Portugal ha comenzado la cuenta atrás. Hay luz al final del túnel que le impuso la troika en mayo de 2011. Pero a ocho meses de que finalice el paquete de austeridad planea la duda acerca de si el resplandor es el principio de un nuevo paisaje o un tranvía en sentido contrario. El Gobierno es optimista sobre todo tras la primera bajada anual del desempleo en el último lustro, mientras la oposición enfría los ánimos recordando que la población activa ha sufrido un descenso equivalente. ¿Segundo rescate o programa cautelar? Ésa es la cuestión. La ciudadanía deshoja la margarita a la sombra de uno de los miembros de la troika, el FMI, que ha señalado que hasta 2015 Portugal es el más necesitado de entre los países rescatados.
Los préstamos que el país luso debe obtener para el período 2013-2015 son en porcentaje de PIB más del doble de los que precisa por ejemplo Irlanda. Según refleja el último Monitoreo Fiscal publicado por el FMI, Portugal requiere cerca de 110 millones de euros, el equivalente al 65,9% de su PIB anual (23,3% en 2013, 22,1% en 2014 y 20,5% en 2015), mientras que las necesidades irlandesas representan el 30,5%. Es el abismo que separa a dos países con intenciones paralelas, pues ambos tienen el objetivo de regresar a los mercados tradicionales en cuanto termine su programa de recortes. 'Mientras que Irlanda tiene sus necesidades financieras cubiertas hasta mediados de 2015, pues ha tenido éxito en captar ahorros de los ciudadanos para financiarse, el Gobierno portugués lo ha hecho muy mal, prefiriendo colocarse en las manos de los bancos nacionales, los grandes suscriptores de la deuda pública portuguesa', explica Sandro Mendonça, profesor de Economía en ISCTE Business School.
Los guarismos del FMI también dejan malparado al Estado portugués en comparación con Grecia y España
Los guarismos del FMI también dejan malparado al Estado portugués en comparación con Grecia (64,8%) y con España (61,5%). 'Significa que Portugal pidió prestado más dinero del que debía. Las empresas y las familias ya dieron marcha atrás en unos gastos exagerados en relación con sus posibilidades, pero no el Estado. Basta con ver la cantidad de dinero que todavía tiene que dejar de gastar para lograr un equilibrio entre lo que recibe de los impuestos y lo que paga. El problema en este caso es que lo sufre toda la sociedad', explica el docente de AESE Business School Jorge Ribeirinho, quien se posiciona a favor de la existencia de eurobonos, 'incluso si implican que el país pierda un poco más de su autonomía, que en el ámbito de la legislación europea ya no es mucha'.
El actual programa de recortes finaliza en junio de 2014, pero el país ya ha comenzado a deshojar la margarita: segundo rescate (a la griega) o programa cautelar. Hay consenso sobre las nefastas consecuencias sociales que conlleva un segundo rescate: nuevas medidas de austeridad y reformas estructurales que exigirían probablemente el acuerdo entre los principales partidos políticos. Es el escenario que todos quieren evitar: 'No interesa ni a Portugal ni a los acreedores y menos a la Unión Europea en conjunto', apunta, Cátia Miriam Costa, investigadora de la Universidad de Lisboa . El fantasma de un segundo rescate ya ha condicionado el Presupuesto de Estado para 2014, anunciado a mediados de octubre y a la espera de ser aprobado por la mayoría parlamentaria del Gobierno Pedro Passos Coelho.
Las elevadas tasas de interés en el mercado secundario son la piedra en el camino que impiden alejar definitivamente las réplicas de un segundo rescate. De hecho, septiembre se despidió con sendas bofetadas bancarias: la entidad británica Barclays avisaba a los inversores de que Portugal iba a necesitar reestructurar su deuda y el banco alemán Commerzbank recomendaba a sus clientes vender deuda portuguesa. Ambas compañías financieras dibujaron un segundo rescate, posibilidad que no ha descartado el propio ministro de Relaciones Exteriores, Rui Machete, en recientes declaraciones a la Agencia Lusa: 'El interés de los bonos portugueses a diez años debe bajar del 6% actual hasta el 4,5% de aquí a junio, para que el país pueda evitar un nuevo rescate internacional'.
El fantasma de un segundo rescate ya ha condicionado el Presupuesto de Estado para 2014
La opción menos mala para Portugal (y la más probable según los expertos consultados por Público) es la hipótesis de un programa cautelar de fronteras y límites borrosos. Se trata de la apertura de una línea de crédito por parte del Mecanismo de Estabilidad Europeo, que distingue dos tipos de planteamientos, ambos por un año renovable en dos ocasiones de seis meses cada una y con un valor de hasta el 10% del PIB. La primera posibilidad es la Línea de Crédito Cautelar Condicionada, que otorgaría un mayor margen de maniobra al Gobierno y a la que recurren los países que cumplen las reglas de financiación europeas, que ya cuentan con un fuerte acceso a los mercados y que presentan una deuda sustentable. La segunda vía es la Línea de Crédito con Condiciones Reforzadas, para naciones en una situación saludable pero que no consigan cumplir los criterios anteriores.
