madrid
La muerte de Néstor Alexander, un repartidor fallecido tras chocar con un camión de basura, que ejercía como rider sustituto para Deliveroo, ha vuelto a poner el foco sobre la extrema precariedad que sufren estos trabajadores.
Aunque este colectivo de trabajadores son símbolo de precariedad en el país, existen otros muchos que se encuentran en una situación muy similar, como es el caso de los conductores de VTC. Es decir, los trabajadores de Cabify y Uber, entre otros, que cuentan con más de 13.000 licencias en el país.
Desde que este modelo empezó a operar en España con mayor intensidad en 2014, la polémica sobre este tipo de empresas no ha dejado de aparecer. No solo por la competitividad en los precios con respecto al taxi, sino también por las condiciones laborales que tienen muchos de estos conductores y del tipo de contratación que realizan estas empresas, unas prácticas que recuerdan mucho a las de Glovo o Deliveroo.
Alquiler de licencias o trabajar a cambio de una comisión
En la web, al igual que pasa con las aplicaciones en las que prestan servicios los riders, se encuentran anuncios en los que se alquilan licencias VTC o se busca trabajar como conductor a cambio de una comisión. Estas personas se encuentran en situaciones muy similares a las de los repartidores que alquilan una cuenta: necesidad extrema de trabajar.
Juanjo lleva 3 años trabajando como conductor de VTC y conoce casos de personas que trabajan a comisión para el dueño de una licencia VTC y otros que se dan de alta como autónomos para alquilar una de estas licencias.
"Tengo conocidos que sobreviven trabajando a comisión para las personas que tienen la licencia VTC. Algunos lo hacen al 30% o al 40% y ahora con la pandemia sacan lo justo para comer, pero hay personas que tienen mucha necesidad. Otras directamente lo alquilan y pagan un dinero por la disponibilidad de esa licencia, pero vuelve a ocurrir lo mismo, pagan una cantidad importante de dinero y ahora con la pandemia se está haciendo muy poca facturación, por lo que acaban sacando lo justo para sobrevivir", cuenta.
Falsos contratos a media jornada
Juanjo explica que, con la llegada del coronavirus, la situación de muchos conductores de VTC se ha agravado porque, al haber menos movimiento de personas, muchos han sido despedidos o no han llegado a los objetivos mínimos para permanecer en la empresa.
Según cuenta, la situación de pandemia está dando pie a que algunas empresas cometan diversos abusos y fraudes laborales. Entre ellos el contratar a los conductores a media jornada mientras les hacen trabajar a jornada completa, como es su caso.
"La empresa nos está pagando la mitad en negro y la otra mitad la cobramos en la nómina. Es algo que está muy mal, pero no tenemos otra opción. Además, sabemos que esto nos perjudica porque, si nos despiden, solamente cobraremos el paro por media jornada", explica.
Juanjo asegura a Público que la empresa les avisa desde el primer momento que tendrán que hacer 70 u 80 horas semanales para poder permanecer en ese trabajo, pero que los conductores aceptan porque se encuentran en una situación de necesidad extrema.
"Vivimos en una absoluta indefensión porque, si la empresa quiere despedirnos porque no llegamos a los mínimos, nos vamos al paro", lamenta.
Mínimo de facturación y más de ocho horas de trabajo
Las empresas VTC exigen un mínimo de facturación a sus trabajadores. En el caso de Cabify se exige un mínimo de 3.000 euros mensuales de facturación y en el caso de los conductores de Moove (socio principal de Uber) la cantidad asciende a los 3.400 euros mensuales, para poder acceder a incentivos.
Con esta última empresa ya hubo polémica en junio del año pasado, cuando pretendió subir el mínimo a 4.000 euros mensuales, no permitiendo cobrar incentivos a los trabajadores que facturasen por debajo de esa cantidad.
La necesidad de llegar a cifras tan altas hace que los trabajadores trabajen más de ocho horas poniendo en riesgo su integridad y la de los pasajeros que utilizan estos servicios.
El abogado laboralista Víctor Llanos explica que las empresas de estas aplicaciones o las que subcontratan trabajadores para estas aplicaciones utilizan estas plataformas para diluir las relaciones laborales o los efectos de la misma entre el trabajador y la empresa. Además, asegura que la aplicación se modifica para beneficiar a la empresa y perjudicar a los trabajadores.
