madrid
Actualizado:Este lunes, el Banco de España ha descartado el escenario que planteó hace unas semanas, en el que preveían una recesión más breve y moderada provocada por la covid-19 y ahora estima que la emergencia económica provocará una contracción "muy severa" del PIB de entre el 9,5% y el 12,4% este año, con una recuperación en 2021 insuficiente para alcanzar el nivel previo, registrando un avance económico de entre el 6,1% y el 8,5%.
Ahora, tras más de dos meses de la entrada en vigor del estado de alarma que paralizó casi por completo el país, sus actividades económicas y sus rutinas sociales, el debate político se centra, en una parte muy importante, en la recesión económica, en el cierre de miles de empresas y en la situación de millones de españoles.
En estos dos meses, ha dado tiempo a que miles de trabajadores hayan perdido su empleo, más de tres millones hayan sido afectados por ERTE –con la reducción de salario que eso supone– y muchos ciudadanos que trabajaban sin estar dados de alta en la Seguridad Social se hayan visto sin nada de un día para otro.
La precariedad previa a esta situación sanitaria, que lleva latente desde la anterior crisis nacida en el año 2008, ha sido un factor clave para que muchas familias no tuviesen un colchón económico para enfrentar esta situación. Además, los bajos sueldos están afectando a los trabajadores en ERTE que, si ya de por sí no conseguían llegar a fin de mes, ahora –con un 70% de su sueldo– no consiguen hacer frente a los gastos diarios más básicos.
Por estos motivos, cada vez son más las personas que tienen que acudir a bancos de alimentos porque no tienen ni un euro en la cuenta que les permita hacer la compra. Las largas colas de Aluche (Madrid) no son una excepción, por lo que estampas similares pueden apreciarse a lo largo de todo el territorio español. Escenas que recuerdan a las de la anterior crisis económica, pero que se han producido en tan sólo dos meses –debido al estado de alarma y el confinamiento de multitud de sectores económicos–.
Andrés Conde, director general de Save The Children, ha explicado a Público que estas familias más vulnerables suelen ser familias monoparentales y familias encabezadas por trabajadores pobres que sus ingresos no les permiten salir de la pobreza. Además, de personas que forman parte de la economía sumergida.
Familias que intentan trabajar pese a la covid-19
Todo esto ha llevado a que multitud de familias trabajadoras que podían encontrarse en esta situación hayan intentado seguir trabajando para poder llevar comida a sus casas, algo que algunos han conseguido y otros muchos no.
Rubén es padre de familia y vive en Sevilla. Trabajaba en un bar como camarero desde hacía 10 meses, tras varios años en el sector de la construcción, la fontanería y los arreglos varios. Cuando se enteró de que iba a ser padre buscó un trabajo en el que le contratasen y, tras meses de búsqueda, consiguió trabajo de camarero.
En marzo fue despedido por la emergencia del coronavirus y ahora se encuentra desesperado. "Estamos tirando de abuelos porque nosotros solos no podemos pagar los gastos, y mucho menos con una niña tan pequeña", cuenta.
Asegura que durante estos dos meses ha intentado encontrar trabajo sin éxito y que no ha tenido ningún miedo al virus en comparación al miedo que le provoca no poder alimentar a su familia.
Su mujer trabajaba "en negro" limpiando casas y ahora no recibe ningún tipo de ingreso. "Ella ha conseguido alguna limpieza esporádica estos meses. Nos ha venido muy bien porque con eso podíamos hacer compra", añade.
Jonathan también ha vivido una situación similar y, tras perder su trabajo, se ha puesto a trabajar en una plataforma de reparto y, aunque asegura que el salario es muy bajo y el contacto con las personas ha sido –y es– muy elevado "era eso o nada".
El coronavirus destapa y aumenta la pobreza invisible
Antes del coronavirus, uno de cada diez trabajadores españoles se encontraba bajo el umbral de la pobreza. En concreto, el 13% de los trabajadores asalariados españoles se situaban por debajo del 60% la mediana de ingresos del país.
Muchos de ellos, sorteaban el umbral con algún trabajo 'en negro' que les permitía llegar a fin de mes. Algo que, con la emergencia del coronavirus, ya no se puede producir, dejando en evidencia el precario sistema en el que llevan viviendo durante años multitud de familias en España.
Este tipo de precariedad, muy común en tiempos de prepandemia, pasaba desapercibido porque estos trabajadores no tenían que solicitar ayuda a los servicios sociales, parroquias o asociaciones de vecinos, y es ahora cuando muchas personas que vivían al día se encuentran pidiendo ayuda para poder comer.
Muchos de estos trabajadores que están solicitando amparo en esta emergencia del coronavirus es la primera vez que la solicitan y muchos no sabían ni dónde tenían que acudir.
Además, son las grandes ciudades –en las que el nivel de vida es mucho más cara– las más castigadas y en las que más familias necesitan ayuda.
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