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Cinco años clave para España

La Presidencia de la Unión Europea y la pérdida de fondos estructurales marcarán la agenda española en Europa

DANIEL BASTEIRO

En tan sólo unos meses, los ministros y presidentes de la Unión Europea redescubrirán España. La Presidencia española de la UE, el primer semestre de 2010, será el momento de mayor protagonismo en los últimos años para el Gobierno, que presidirá las reuniones de los Veintisiete.

En algunas ocasiones, se celebrarán en ciudades que obliguen a los funcionarios europeos a hacer la maleta y volar a España. Para ello, José Luis Rodríguez Zapatero tendrá que apoyarse en una nueva Comisión Europea, donde el presidente será nombrado respetando el resultado de las elecciones del 7-J, y muy probablemente aplicará el Tratado de Lisboa, el libro de instrucciones de la UE que los irlandeses votarán en octubre.

Pero España no será protagonista sólo por la Presidencia rotatoria de la UE. En la próxima legislatura, a España le tocará luchar por la solidaridad europea. En el periodo 2007-2013, las autonomías más desfavorecidas recibirán 35.000 millones de euros, lo que coloca a España como segundo país que más fondos recibe, tras Polonia, que obtiene 67.000.

Sin embargo, en el siguiente periodo, que se negociará durante la legislatura que viene, la entrada de los países del Este sacará a España del grupo de beneficiarios netos de unas ayudas que se negocian en base a la renta media comunitaria. La Eurocámara, que tiene poder de codecisión en el área presupuestaria, tendrá que ratificar el nuevo reparto, que comenzará a negociarse en los próximos meses.

Entre los temas más destacados que pasarán por la Eurocámara en la próxima legislatura, a España afectan especialmente los que tienen que ver con la inmigración, área en la cual la UE tiene previsto pactar unas nuevas normas de asilo y refugiados así como reformar el sistema de control de fronteras.

Además, la política agrícola de la UE la PAC se reformará, reduciendo el sistema de ayudas y subsidios, donde los Veintisiete se gastan más de la mitad del presupuesto comunitario.

Sin embargo, una mayoría de asuntos que se debatirán hasta 2014 en el plenario de Estrasburgo modificarán las leyes españolas, desde el copyright a las nuevas directivas que redibujarán el sistema de las telecomunicaciones, desde la seguridad nuclear al etiquetado de alimentos o la movilidad de pacientes.

Por otra parte, España se juega el destino de varios políticos de prestigio en los próximos años. En esta legislatura, durante dos años y medio, tres españoles coincidieron en puestos de alta responsabilidad: Joaquín Almunia, como comisario de Asuntos Económicos; Javier Solana, como Alto Representante para la Política Exterior, y Josep Borrell, que ocupó la presidencia de la Eurocámara.

Con la nueva legislatura, ni el cargo ni el nombre de Almunia están confirmados. Aunque habrá un comisario español, no está decidido en qué cartera. Si el Tratado de Lisboa es finalmente apoyado por los irlandeses en otoño, el cargo de Solana se integrará en la Comisión, donde sólo puede sentarse un español. Borrell, ya acomodado como presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia, no tiene entre los diputados españoles a ningún candidato a emularle.

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