El Mallorca se clasificó para los cuartos de final de la Copa al imponerse al Rayo en un segundo tiempo muy inspirado. Los vallecanos se adelantaron al filo del descanso, pero los de Manzano apostaron por un fútbol directo en la reanudación, lo que les dio el resultado apetecido. Víctor Casadesús se encargó de voltear el marcador antes de caer lesionado con una luxación en un hombro, dejando abierta la posibilidad de la eliminatoria. En el último suspiro, Mario Suárez se encargó de evitar una prórroga que ya se antojaba segura.

El Rayo parecía que podía continuar en sus trece. En un partido muy táctico, estuvo cerca de eliminar al Mallorca en su propio estadio. No fue más que una apariencia. El torneo del KO es otra historia. El Mallorca recibía al Rayo con una mínima desventaja del partido de ida, algo propicio para hacer valer el tanto conseguido en el Teresa Rivero. No en vano, los mallorquines están demostrando esta temporada que el Ono Estadi es poco menos que infranqueable para sus rivales. De hecho, su inmaculada trayectoria como locales, habiendo ganado todos sus partidos y con solo tres goles encajados, le están permitiendo coquetear con los puestos europeos en Liga.

Ante el Rayo comenzaron dominando, pero pronto se vio que su clasificación no iba a ser un paseo triunfal. Los de Mel confiaron su suerte a la solidez defensiva, buscando balones a la contra. Le dio resultado en la primera mitad. La segunda parte fue otra cosa. Ni el Mallorca fue el mismo, ni el Rayo tampoco. Los madrileños adolecieron de esa solidez y los baleares volvieron a ser letales arriba, sacando petróleo del más mínimo despiste franjirrojo.