que el vicepresidente y ministro de Transportes, Matteo Salvini, ha limitado la huelga en el sector a cuatro horas. Los servicios de metro y colegios también han operado con relativa normalidad.

En el transporte aéreo se ha parado desde las 10.00 hasta las 14.00 horas, y la compañía Ita Airways ha cancelado 68 vuelos, de los cuales 18 eran internacionales y 50 nacionales. La huelga afecta también al sector sanitario, salvo los servicios esenciales.

La CGIL y la UIL han afirmado en un comunicado conjunto que más del 70% de los trabajadores han participado en la huelga y miles de personas han tomado parte en las 43 concentraciones celebradas en todo el país contra las políticas del Gobierno. La protesta no ha contado con el apoyo de un tercer sindicato mayoritario, el centrista CISL, pero Meloni se enfrenta igualmente a una reacción masiva por sus intentos de reducir el gasto.

El secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, ha afirmado en Bolonia que "más de 500.000 personas han salido a las plazas para defender la libertad y los derechos". Las demandas incluyen mayor inversión en sanidad, educación, servicios públicos y políticas industriales, así como un incremento en los salarios y las pensiones.

"Es hora de poner este país patas arriba, porque las injusticias han alcanzado un nivel que ya no es tolerable", ha expresado Landini. "Plazas tan llenas demuestran que vamos por el buen camino", ha añadido.

En Roma, la líder del Partido Demócrata, Elly Schlein, ha respaldado la movilización y ha criticado al Gobierno por "recortar en sanidad pública y educación". También ha defendido el derecho a la huelga, garantizado por la Constitución, en medio de medidas judiciales del Ejecutivo para limitar los paros en el sector del transporte.

El transporte público, en el punto de mira

La situación del transporte público ha sido uno de los puntos más señalados por los manifestantes. Francesca Re David, directiva de la CGIL, ha calificado la situación como "desastrosa" y ha subrayado que los trabajadores sufren las consecuencias. Por su parte, Landini ha instado a una transformación estructural del país, asegurando que la movilización busca "darle la vuelta a Italia como un guante".

Pierpaolo Bombardieri, secretario general de la UIL, ha celebrado la alta participación en Nápoles, donde han marchado 30.000 personas, según los sindicatos. "El Gobierno debe escuchar a los trabajadores que hoy llenan las calles de 40 ciudades", ha declarado. En Florencia, más de 70.000 personas han participado en la manifestación, mientras que Cagliari ha registrado una adhesión del 70% en el sector del transporte público.

Cargas policiales en Turín

En Turín, las protestas se han tornado violentas cuando un grupo de manifestantes ha intentado romper el cordón policial en la estación de tren de Porta Nova. Los agentes han propinado palizas con porras mientras los manifestantes han tratado de defenderse en la medida de sus posibilidades. Una vez desalojados de Porta Nuova, la protesta se ha trasladado a la estación de Porta Susa, donde los manifestantes han ocupado uno de los rieles durante varios minutos, bloqueando algunos trenes.

Los incidentes se han registrado al término de la manifestación, en la que también se han quemado fotos de la primera ministra; de su vicepresidente y ministro de Transportes, así como del de Defensa, Guido Crosetto, según los medios locales.

Descontento social en aumento

Los sindicatos argumentan que las políticas del Gobierno de Meloni han precarizado aún más el trabajo. Schlein ha destacado que el Ejecutivo no ha cumplido sus promesas en materia de pensiones y contratos laborales, lo que ha incrementado la incertidumbre entre millones de trabajadores.

Landini también ha subrayado que la huelga refleja una amplia demanda social por cambios en las leyes y políticas que afectan a la dignidad laboral. "Es un día de movilización como hacía tiempo no veíamos, la mejor respuesta que podemos dar", ha comentado.

Las movilizaciones son una advertencia para el Gobierno, según los sindicatos, que consideran estas protestas un mensaje inequívoco de que el descontento social está en aumento. "Hoy estamos viendo a miles, incluso cientos de miles de personas pidiendo cambios", añadió Bombardieri desde Nápoles.

Los organizadores consideran que la huelga marca un punto de inflexión en la lucha por mejorar las condiciones laborales y sociales en Italia. Sin embargo, queda por ver si el Gobierno de Meloni responderá a estas demandas en los próximos días.