Este mes dos técnicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) han analizado las tres grandes ‘bolas’ que cayeron sobre la Región de Murcia en noviembre. Mientras llegan los resultados, el ingeniero aeronáutico Emmet Fletcher (Leicester-Reino Unido, 1970), portavoz de la ESA en España y Portugal, explica sus impresiones sobre estas negras esferas y otros aspectos de la basura espacial.
¿Qué son las tres esferas de Murcia?
No es raro que objetos de este tipo, con mucho volumen y poco peso, sobrevivan a las reentradas en la atmósfera como restos de basura espacial. El roce contra la atmosfera a gran velocidad (7 kilómetros por segundo) genera el calor suficiente para vaporizar casi cualquier material que usamos en los satélites, como el aluminio o muchos plásticos, pero estas esferas están fabricadas de fibra de carbono, muy resistente a las altas temperaturas. Son tanques vacíos, como globos, que aunque viajan a gran velocidad, no a la suficiente como para calentarlos y vaporizarlos.
¿Cayeron a la vez?
Teniendo en cuenta que han entrado sobre la misma época (se encontraron en la primera quincena de noviembre), más o menos sobre el mismo lugar (región de Murcia), y que seguramente proceden de la segunda etapa de un lanzador (que incorporan más de uno de estos objetos), es muy lógico suponer que las tres proceden de un mismo evento.
Por internet circula la hipótesis de que vienen de la fase Centauro de un cohete norteamericano Atlas V lanzado en 2008. ¿Se puede concretar de qué nave llegaron?
Desde luego se trata de un cohete moderno –a partir de los años 2000–, porque tienen fibra de carbono, un material que pesa poco. Los antiguos lanzadores llevaban tanques de aluminio, titanio o acero más pesados. Es muy posible que estas tres esferas de Murcia procedan de un lanzador Atlas V, aunque la fecha exacta es difícil de confirmar y habrá que esperar al informe de los técnicos. El fabricante de este tipo de esferas –que es relativamente fácil de descubrir mirando los diámetros y grosores de su pared– puede vender sus productos a varios lanzadores.
¿Y respecto a los otros dos objetos encontrados, uno metálico de 20 kilos en Pozorrubio de Santiago (Cuenca) y otro de casi 4 metros en Elda (Alicante)?
“Es lógico que las esferas procedan de un mismo evento porque cayeron en el mismo tiempo y lugar, y la segunda etapa de los lanzadores llevan varias”
Estos son diferentes y, a diferencia de las esferas, no son muy típicos de la basura espacial. Al tratarse de objetos planos de metal o aluminio tengo mis dudas… No sé. Podrían proceder de aviones, o incluso haberse traído de otro sitio. La información de estas dos piezas coincidió con lo de las esferas. Quizá la gente pudo observar algo raro y pensar que también podría haber caído desde el espacio, es lógico.
También han aparecido en noviembre restos de cohetes en las costas de Inglaterra…
La compañía SpaceX (que acaba de conseguir aterrizar un cohete Falcon-9) ya ha confirmado que pertenecían a uno de sus lanzadores, pero ya estaba previsto que cayeran en el mar. Estos fragmentos son de alguno de sus cohetes, que tras caer al océano Atlántico, han sido arrastrados por las corrientes hasta las islas de Scilly o Sorlingas (en el suroeste de Inglaterra). De hecho, están cubiertas de percebes.
¿Quién sería el responsable si cae un trozo de basura espacial sobre alguien o daña una propiedad?
Es muy complicado, y tampoco soy abogado. De todas formas, hay que recordar que el número de personas heridas o muertas por la caída de basura espacial es cero. Además, existe una normativa que hay que cumplir para conseguir un permiso de lanzamiento y poner un satélite en órbita. Por ejemplo, nosotros cumplimos con la ley del espacio francesa porque lanzamos desde la Guayana francesa.
Se piensa en la basura espacial desde el principio de la misión...
En los últimos 10 o 15 años ha cambiado mucho la perspectiva sobre este tema. Cuando pides la licencia tienes que entregar un plan donde explicas cómo vas a evitar el problema de la basura espacial. No solo del satélite en sí, también en el diseño del lanzador. Por ejemplo, cuando despega un Ariane 5, hace algunas maniobras para asegurarse de que todas sus etapas reentran de forma correcta. No quedan ahí tres toneladas flotando en el espacio, con el riesgo que supone para los satélites operacionales.
¿El peligro es mayor en el espacio que en Tierra?
Nuestra atmosfera es un escudo enorme que filtra las reentradas, pero en órbita no existe ese escudo. Un fragmento sigue más o menos su ritmo, y puede chocar a una velocidad once veces superior a la de una bala. Un objeto del tamaño de una moneda de un euro puede destruir un satélite que vale millones de euros. Para evitarlo, maniobramos nuestros satélites con frecuencia (cada dos meses en órbita baja), pero hay preocupación.
De todas formas, ¿con que frecuencia entra basura espacial en nuestra atmósfera?
