Pep Guardiola echó ayer mano del manual de la autosuperación y puso en marcha los mecanismos básicos para que los últimos contratiempos no afecten al ánimo de la plantilla azulgrana ante una semana de gran exigencia.

El de Sanpedor dejó en San Mamés el abatimiento por el último percance sufrido, la lesión de Messi, y comenzó a bombardear a sus jugadores con inputs positivos. En el vestuario azulgrana no hay lugar para el pesimismo, y menos cuando en seis días el Barça se juega su futuro en Europa y la honra en el clásico.

Así, aunque el concurso del argentino ante el Inter de Milán parece complicado, Guardiola no quiere descartarlo para ninguno de los encuentros.

'Sacaremos esto adelante', proclama el entrenador. Una frase que ayer Busquets repitió en la sala de prensa de la ciudad deportiva azulgrana. El jugador de Badía hizo suyo el mensaje del técnico: 'Los que estemos vamos a intentar sacar todo adelante con muchas ganas', aseguró. La siguiente tarea que se ha impuesto el entrenador catalán es conseguir que mañana el Camp Nou transpire el ambiente de las grandes noches europeas. 'Saldremos al 200% y esperamos que la afición responda', convino Busquets. 'Que no quede ni un asiento vacío', solicitó Guardiola.

De momento, para el encuentro ante los italianos no queda ni una entrada en taquillas, así que el pleno dependerá de la respuesta de los socios.

Ante un partido de tal trascendencia, pues el Barcelona necesita sumar cuatro puntos en los dos próximos encuentros para asegurarse el pase a la próxima fase europea, el clásico del domingo ha quedado en un segundo plano. También la pérdida del liderato tras el tropiezo en San Mamés.

Si antes del partido del sábado Guardiola repitió hasta la saciedad 'el Inter no existe, sólo existe Bilbao', ahora parece difícil que alguien en el vestuario azulgrana piense en el Madrid antes que en el duelo de mañana. El Inter llegó anoche a Barcelona.