madrid
"Estamos orgullosos de que estén todas las playas manchadas". Esta fue una de las primeras frases de Jaime Fernández-Cuesta, presidente de Repsol Perú, en su aparición en la televisión ocho días después del vertido en las costas de Lima que supuso uno de los mayores desastres ecológicos en la historia de Perú. El hijo del último ministro de Comercio franquista soltó algunas perlas más en su viral presencia televisiva que lo convirtió en tendencia en redes sociales durante 19 horas.
Esta errata no fue lo que más enfadó a los peruanos. Entre otras cosas dijo que estaban asumiendo las consecuencias desde el primer día sin escatimar un dólar, después de que solo se vieran algunas personas con escobas y recogedores. También aseguró que el plan de contingencia de la compañía había funcionado a pesar de que el vertido fue de unos 12.000 barriles de crudo, contaminando la superficie equivalente, como señalaba el periodista Marco Sifuentes, a 16.000 campos de fútbol y más de 100 kms de costa. Y habló de un error de percepción inicial, ya que el informe preliminar de Repsol recogía tan solo siete galones de crudo vertido, lo que equivaldría a la sexta parte de un solo barril. Además, llamó "desastre natural" al vertido. Y para cerrar su intervención dijo que "no hay nada que no se pueda corregir", después de haber contaminado dos áreas protegidas, la zona reservada del Ancón y el Islote de los Pescadores. De hecho, en estas zonas, las costas de Ventanilla y Ancón, se podría haber producido la desaparición de los únicos ejemplares de especies como la nutria marina, que según reportes de biólogos como Yuri Hooker Mantilla, del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, habrían muerto.
Esta intervención se suma a la de la gerente de comunicación de Repsol Perú, Tine Van Den Wall Bake, un par de días antes en la emisora de radio RPP, donde afirmó que su empresa no era la responsable del vertido ni del desastre ecológico sufrido. Así que podemos decir que los responsables de la filial de la empresa española le tomaron el pelo de manera figurada a los peruanos. Pero lo más sorprendente es que también se lo habrían tomado, literalmente, con una campaña en redes pidiendo que la gente se cortara el pelo y lo donara para absorber el petróleo de las costas.
Dieciséis días y un vuelco
El 15 de enero se produce el vertido al romperse dos vías de transmisión del petrolero que portaba en torno a un millón de barriles en la refinería de La Pampilla, en la localidad de Ventanilla junto a Lima, propiedad de Repsol, debido supuestamente al aumento de oleaje provocado por la erupción del volcán de la isla Tonga. La empresa hace un informe preliminar del suceso en el que afirma que el vertido es de siete galones, lo que equivale a la sexta parte de un barril.
A la llegada del petróleo a las costas, la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA) de Lima Noroeste abrió una investigación por el presunto delito de contaminación ambiental a los representantes legales y funcionarios de la refinería de La Pampilla. Por su parte, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) reportó que el derrame de crudo había "comprometido" la Zona Reservada de Ancón y parte de la reserva nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, zona de refugio de aves marinas que producen guano, producto del que Perú es uno de los mayores productores del mundo y cuya demanda creció en 2021 ante el incremento del precio de los fertilizantes importados.
El alcalde de Ventanilla confirmaba que ya había más de cuatrokilómetros de playas contaminadas y que tan solo unas 15 personas con escobas y recogedores intentaban quitar las manchas negras de los arenales, que volvían a ser cubiertos de nuevo con el petróleo llegado del mar.
El ministro de Medio Ambiente peruano, Rubén Ramírez, evalúa el vertido en un total de 6.000 barriles el 17 de enero. El 25 de enero el Gobierno reporta un segundo vertido, que niega la empresa. La cantidad fue elevada a 11.900 barriles por parte del Gobierno el 28 de enero, Repsol confirma pocas horas después que hubo un vertido de al menos 10.396 barriles, 60.000 veces la cantidad inicial en su informe preliminar. Cuando el vertido pasa a ser la principal preocupación del país, se aumenta hasta 2.000 el número de personas involucradas en la limpieza de las playas.
Al conocerse los nuevos datos del desastre, un juez prohíbe la salida del país de cuatro directivos de la empresa durante 18 meses, entre los que está su presidente, Jaime Fernández-Cuesta. También se conoce la orden de paralizar las actividades de Repsol de carga y descarga en la refinería, que viene dada por el Organismo Fiscalizador de Evaluación Ambiental (OEFA) y que contempla los cuatro terminales marítimos de los que dispone la destilería y la actividad del buque causante del vertido.
Una de las cosas más llamativas fue el silencio de Keiko Fujimori, líder de la oposición en Perú, ante el vertido de Repsol y muchos recuerdan que Jorge Barata, directivo de Odebrecht, afirmó que la compañía española era una de las empresas con "capacidad de aporte" en 2011 para financiar la campaña de Keiko Fujimori.
