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"Los idealistas no nos salvarán del cambio climático"

En su última novela, Solar, Ian McEwan reflexiona sobre la problemática del cambio climático de la mano de un científico escéptico y sinvergüenza

ANDREA RODÉS

'El planeta sufre arcadas'. A esta conclusión llega Michael Beard, el protagonista de la última novela del escritor inglés Ian McEwan: un científico en horas bajas, glotón y mujeriego, que terminará concienciándose de la gravedad del cambio climático.

'Llevaba años intentando abordar el tema del cambio climático en uno de mis libros, pero era un reto difícil, porque se trata de un tema un tema farragoso, lleno de estadísticas y cifras comparativas, y también muy politizado', explicó McEwan, que llegó ayer a Barcelona para presentar su obra, Solar (traducida al castellano por Anagrama), en el marco del festival literario Kosmopolis.

El conocido autor británico, galardonado con el premio Booker por Amsterdam (Anagrama, 1999), ha utilizado esta vez el calentamiento global como telón de fondo para una novela de humor protagonizada por un físico inglés premiado hace años con el Nobel, que atraviesa una crisis 'postergada de los 40'. Beard es un mujeriego aburrido de su vida, a punto de divorciarse de su quinta mujer, y profesionalmente desmotivado. Un sujeto indeseable con aires de Mr.Bean que Mc.Ewan utiliza para reflexionar sobre la decadencia de la moral y el egoísmo de la sociedad occidental.

Beard, 'sería una versión extrema de nosotros mismos', explicó un McEwan de aspecto relajado, después de un largo viaje desde EEUU. 'No quería crear un héroe con espada, capaz de salvar el mundo del cambio climático', sino un científico con suficiente 'calidez humana' para que el lector pueda sentirse reflejado', añadió el autor. También aclaró que el protagonista, que al principio se muestra escéptico ante el calentamiento global - al que llega a calificar de otra 'tendencia apocalíptica que sirve de alimento a los políticos'- , no representa de ningún modo la postura de la mayoría de los científicos.

El humor es una de las constantes en las páginas de Solar, aunque McEwan insiste en que su intención no era hacer una novela cómica. Especialmente en la primera parte del libro, donde se narra el viaje al Ártico del protagonista junto a un grupo de artistas y científicos con el fin de observar los efectos del calentamiento global. El autor busca la carcajada fácil y coloca a Beard en situaciones forzosamente ridículas, como cuando está a punto de congelársele el pene por querer orinar a la intemperie.

El humor, según McEwan, es fundamental 'para relacionar ciencia y humanidad, para acercar el mundo científico al ciudadano medio'.

En el año 2005, McEwan fue invitado a participar en un viaje similar por los fiordos del Ártico junto a otros 25 artistas. Por las mañanas hacían excursiones y por las noches mantenían acalorados debates sobre el cambio climático. 'Allí me di cuenta de la brecha existente entre el idealismo y lo que realmente hacemos', recuerda el autor.

Mc Ewan está convencido de que los humanos actúan por impulsos egoístas o por interés propio, y no por querer ser 'buenos'. Es el caso de Beard, que logra revolucionar el campo de la energía solar gracias a una tecnología plagiada de uno de sus alumnos. 'Los 'idealistas' no son los que salvarán el mundo del cambio climático', concluye McEwan.

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