El nuevo Wembley acoge esta noche la tercera final europea del nuevo Dream Team. Un equipo que comenzó a gestar su leyenda en París (2006) de la mano de Frank Rijkaard y que logró resurgir de sus propias cenizas en Roma (2009) dónde si no, con Pep Guardiola en el banquillo. El fútbol regresa a casa. Y el Barcelona no ha querido perderse la cita. Lo prometió el entrenador el curso pasado, con el equipo todavía convaleciente del mazazo que significó no alcanzar la final del Bernabéu. '¡Os debemos una!', lanzó el técnico a la hinchada. '¡Y estos no fallan!', advirtió señalando a sus muchachos. Pues esa una ya está aquí. En Wembley, donde el club catalán comenzó su breve pero intenso idilio con la copa de la orejas grandes.

La de hoy bien podría calificarse como la final del último lustro. Alberga Londres a los dos conjuntos que han dominado la Champions en los últimos cinco años. El Barcelona, finalista en 2006 y 2009; el United, en 2008 y también en 2009, cuando se topó con los azulgrana en el Olímpico romano.

Londres alberga a los dos mejores equipos de los últimos cinco años

Alejado de cualquier favoritismo, Guardiola anima a sus jugadores a que disputen el partido de hoy como si fuera la última final de la Liga de Campeones que van a jugar en su vida: con ilusión y un punto de angustia. Por lo que pueda venir. Recuerda el técnico que el Madrid alcanzó tres finales en seis años (1998, 2000 y 2002) y ya lleva diez sin luchar por el trofeo. Además, si el Barça vence hoy al Manchester United entrará en el selecto grupo de clubes que han conquistado cuatro Copas de Europa a lo largo de su historia, como el Bayern y el Ajax.

Para ello, cuenta esta noche el preparador de Santpedor con toda la plantilla. Preveía Guardiola que esta vez los tendría a todos a punto. Y así ha sido, aunque Abidal y Puyol no llegan al encuentro en su mejor forma. El capitán, que ayer terminó el entrenamiento un poquito antes que sus compañeros, ha trabajado el último mes con una sola ambición: que sus rodillas aguanten un partido más para estar hoy sobre el césped de Wembley. Luego, si es necesario, ya pasará por el quirófano. En cuanto a Abidal, los técnicos dudan de que el francés soporte la exigencia de un partido como el de hoy. Para el galo, estar en el banquillo ya resulta un éxito.

Así las cosas, nadie descarta que, frente a Rooney y compañía, Guardiola dé continuidad en la zaga a Mascherano; el gran descubrimiento del entrenador este curso.

De medio campo hacia adelante, todo apunta a que el conjunto catalán formará con todas sus estrellas. Tras 17 días sin jugar, Messi aguarda impaciente a que el húngaro Viktor Kassai silbe el inicio del encuentro.

En cuanto a las declaraciones de Johan Cruyff a La Gazzetta dello Sport, en las que el holandés ponía en duda la continuidad de Guardiola en el Barcelona, el de Santpedor se limitó a recordar ayer que todavía le queda un año de contrato.

El United, por su parte, campeón de Liga como el Barça, se presenta a esta final con el dilema de si adaptar su juego al del rival o mantener en el equipo a sus dos delanteros: Rooney y Chicharito. En principio, apunta a que Alex Ferguson renunciará a un punta para llenar el medio campo y frenar ahí el juego azulgrana. El sacrificado podría ser el mexicano. Para la medular, suenan Fletcher, Carrick y el incombustible Ryan Giggs. Y en los extremos, Park y Valencia. El de hoy será además el partido de despedida del portero Van der Sar, que, tras 21 años de carrera, cuelga esta noche los guantes en el estadio más mítico de Inglaterra, aunque, por moderno, perdió la flema del antiguo Wembley.

Guardiola debe elegir en la zaga; Ferguson puede sacrificar un punta

En la grada, cerca de 24.000 aficionados de cada equipo vivirán en directo el duelo el resto del aforo se lo reserva la UEFA para sus compromisos. La mayoría de la hinchada azulgrana tiene prevista su llegada a Londres esta misma mañana, aunque ayer ya aterrizaron en la sede de la final tres aviones fletados por la agencia de viajes del Barcelona y salieron por carretera siete autobuses repletos de culés con ganas de fútbol.