Tremenda Jauría cruzando la Gran Vía de Madrid/ JAIRO VARGAS
MADRID
Actualizado:"Reguetón o barbarie", amenaza Tremenda Jauría. Sus armas preferidas para perrear por un mundo nuevo son el autotune y una caja de ritmos que destila sonidos periféricos muy bailables. El cuarteto madrileño enlaza la tropicalidad musical con la disidencia en un nuevo EP que acaban de publicar.
Se llama Cuentas pendientes y salda las deudas que tenía con colaboradoras de lujo, como las Kumbia Queers o la rapera Sara Hebe, que además son influencia directa del cóctel musical que ofrecen: reguetón, moombah, cumbia y hasta una versión merengue -incluida en su primer disco, Mordiendo [2016]- del himno rock de resistencia, la línea del frente, el tema que abría El estado de las cosas, el disco fetiche del punk patrio firmado por Kortatu en el 86. Al líder de la mítica banda, Fermín Muguruza, le encantó la idea de que los madrileños reconvirtieran uno de sus clásicos y hasta se atrevió a bailarlo con ellos en un concierto en Euskadi.
Ver a Muguruza, uno de los máximos exponentes de lo que se llamó Rock Radikal Vasco y un referente del "activismo musical" bailando merengue es una estampa curiosa. La banda madrileña se reconoce heredera del movimiento punk y recuerda el eclecticismo musical que siempre ha caracterizado al excomponente de Kortatu. "Por el momento que vivimos y la música que escuchamos, para nosotros hacer punk es hacer reguetón". Como si cada música tuviera su época y cada momento de la historia una banda sonora de la juventud militante.
El reguetón, por fin, puede ser político y alejarse del contenido sexual que se le presupone. "Lo más punki es hacer reguetón y electrocumbia porque ahí es donde está el do it yourself y otras prácticas con potencial transformador políticamente hablando. La elección de esos géneros también es política, no es igual hacer indie con influencias anglosajonas que reguetón", cuentan.
La etiqueta de feminista se les añade de manera obligatoria aunque a ellos les chirría, y no precisamente porque no lo sean: "Si haces rock nadie te va a preguntar pero con otros géneros tienes que estar todo el rato justificándote". Su apuesta: relanzar los ritmos de origen latino en este lado del charco, reivindicar los sonidos y reinventar el imaginario de las letras y los mensajes. Reescribiéndolas, quieren hacerlas más representativas de sus vidas y de los movimientos sociales a los que andan vinculados.
¿La cumbia de Podemos?
Nunca pondrían banda sonora a la Asamblea Ciudadana de Vistalegre aunque se lo pidieran pero sí se les asocia con algunos ambientes en los que comparten espacios y luchas con miembros de Podemos: "Somos gente con bastante cintura política, venimos de una tradición muy autónoma y no nos preocupamos tanto de las siglas como de hacer prácticas que generen poder popular y transformación social", recalcan.
"Lo más punki hoy en día es hacer reguetón y electrocumbia"
En esos ambientes de los que vienen, la música que suena ya no es solo punk y cantautores. "Se escuchan estos otros ritmos con cierto sentimiento de culpa", y no es para menos si nos ceñimos a los cánones mainstream y a las canciones que suenan en la radio comercial. Como explicaba la reguetonera argentina Chocolate Remix, "a la gente le da vergüenza reconocer que le gusta el reguetón y a nivel intelectual se nos dice que no es válido". Ese juicio esconde una lectura de clase con cierto esnobismo y voluntad de mirar otros países por encima del hombro.
"El reguetón solo representa una dinámica que ya está instaurada en la música. La música es un espacio patriarcal, igual que el mundo en el que vivimos, y el reguetón es un reflejo más de lo que es la música". Complicado de disociar.
América Latina es la cuna de esta mezcla entre el primer reggae llegado a Puerto Rico en los noventa desde Jaimaica y de los bombos autóctonos que le dieron el ton, ton, como recordaba Chocolate Remix. Así pasó con otros tantos ritmos que aparecieron al calor de los reivindicaciones sociales de la clase trabajadora, "como pasa en Castilla con la jota, muy ligada a los agricultores y lejos del circuito comercial".
¿Por qué se critica más el machismo de las letras reguetoneras que las de los Rolling Stones, por ejemplo?
Porque hay un filtro de racismo y de clase. Nuestra propuesta es intentar revertir esa situación. Hay una frase de Pirats Sound Sistema que lo expresa muy bien: "El reguetón no es machista, machista es quien escribe letras machistas". Leíamos un artículo sobre trap en La Directa que hablaba de que el origen de los ritmos y la clase social o el país desde el que los miras influye mucho en cómo los valoras y en qué les pides.
¿Se puede asociar la disidencia o un planteamiento político concreto a un género musical?
Igual el error es pensar que sí, que hay músicas asociadas a lo político. Nosotros nos quedamos con esa parte del reguetón que nos gusta y tratamos de llenarla con esas otras cosas que nos interesan. Y que no solo sea el hardcore o el punk lo más estrictamente político. Hay prácticas musicales políticas que hacen que la música tenga una dirección u otra, no es tanto el estilo en sí. Lo que hacía que el punk tuviera ese potencial transformador no es el tipo de música sino la carga política, las prácticas autogestionadas o el rechazo a lo existente.
"Está de muy de moda decir que la cumbia está muy de moda"
¿Cuál es la canción de reguetón que más odio os produce?
No tenemos tanto odio. Lo que no nos gusta, no lo escuchamos. Nos da pereza, más que rabia. Las de Maluma son bastante asquerosas. Como Don Omar, o los PXXR GVNG... Pero no son peores que Alejandro Sanz o Sara Montiel. La música en general es bastante mierda a nivel de género o mensaje.
¿Está de moda la cumbia en Madrid?
Se oye más que antes. Está muy de moda decir que la cumbia está muy de moda, pero la realidad es que no; si miramos las cifras, sigue siendo algo underground. Gracias a fiestas como las de Conspiraciones Tropicales, la gente en Madrid ya sabe lo que es la cumbia. Aun así siguen siendo para un número de personas limitado. Está de moda en el circuito underground, no en el mainstream.
¿Tremenda Jauría está de moda o está de moda decir que Tremenda Jauría está de moda?
Está de moda decir que estamos de moda.
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