En todo caso, 'con la actual coyuntura interna de austeridad fiscal e interna de autismo europeo, se espera que continúen las políticas de la troika, tanto en el ámbito micro como macro', argumenta el profesor Mendonça, quien en todo caso quiere alejar 'la imagen miserable de Portugal, que no es justa ni real. Hay muchos sectores aquí que no se dejan llevar por este Gobierno ni se conforman con las tendencias suicidas de Europa'. La investigadora Costa relativiza en este sentido las previsiones: 'Es difícil descifrar los mensajes contradictorios del FMI desde que Portugal fue intervenido. Las oscilaciones de posición sólo pueden ser entendidas como una tentativa de este organismo internacional por influenciar en la política nacional. Esta repentina preocupación del FMI [por las necesidades financieras de Portugal] coincide con la discusión del Presupuesto del Estado para 2014. El mensaje es más político que económico, en un momento en el que se percibe que la reacción de la sociedad civil puede alcanzar niveles preocupantes para lo que se considera un escenario económico estable'.
Portugal salió este año de una recesión que le asfixiaba desde junio de 2010. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmaron un crecimiento económico del 1,1% comprando los dos primeros trimestres del año, el porcentaje más elevado de toda la Unión Europea. La sorpresa fue mayúscula porque las previsiones más optimistas apenas proyectaban un alza moderada de entre el 0,3% y el 0,6%. Poco tardaron en llegar sin embargo las llamadas a la cautela y los cuestionamientos a la sostenibilidad del repunte portugués.
La Comisión Europea espera más de 1.700 millones de euros de austeridad para Portugal en 2015
La última institución en tratar de poner los pies en la tierra ha sido la Comisión Europea, quien en su último European Economic Forecast considera que la recuperación se debe a factores 'extraordinarios' (como la devolución a los funcionarios de los subsidios de Navidad y de vacaciones), por lo que cuestiona su durabilidad, señalando que los principales riesgos que pesan sobre el cumplimiento de las metas del déficit ya no tienen tanto que ver con la situación macroeconómica como en años anteriores, sino con consideraciones 'de naturaleza legal', en referencia a que el Presupuesto para 2014 pueda ser revocado por el escrutinio del Tribunal Constitucional.
La Comisión Europea, también miembro de la troika en un tridente que completa el Banco Central Europeo, espera más de 1.700 millones de euros de austeridad para Portugal en 2015, lo que habrá que sumar a los recortes de 3.900 millones de euros ya planteados en el Presupuesto para el próximo año. Bruselas asume que el déficit para este año será del 5,9% del PIB y prevé que la deuda pública alcanzará este año un pico del 127,8% del PIB (frente al 124,1% del pasado año), para caer al 126,7% en 2014 y al 125,7% en 2015. La previsión de crecimiento del PIB portugués, según explica el profesor del ISCTE Francisco Madelino, 'levanta grandes dudas, salvo que haya un crecimiento elevado de la demanda externa, es decir, de las otras economías europeas, minimizando así el impacto negativo en la demanda interna'.
El desempleo se ha colado en cada rincón de Portugal, que acostumbrado a unos índices en torno al 8% actualmente duplica su cifra de parados. Tanto el Gobierno (Partido Social Demócrata y Centro Democrático y Social-Partido Popular) como la oposición (Partido Socialista y los dos partidos a la izquierda: Partido Comunista y Bloque de Izquierda) agitan con el índice de empleo según sus intereses e interpretaciones. El mismo vaso está medio lleno o medio vacío, según a quién responda.
Por vez primera en cinco años, el desempleo acaba de registrar un descenso homólogo
Por vez primera en cinco años, el desempleo acaba de registrar un descenso homólogo: la tasa de paro entre julio y septiembre fue del 15,6%, 0,2 puntos menos que en el mismo período del pasado ejercicio (y 0,8 puntos por debajo del segundo trimestre de este año). Los datos registrados por el INE subrayan la creación de más de 120.000 empleos, aunque precisamente en el mismo período en el que la población activa (la que está empleada o que buscó trabajo en el último mes) disminuyó en 135.000 personas. El aumento de la emigración y el descenso de la inmigración explican parte de un fenómeno muy complejo.
La Comisión Europea añade más fuego a la mejoría laboral, proyectando a Portugal como el tercer país de la zona euro con una pérdida más acentuada de empleos entre finales de 2012 y 2015. Durante esos tres años, el European Economic Forecast prevé una variación negativa del empleo del 4%, es decir, la desaparición de más de 180.000 puestos de trabajo, resultados apenas superados por el 10,3% de Chipre (bajo medidas de rescate desde junio de 2012) y el 4,2% de Eslovenia (el principal candidato a ser el próximo rescatado por la troika).
La madeja en la que está envuelto Portugal se enreda según se acerca junio de 2014, el fin del actual rescate. Las interpretaciones dejarán paso a los hechos a partir de entonces: la República tiene que tener dinero para pagar a los acreedores más del doble de lo que ya pagó este año en préstamos a largo plazo y la Agencia de Gestión de la Deuda Pública considera que el grado de presión será muy elevado sobre las cuentas públicas. Hay dos momentos que se antojan cruciales. El 16 de junio, todavía bajo el paraguas de la troika, Portugal debe hacer frente a un préstamo de 5,7 mil millones de euros emitido en junio de 2003 por el Gobierno de José Manuel Durão Barroso. El 15 de octubre será el turno de pagar los más de 7,8 mil millones de préstamo contraídos en 2009 por José Sócrates. ¿Segundo rescate o programa cautelar? Ésa es la cuestión.
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