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Di María, un alborotador

Dos genialidades del argentino rubrican la decimocuarta victoria seguida del Madrid

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Agitó hasta desquiciar al Atlético hace una semana y ayer alborotó una tarde plomiza en dos fogonazos que sentenciaron la decimocuarta victoria consecutiva del Real Madrid. Es Di María, un tipo flaco y desgarbado, que aterrizó en Chamartín bajo sospecha y cuyo fútbol ha crecido hasta hacerse imprescindible. Sobre todo en citas como la de ayer, gris y aburrida. Abrió el marcador, regaló a Cristiano una asistencia magistral en el segundo y estuvo a punto de firmar un espectacular gol olímpico en un saque de esquina.

Sin orden, el Madrid tomó la senda del empuje. Ausente Xabi Alonso, Mourinho desterró a Granero a la grada y aparcó a Sahin en el banquillo. El entrenador portugués tiró por la calle de en medio y, quizás para apoyar con hechos el discurso alarmista de su idolatrado presidente, se armó para un escenario violento que nunca fue tal. Y es que el Sporting, por no tener, no tiene ni maldad.

Despojado en verano de su mejores piezas, el club asturiano intenta sobrevivir a base de entusiasmo, disciplina, colocación y alguna tarde de acierto o fortuna. Bagaje honesto pero escaso cuando te pones delante de una apisonadora como el actual Madrid. Los blancos viven en un estado de gracia, cimentado fundamentalmente en su plenitud física. Por eso, sin un organizador que echarse a la cara, el equipo se partió en dos: defensas y atacantes.

Mourinho cocinó un plan tan indigesto como contundente, con cuatro ingredientes de alta cocina -Di María, Özil, Cristiano e Higuaín- arropados por media docena de rocas. Al luso se le pueden echar muchas cosas en cara, pero nunca el pudor. Ayer no se puso ni colorado cuando plantó a Coentrao, un zurdo cerrado, como lateral derecho y edificó un doble pivote de innegable intención conservadora: Lass y Khedira.

El mensaje madridista no admitió dobles interpretaciones. Los jugadores de corte defensivo, a tapar cualquier vía de acceso al área de Casillas y, una vez recuperado el balón, a sacarlo sin florituras. A entregarlo de cualquier forma a alguno del cuarteto talentoso de arriba y dejarles hacer a ellos.

El Madrid, lejos de agobiar al Sporting con un dominio asfixiante, se dedicó a amargarle la tarde con su abrumadora presencia en cada esquina, con una vigilancia constante de cada movimiento rival y fogonazos frecuentes salidos de las botas de futbolistas superiores como Di María, Cristiano y, ayer un escalón por debajo, Özil e Higuaín.

En el primer gol, Di María, un revolucionario genial entre tanta formalidad, timó a Juan Pablo con un proverbial giro de tobillo que engañó al portero del Sporting. Este esperaba un pase de la muerte, cubrió el centro, y el Fideo halló el agujero entre su cuerpo y el poste. Y, a partir de ahí, un paseo.

0 Sporting de Gijón: Juan Pablo; Damián, Botía, Gregory, Canella; Eguren; Trejo (Nacho Novo, min.73), André Castro (Sangoy, min. 67), Nacho Cases, De las Cuevas; y Barral (Bilic, min. 78).

3 Real Madrid: Iker Casillas; Fabio Coentrao, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Lass Diarra, Di María (Albiol, min.75), Özil (Kaká, min.81), Cristiano Ronaldo; e Higuaín (Benzema, min.76).

Goles: 0-1. Min. 35. Di María roba el balón a Damián, pisa el área y sorprende, sin ángulo, a Juan Pablo. 0-2. Min. 56. Di María, con un pase en profundidad, encuentra a Cristiano y el portugués cruza el balón.0-3. Min. 90. Marcelo, con calidad, fusila a Juan Pablo.

Árbitro: Iturralde González (Comité vasco). Mostró cartulina amarilla a Barral (24'), Trejo (27'), Nacho Cases (45', Bilic (27') -sentado en el banquillo-; expulsó del banquillo a Rui Farias (18'), ayudante de Mourinho, y amonestó a Callejón (también por protestar desde el banquillo). Expulsó también a Eguren por doble amarilla (80').

Incidencias: Unos 27.000 espectadores acudieron al estadio de El Molinón. Casi lleno.

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