Campaña para cortarse el pelo y absorber el petróleo
Quizás lo más sorprendente de toda esta historia es que,días después del vertido, se empezó a difundir una campaña que animaba a la gente a cortarse el pelo y donarlo: unas 60.000 publicaciones en Twitter y vídeos de influencers con varios cientos de miles de visitas indicaban las bondades del cabello humano para absorber el petróleo y recomendaban una red de peluquerías y establecimientos para donar este cabello. Incluso el municipio de Lima o medios como AS Perú se sumaron a dar difusión a la campaña.
La acción podría parecer una estrategia para convertir el enfado y las manifestaciones de los peruanos contra Repsol en una movilización colectiva y masiva en favor de limpiar la contaminación.
Mucha gente se preguntaba de dónde podría partir esta idea y varios usuarios de redes sociales y algunos medios especializados en el seguimiento de influencers apuntaron que tras esta iniciativa podría estar la propia Repsol Perú, ya que la principal promotora de esta campaña fue la influencer Natalie Vertiz, que con más de 3,5 millones de seguidores, hizo varias publicaciones para invitar a cortarse el pelo para ayudar a limpiar el petróleo. Se da la circunstancia de que, según dichos medios, Vertiz es la pareja de Yaco Eskenazi, quien fue imagen anteriormente en varios anuncios para Repsol. La cuenta oficial de Instagram de Repsol Perú solo seguía entonces dos cuentas ajenas a la empresa, precisamente las de Vertiz y Eskenazi.
Esta campaña fue lanzada el 22 de enero de manera coordinada, pero tres días después el ministerio de Medio Ambiente peruano emitió un comunicado anunciando que no se iba a usar el cabello humano para la limpieza del petróleo. Todo apunta, por tanto, a que esta iniciativa fue, literalmente, una "tomadura de pelo".
El periodista peruano Marco Sifuentes, en su paso por Pandemia Digital, nos puso en la pista de esta campaña y manifestó su sorpresa "ante la ausencia de cobertura periodística en España del desastre ecológico, donde ninguna tele lo reportó y solo algunos medios digitales lo hicieron". Esto nos lleva de nuevo a la protección de ciertas empresas por parte de los medios; en este caso, incluso, podemos ver la fuerte relación de familias franquistas con empresas energéticas y medios de comunicación, como sucede en el caso de los Fernández-Cuesta.
La estirpe Fernández-Cuesta: de dirigentes franquistas a controlar Repsol y medios de comunicación
Mucha gente podría preguntarse cómo alguien capaz de generar tanta animadversión por sus declaraciones públicas ante los peruanos ha podido llegar a ser el presidente de Repsol Perú, pero si tiramos del árbol genealógico podríamos llegar a varios puntos que arrojan elementos sobre el debate de la meritocracia. Jaime es hijo de Nemesio Fernández-Cuesta, último ministro de Comercio del régimen franquista, que ya a los 21 años fue nombrado vicepresidente del Banco de España.
Durante la dictadura escribía artículos deportivos y económicos en Marca y ABC, ambos dirigidos por familiares, ya que Nemesio era nieto de Torcuato Luca de Tena, fundador del ABC.
Con la llegada de la democracia, Nemesio no cayó en el ostracismo, al igual que no lo hicieron el resto de cargos importantes en el franquismo, quienes acabaron ocupando puestos de relevancia durante la transición. Nemesio fue nombrado director de Prensa Ibérica y de Petronor, fue directivo del Real Madrid y dejó muy bien colocados a sus diez hijos, muchos de ellos en Repsol, ya que también fue vicepresidente ejecutivo de la compañía.
Uno de los mejor colocados en la petrolera fue su primogénito Nemesio, que no solo heredó el nombre de su padre sino también el número 2 de la empresa. Además, tuvo un llamativo paso por la política: en primer lugar fue nombrado secretario de Estado en el Gobierno de Aznar y posteriormente se sumó a las filas de UPyD criticando la corrupción insostenible del PP.
Pero si queremos ir al origen de la buena posición de los Fernández-Cuesta que facilitó todos sus éxitos económicos, empresariales y políticos, seguramente tengamos que remontarnos unos años atrás y llegar hasta el tío Raimundo, fundador de la Falange Española e íntimo amigo de José Antonio Primo de Rivera. Durante la dictadura fue ministro de Agricultura, de Justicia y del Movimiento.
Fue uno de los más críticos con el proceso de transición siendo uno de los 59 procuradores de las Cortes franquistas que votó en contra de la Ley para la Reforma Política que derogaba los Principios Fundamentales del Movimiento. Ya en democracia refundó la Falange Española de las JONS, que se presentó a las elecciones de 1977 en coalición con otros grupos de extrema derecha como la Alianza Nacional 18 de Julio, aunque con tan pobres resultados que no lograron ni un solo diputado.
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