El Estatut es un problema de Estado y nadie debe 'lavarse las manos'. Es la tesis de José Montilla y el PSC. Buscan evitar a toda costa que su partido hermano, el PSOE, y José Luis Rodríguez Zapatero se inhiban en un momento clave de la gestación de la sentencia en el Tribunal Constitucional (TC).
Las filtraciones de la calle Domenico Scarlatti, sede del TC, dibujan una situación envenenada con un enroque de posiciones entre magistrados. Apuntan, además, que aspectos esenciales del Estatut, tanto competenciales como identitarios, podrían salir malparados. En público, Montilla siguió mostrándose convencido de la plena constitucionalidad del texto y amaga con la respuesta 'política' al
El entorno del president insistía en que su dureza, jaleada por ERC e ICV, tiene más que ver con la intervención de Zapatero el anterior lunes en la ejecutiva del PSOE que con filtraciones o globos sonda. El presidente recordó a Miquel Iceta, representante del PSC en Ferraz, que la sentencia debe acatarse al margen de su alcance y que no es de recibo presionar a los magistrados.
La contrariedad en el Govern no había desaparecido aún ayer y señalaban que Zapatero no puede dejar el asunto 'a su suerte'. Deberá 'volverse a implicar porque se juega tanto como nosotros'.
El mismo Iceta, viceprimer secretario del PSC, compareció este lunes tras la Ejecutiva de su partido. Fue inequívoco: 'Todos los socialistas votamos el Estatut en el Congreso y el Senado e hicimos juntos campaña por el sí en el referéndum', recordó. Tras invocar lo recorrido 'desde la convicción de la plena constitucionalidad', aseguró que si el TC decreta otra cosa 'en cierta medida todos nos sentiremos desautorizados; el PSC y el PSOE'.
El PP, inflexible, sitúa a Montilla en una campaña de desprestigio del TC
Un hecho que pondría en jaque 'el encaje de Catalunya en España' y unas palabras que recordaban al 20 de julio de 2008. Entonces, Montilla afeó a Zapatero, que le escuchaba en la clausura del congreso del PSC, el poco compromiso con un Estatut. Un texto, le recordó al presidente, 'que tú votaste y que es una ley a cumplir'.
El Montilla de ahora no es diferente al de entonces. Este lunes, en un acto muy simbólico, la toma de posesión de los juristas del Consejo de Garantías Estatutarias (una suerte de TC catalán creado por el nuevo Estatut para sustituir al Consejo Consultivo y cuyos dictámenes serán vinculantes), el president no bajó el tono. 'La institución demuesta dijo la viabilidad del Estatut, que pese a las dificultades y el pesimismo está vivo y es constitucional'.
Montilla lanzó una puya al Alto Tribunal. En su reconocimiento al Consultivo puso en valor su 'independencia y imparcialidad'. 'Y eso dijo en el contexto actual toma más valor que nunca'.
El president aseguró que el Estatut garantiza a Catalunya 'prosperar nacionalmente' y que la voluntad de desplegarlo es 'insobornable'. 'No renunciaremos a hacer prevalecer el pacto político que lo hizo posible', aseguró. Trazó así la fina línea que a medio plazo el Govern no cree en una sentencia 'inminente' quizás separe el acatamiento legal del político.
Era el tono del tripartito el mismo día que el Gobierno, quizás para aplacar ánimos, renunciaba a llevar la Ley de Educación Catalana, que sortea la imposición de la tercera hora de castellano, ante el Constitucional.
Si el fallo es adverso, Mas hará un frente por el concierto económico y el Prat
Pero a Artur Mas y a CiU no le bastaba la contundencia del president ni los mensajes cruzados de la familia socialista. Exigió convocar una cumbre de líderes para fijar posición. Y avanzó que debería contener un 'plan de acción' ante un eventual recorte: el concierto económico y el traspaso de los aeropuertos. Dos asuntos que no violentan la Constitución pero históricamentedesatendidos. Unos temas que deberían dirimirse en Madrid y que, en la práctica, podrían acabar en divorcio PSC-PSOE. El líder convergente insistió en que el TC debería 'inhibirse' sobre el Estatut.
En el otro extremo, el PP. Los populares aseguraron, por boca de su secretaria general María Dolores de Cospedal, que el PP 'no cambiará' de posición y avisó que a Montilla no le quedará otra 'que acatar la sentencia', como hará el PP 'diga lo que diga el TC'. Alicia Sánchez Camacho también se puso de lado del Constitucional y lamentó que el president esté inmerso en una campaña 'lamentable e irresponsable' de deslegitimación del Alto Tribunal.
Nervios en el tripartito
Los socialistas catalanes pondrán toda la carne en el asador para que el Estatut salga lo más indemne posible del Tribunal Constitucional. Tienen asumido que José Luis Rodríguez Zapatero acatará la sentencia con todas sus consecuencias y que no les acompañará en ninguna “respuesta” que se plantee desde Catalunya. Por eso necesitan que no sea necesario plantear ningún ‘plan B’ que desborde nada. No menos inquietos están sus socios de gobierno, ERC e ICV. Los republicanos temen que la presión de CiU y de la sociedad civil independentista haga inviable su presencia en un tripartito que “acate” si hay recorte. Pero también es cierto que un recorte rearmaría su discurso. Unos y otros van, en este asunto, a la una. La de ERC e ICV es una alianza fuera de lo común.
CiU aguarda
El ‘plan B’ es la quimera de CiU. ¿Qué hacer si hay recorte? Los nacionalistas son ambiguos. Ayer, su líder Artur Mas salió al paso rescatando la reclamación del concierto económico y el traspaso de los aeropuertos, un asunto al que renunció al pactar el Estatut con Rodríguez Zapatero. En noviembre de 2007, Mas habló de derecho a decidir. Después, este mutó en una petición de elecciones anticipadas, y ayer quedó en el concierto y traspasos.Mas no tiene las espaldas todo lo cubiertas que desearía. Sus socios de UDC, con Josep Antoni Duran Lleida al frente, le han dejado claro que quieren que sea José Montilla quien lidere la respuesta a un fallo adverso del Constitucional. Así lo escenificaron en una cumbre con el PSC el pasado verano. Tampoco ven con buenos ojos que Mas presione y ataque al TC a diario.
El PP tiene prisa
Los conservadores son los que más urgencia tienen, porque el Tribunal Constitucional falle después de más de tres años de trabajos. Su líder en Catalunya, Alicia Sánchez Camacho, sabe que nadie querrá acercarse a ella mientras la espada de Damocles del TC penda sobre el Estatut. Y en la sede de la calle Génova son conscientes de que sus potenciales aliados naturales de CiU no se plantearán ningún acuerdo hasta que este asunto se haya despejado. Por su parte, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, mantenía ayer el tipo y señalaba que la posición del PP en este asunto no depende de alianzas futuras. El discurso del PP sólo es compartido en Catalunya por Ciudadanos. Ayer, pidieron al “indigno y nefasto” José Montilla que convoque ya elecciones .
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