José Olives Puig, ha sido catedrático de Antropología e Historia del Pensamiento en la Universidad Internacional de Catalunya (UIC), incluso Decano de su Facultad de Humanidades, pero justo por lo contrario de lo que dicta la creencia extendida: “porque las Humanidades no discriminan y me interesan tanto las ciencias como las letras”.
Su especialidad es, de hecho, el urbanismo, base del libro La ciudad cautiva. Ensayos de teoría sociopolítica. Ya que, como explicó en el congreso internacional Los límites de la desigualdad. Hacia un mundo sostenible del Common Action Forum, “la ciudad sirve para pensar el territorio, pero también la comunidad política pues la integran los ciudadanos. Y hasta el alma humana”. En los tres casos, según él, el centro ha sido ancestralmente y debe seguir siendo el fuego, hoguera física o fraterna, siempre encendida para que la vida no se extinga.
Olives Puig da prueba, desde sus ya avanzados 70 años, de una desbordante energía gracias a la que comparte, en su blog y canales online desde prácticas de artes marciales a recitados de poemas homéricos e impulsa Ciclos de Humanidades, como el de este febrero en librerías como Espai Tarambana (Barcelona) o Sa Católica (Mahón).
¿Qué ofrece a los asistentes a sus Ciclos de Humanidades?
Las Humanidades son una poética que invita a contemplar las misteriosas profundidades del ser humano que somos, individual y colectivamente. Son prácticas. Transformadoras, en el sentido de aportar belleza, bien estar y contento. Ayudan a recuperar el Estado Natural del Hombre, el Estado de Natura anterior a la “caída”, a la “guerra” al “olvido”.
Dice que las Humanidades florecen las crisis, pero el catedrático de Griego García Gual las ve “batalla perdida”. ¿Recuperarán alumnos, respaldo oficial o social?
Yo no me refiero a las Humanidades del sistema oficial de enseñanza –mera suma de asignaturas de letras-, sino a las que florecieron en torno al Faro y la Biblioteca de Alejandría y en la Florencia (Ciudad de la Flor) de la Academia Platónica, expandidas por la Europa salida de la cristiandad. La crisis profunda actual es una oportunidad preciosa. Porque la crisis genera sufrimiento y desilusión y las Humanidades quitan el dolor y la rabia de la visión errónea de la vida y nosotros que hemos tenido. Por eso ya se está dando una expansión de la Conciencia, aunando conocimientos del Este y del Oeste, del Norte y el Sur, que no necesita respaldo ni del gobierno, ni social.
¿Por qué se especializó en la ciudad/el urbanismo siendo humanista?
La Idea de Ciudad (la Polis) es uno de los simbolismos más hermosos de Platón, los filósofos y tradiciones sagradas para referirse a la estructura y dinámica del Ser Humano, la Comunidad Humana y el Cosmos-Universo. Apunta a la interdependencia de las partes en el todo, y la Harmonía que se escucha cuando dicha unidad esencial es reconocida. En La ciudad cautiva lo explico. Cómo en toda ciudad, sea polis clásica, poblado africano o de iglús en Alaska hay una hoguera al centro, fuego como luz del entendimiento y calor amoroso, fraterno, que no se puede apagar o se extingue la comunidad.
Una llama en la que, explica, confluyen izquierda y derecha, arriba y abajo...
Ese símbolo invita a reformular toda la política desde cada uno (la Micrópolis que es el Hombre) y nuestra relación con la Naturaleza.
¿No se le apaga la fe en el “calor fraterno” ante las pruebas cotidianas de que, como escribió Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”?
Veamos, el “ego” es la creencia en la entidad separada de cada uno. Una falsedad en la que se nos ha hecho caer y hemos caído gustosos. Que genera desesperación, rabia y hasta adicción al dolor, un sadomasoquismo que tiraniza los corazones. Pero las Humanidades aportan el antídoto porque nos ayudan a cambiar el pensamiento, las creencias y, sobre todo, a recordar y hacer visible el verdadero Potencial que yace en la Humanidad, olvidado durante centurias (incluso milenios) por la mayoría.
Otro simbolismo del fuego es la “luz” como saber. ¿En la Era del Conocimiento, somos más clarividentes o más ciegos que en el pasado?
Siempre hay luces y tinieblas. Alternan, se desequilibran y reequilibran. Desde el siglo XIV al XVIII va predominando la inmersión en las tinieblas, la “decadencia de Occidente”. La Filosofía de las Luces (Ilustrada, Iluminista) fue un diseño europeo a partir de las informaciones traídas por los jesuitas del taoísmo y demás doctrinas extremo-orientales. Europa estaba en decadencia. Las Luces Ilustradas mitigaron el fanatismo y aportaron laicidad. Pero decayeron. En el XIX Europa toca fondo y explota en la vergonzosa hecatombe de la primera mitad del XX, difundiendo la guerra tecnológica a nivel mundial. A partir de aquellas oscuridades comienza de nuevo a filtrarse alguna luz en la mentalidad occidental, a la par que los orientales y los primitivos van perdiendo contacto con sus luces ancestrales para encandilarse con la ilusión del “progreso”.