"En el caso de los conductores de Uber y Cabify, cuando los trabajadores reclaman horas extra, la empresa alega que solo es tiempo de trabajo el tiempo que están con un pasajero dentro del coche y no el tiempo que están esperando a que les soliciten un viaje, algo que vale tanto para un rider como para un conductor", aclara.
"El tiempo de trabajo no es únicamente el tiempo en el que un conductor lleva a un pasajero de un sitio a otro ni el tiempo en el que un rider lleva el pedido de un restaurante a un domicilio, el tiempo de trabajo también son las esperas, el tener que estar dando vueltas por alguna zona para que entre algún cliente a través de la aplicación... porque es tiempo que están a disposición del empresario", asegura.
Llanos explica que con la uberización de la economía se está restaurando el trabajo a destajo propio de siglos pasados.
Denuncias, sentencias y accidentes
Las VTC ya acumulan varias denuncias por obligar a sus trabajadores a realizar más horas de las que estipula el Estatuto de los Trabajadores. Además, ya existen sentencias favorables a los trabajadores.
En junio del 2019 el Juzgado de lo Social 12 de Valencia obligó a una VTC de Cabify a readmitir a 13 trabajadores a los que intentó forzar a hacer 60 horas semanales. Unos meses más tarde, en diciembre del mismo año, la Intersindical Alternativa de Catalunya y otros sindicatos presentaron diversas denuncias contra Uber y Cabify en seis comunidades autónomas por el exceso de jornada de sus conductores bajo el argumento de que les obligaban a trabajar 20 horas semanales más de las permitidas.
En enero del 2020 el Sindicato Andaluz de Trabajadores denunció a Cabify ante la Inspección de Trabajo por obligar a sus conductores a trabajar hasta 14 horas al día y en abril de ese mismo año una sentencia reconoció que trabajadores de VTC trabajaban 12 horas al día, pero la empresa les pagaba únicamente por ocho horas.
Son muchos los testimonios de conductores que aseguran que trabajan más de 40 horas semanales. De hecho, Público se hizo eco de la historia de Sergio, un hombre que trabajó más de 400 horas en un mes para Cabify por un sueldo de 822 euros.
Con estas jornadas, es normal que los conductores sientan fatiga y pierdan reflejos al volante. De hecho, en enero del 2020, un conductor de VTC se quedó dormido al volante y atropelló a dos personas en Sevilla. Una de ellas, un hombre de 89 años, falleció en el hospital tras el impacto.
Estos accidentes se producen por las mismas causas que los de los riders: precariedad laboral y necesidad de sacar mucho trabajo adelante para poder cobrar un sueldo que les permita sobrevivir. En el caso de los riders uno de los principales motivos de los accidentes es el intentar hacer el máximo de pedidos para poder cobrar la parte proporcional y, en el de los conductores de VTC, el hecho de trabajar muchas horas para intentar llegar a un mínimo de facturación.
Esta realidad ha llevado a que Cabify advierta a las subcontratas de VTC que multará las empresas que obliguen a sus trabajadores a hacer jornadas maratonianas. Lo hizo a través de un comunicado oficial en el que solicitaba a todos los gestores de flotas un mayor control de las horas de conexión de los conductores.
Falsos autónomos
En España, los conductores de VTC tienen contratos laborales y contratos mercantiles. Es decir, algunos están contratados por la empresa y otros trabajan como falsos autónomos.
El pasado 19 de febrero se conocía una importante sentencia en Reino Unido sobre la economía de plataformas digitales, ya que la empresa de transporte Uber perdió la batalla legal sobre su modelo de contratación y ahora deberá contratar a los conductores como trabajadores propios y no como autónomos, según dictaminó el Tribunal Supremo del Reino Unido.
Esta sentencia es relevante, ya que pone un punto firme sobre los modelos laborales de la economía de plataformas en Reino Unido, pero que se puede extender a otros países en los que este modelo también existe.
En España, el Ejecutivo considera que la futura Ley Rider sólo es el primer paso de una norma que se irá ampliando para proteger al resto de trabajadores de plataformas.
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