¿Internet y las nuevas tecnologías son progreso o “ilusión de progreso”?
Avance y retroceso dependen de la intención, o motivación con que hacemos las cosas y no, de las cosas mismas, como Internet, o la tecnología, dispositivos neutros… ¡A no ser que, por imperativo comercial, los hagamos “nueva religión salvadora”!
Habla de un Yin-Yang actual de valores Occidente-Oriente. ¿En qué consiste?
El simbolismo Oriente Occidente ha quedado invertido. Los maestros de sabiduría han venido mayoritariamente a Occidente aportando valiosas Luces, integradas en las nuevas Humanidades: ayudando a reconectarnos con las Luces olvidadas de nuestras tradiciones ancestrales.
¿Había un tronco común?
"Las Humanidades dan, cuando florecen, la posibilidad del Renacimiento"
El propio Yin-Yang como todos los grandes conceptos orientales están en Aristóteles, Séneca, Platón, Sexto empírico, los cínicos, estoicos, los autores cristianos antiguos, la Biblia, la Academia florentina, Lulio, Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, la literatura del siglo de Oro, los platónicos isabelinos y un largo etcétera que nos reconduce al presente, donde las Humanidades ayudan a reconocer la Filosofía Perenne humana: la Tradición Unánime y Primordial, expresada bajo distintos ropajes con el lenguaje universal del simbolismo y la mitología. Las Humanidades dan, cuando florecen, la posibilidad del Renacimiento, dejando atrás lo caduco y reconociendo el Bien Común: esa Alma del Mundo, o Consciencia, que esencialmente somos. Aquí, Ahora y siempre, salvando (no regando) los rasgos individuales que en la forma nos distinguen.
¿Más ejemplos de rasgo cultural oriental enraizados en lo clásico occidental?
Las artes marciales en esencia, tal como las recibimos de maestros chinos y podemos barruntarlas en Pitágoras (vencedor en la prueba olímpica del pugilato en los XXVII Juegos Olímpicos) son sanadoras, ya que Marte (Ares) es el “dador de la floreciente juventud”. Nada que ver con la idea vulgar de esas artes (y ese dios) difundida en la modernidad por las películas de ficticias artificiosas peleas y comentarios de profanos.
Afirma que vemos “la muerte del viejo diplodocus del Estado” ¿Por qué y vendrá?
La actual crisis se manifiesta en el nivel socio-político como una crisis de la forma Estado. La visión estatal ha permitido el crecimiento que nos ha traído a la globalización el problema es que aplica un diseño de ingeniería a la humanidad, como si fuera una máquina cuando es un animal viviente. Ese modelo de Estado en crisis ha generando una monstruosa criatura, imposible de gestionar, auto-destructiva, descorazonada y falta de contacto con lo real. Todos somos parte de esa bestia, el Leviatán. Más una mentalidad, que una cosa. Para las Humanidades, esa bestia es ilusoria, tiene pies de barro y su veneno se desactiva desde dentro. Sólo existe y funciona porque seguimos creyendo en ella: desde la derecha y el “anti-sistema” pasando por el ecologismo y las izquierdas. La única alternativa es el radical cambio de punto de vista implícito en las Humanidades.
¿Vincula el aumento de la depresión y adicciones a opiáceos o los choques bélicos a esa disfunción “sistema de ingeniería aplicado a ser vivo”?
¡Claro! La transformación efectiva emana en primer lugar de la Consciencia que somos, de ese Ser que podemos intuir en la “inteligencia del Corazón”, y la alegría, confianza y agradecimiento por ello. Todos los utilísimos desarrollos de la “ingeniería social” (o Estatal) no sirven si no están anclados en esa Fuente de donde toda creatividad procede.
Desconfía de la política para cambiar las cosas, ¿qué herramientas prefiere?
Yo he defendido una “guerrilla intelectual”, “agitación ciudadana antipensamiento único” pero ahora me parecen adolescentes y románticas. De joven, en el posfranquismo, viví el cambio de la revolución social a la “revolución interior” que también así puede llamarse el cambio radical de Conciencia a qué invitan las Humanidades. No una “vuelta a las andadas”, sino una revolución en el modo de ver las cosas, el mundo, el prójimo y a nosotros, sin reactividad, odio, ni contraposición, porque con estas pasiones caemos de nuevo en las fauces del dragón que nos tenía presos –cuyo alimento es lucha y dolor.
¿La universidad es una institución transformadora o que mantiene el status quo?
En la universidad, como en todo rincón, despacho, partido, ministerio o servicio del Estado, se puede hacer una labor maravillosa, creativa, transformadora, como he hecho en centros varios. Se hace dentro del animal sociopolítico, no contra él. Entonces él se normaliza y se va poniendo al servicio… hasta que cada uno recupera las Luces de la Comprensión, y vuelve a arder el Fuego de la acción solidaria guiada por el amor altruista.
¿La reivindicación de lo espiritual, entroncado con lo religioso, no conduce a terrenos que la historia ha mostrado peligrosos? ¿No es preferible la racionalidad?
"El racionalismo es la peor de las religiones, ya que solamente se atiene a lo intrascendente"
¡No! El racionalismo es la peor de las religiones, ya que solamente se atiene a lo intrascendente y aboca el pensamiento al suicidio, como reconocieron Sartre y otros existencialistas. Goya mismo escribe que “el sueño de la razón produce monstruos”. El racionalismo todo lo cifra en el pensamiento lineal del cerebro, olvidando la Inteligencia del Corazón (el Intellectus de los antiguos, bien superior a la ratio). Es la mentalidad del Leviatán que nos ha llevado hasta esta crisis mundial.
¿Qué ve tan positivo de la religión?
Las grandes religiones, además de vehicular formas de “neurosis obsesiva” –como decía Freud- y ser utilizadas a veces (al igual que el marxismo y el liberalismo consumista) como ”opio del pueblo”, tienen la ventaja de ser ventanas abiertas a la comprensión de lo Real y Atemporal, para quienes desde la libertad de espíritu saben aprovechar los simbolismos, los mitos, los ritos, los gestos, las arquitecturas, el arte y las historias sagradas que conservan, transmiten y vehiculan. Ante ellas, debemos abandonar la visión infantil y disponer de las claves interpretativas que aprendemos con las Humanidades. Éstas nos enseñan a beber, a través de las grandes religiones, las altas filosofías y las tradiciones sagradas de todos los pueblos y culturas, de la sabiduría ancestral y universal.
Procede de una familia ya intelectual y humanista, ¿cree que en la España actual se aborda como prioridad la igualdad de oportunidades pese al origen familiar?
La igualdad de oportunidades es una mentira del liberalismo: ningún Estado puede garantizarla. Sólo es un banderín ideológico para lograr votos dentro de lo “políticamente correcto”. Un dogma de fe ciega en la religión oficial de la beatería progre. Iguales somos por nacer humanos y partir mondos y lirondos como vinimos. Pero cada alma desea cosas distintas y necesita sus tropiezos para liberarse. Igualdad radical en la condición y potencial; diferencias en el recorrido y posibilidades de colaboración y ayuda mutua.
Pero usted cuenta que le marcó crecer entre los libros de la gran biblioteca paterna.
Los 10.000 libros de mi padre pueden hoy ser consultados en la biblioteca del monasterio de Poblet (bajo el lema “Llegat Jaume Olives Canals”): ¡nos sacamos de encima un gran peso (un karma heredado) el día que decidimos regalarla!
Su abuelo pasó de Baleares a Barcelona, donde llegó a redactor jefe de La Vanguardia, ¿por qué cree que ha desandado sus pasos y regresado a las islas?
El abuelo Gabriel Olives abandonó el campo de Menorca para prosperar humanamente en la Barcelona novecentista. Mi familia y yo hemos abandonado la megalópolis barcelonesa durante años para prosperar humanamente impregnándonos de las soledades, las noches, las estrellas, los lentiscos, mirtos, acebuches, rocas, pedruscos y horizontes marinos del agro menorquín, de nuevo en gran parte asilvestrado – y mutatis mutandis también en las sumidades del Pirineo cerca de Natura lejos del bullicio, la electricidad y el exceso informativo.
Como muestra su blog, su comunión con la naturaleza es compartida con su mujer con quien forma una atractiva pareja con piel y cabello de los 70 años. ¿El actual dictado estético de eterna juventud roba otra belleza?
La juventud no se puede imitar aderezando el cuerpo por fuera. Es un gran regalo, que sólo en parte depende de la edad. La vejez tampoco es ineluctablemente decrépita, tal como el pensamiento heredado nos invita a creer. Existe la Fuente de Juventa, cantada en los mitos, visitada por dioses, ninfas y héroes. También mi mujer y yo bebemos de sus aguas y nos bañamos. Lo hemos aprendido de maestros chinos, budistas y taoístas, con el kung-fu y el tai-chi-kung, que compartimos con amigos y alumnos y se ve en Arte de la Energía. El cuerpo se alegra, regenera y sana en estas aguas sutiles (chí, elixir de vida, espíritu divino, hálito, respiración cósmica). La estética, de ser algo, no es más que la huella sensible de esa Energía linterna, que fluye siempre disponible.
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