Todos los días tocan fragmentos en la atmosfera y se destruyen, pero es poco frecuente encontrar restos en la superficie. Existen páginas web como www.space-track.org donde te puedes registrar y hacer un seguimiento de las reentradas. Te informan de la longitud, latitud e inclinación de la órbita del objeto, y con esta información se puede calcular de forma sencilla dónde está y por dónde reentrará el fragmento. El problema es que es difícil de precisar, ya que la última etapa es muy caótica.
Es difícil avisar con antelación…
Podemos hacer estimaciones y tener candidatos a reentrar hasta con un año de antelación, pero luego existen muchas incertidumbres. Factores como la actividad del Sol pueden influir: a más actividad, se calientan las capas de la atmósfera, ofrecen más resistencia a la órbita de los satélites y entran más rápido. También hay que tener en cuenta que cubren la Tierra cada 90 minutos, y a una velocidad de 7 km/s, por lo que un segundo fuera de predicción implica que estás a 7 km de distancia en la Tierra. Es muy difícil de prever. Solo en los casos de las naves diseñadas para su autodestrucción, como el satélite Goce o los cargueros ATV que van a la estación espacial internacional (ISS), sabemos sobre donde va a caer, generalmente zonas despobladas del océano. La propia ISS tendrá un final programado parecido, como lo tuvo la estación espacial rusa MIR.
¿Y qué ocurre con las fuentes nucleares en el espacio?
“Un objeto del tamaño de un euro puede destruir un satélite que vale millones”
En nuestros estatutos figura que no usamos nada con energía nuclear. Por eso hibernan naves como Rosetta (solo en casos como New Horizons de la NASA la emplean para poder llegar tan lejos como Plutón). Pero en el pasado, durante la Guerra Fría, sí hubo misiones militares rusas con fuentes de alimentación nuclear. En una ocasión el sistema de inyección del sistema de fuel de un satélite no funcionaba bien y cuando reentraba se produjo una fuga de material nuclear sobre el norte de Canadá, y se enfadaron mucho, claro. Luego se mejoró el diseño del satélite ruso, y hoy hay mucha más concienciación sobre este tema.
¿Qué proyectos sobre basura espacial realizan en el centro ESAC de Madrid donde trabaja?
Por una parte contamos con varios sistemas de vigilancia espacial para detectar las reentradas y posibles colisiones entre satélites: qué objetos entran cada día, cómo se desintegran, cuáles sobreviven, dónde caen, si es una zona poblada o no... Esto ya está funcionando en forma de prototipos. Uno de ellos es el radar que utilizamos en Santorcaz (Madrid). Este ha servido de referencia para otro proyecto del Gobierno de España, con tecnología 100% española, que también lo gestionamos. Se trata de un sistema nacional propio de detección de basura espacial: el Spanish Space Surveillance and Tracking (S3T) radar, con el que España participa en un sistema de vigilancia y seguimiento espacial de la Comisión Europea. No sé cuando estará operativo.
¿Qué instrumentos se usan para seguir esta basura en el espacio?
"España trabaja en un sistema propio de vigilancia y seguimiento de basura espacial"
Se utilizan los radares para identificar los objetos en baja órbita, donde son más energéticos y rápidos, y pueden caer. Por eso España está interesada. Sin embargo, para los objetos de órbitas altas se usan telescopios, o bien terrestres (como los nuestros) o bien espaciales, como los que emplean los estadounidenses. Estos últimos son más caros y hay que ponerlos en órbita, pero salvan el problema de no poder observar por culpa de los cielos nublados.
¿España cuenta con estos instrumentos?
Además de radares como el de Santorcaz, existen varios telescopios. En nuestro caso, tenemos el OGS en el Observatorio del Teide, en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Canarias. En la Península, la compañía Deimos cuenta con una instalación en Puertollano (Ciudad Real). En el Montsec (Lleida) está el telescopio Fabra-ROA gestionado por el Real Instituto y Observatorio de la Armada (ROA) y la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, que han reutilizado para observar basura espacial un telescopio de los años 50, que sigue siendo igual de útil que en su época. También hay grupos de aficionados que se dedican a esto.
¿Y qué tecnologías se emplean para eliminar la basura espacial?
De momento están en desarrollo. Hace poco, ingenieros aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid han presentado un estudio sobre cómo desorbitarla. En la ESA, además de la oficina de estudio y vigilancia de la basura espacial de Alemania, tenemos el grupo Clean Space en Holanda, que investiga varias estrategias, desde poner pequeños paracaídas en los satélites para que frenen más rápido al reentrar hasta un proyecto denominado e.Deorbit, diseñado para ir a por un satélite en órbita, cogerlo y bajarlo, algo realmente difícil. Hay objetos grandes, de dos a cinco toneladas, que a menudo giran, y hay que frenarlos para no dañar al satélite que va a recogerlo y bajarlo de su órbita. Son varias las ideas para eliminar la basura espacial y la investigación continúa.
Tres esferas llegadas desde el espacio
En el Centro de Referencia Nacional de Formación Profesional de Cartagena, dependiente del Servicio Regional de Empleo y Formación de la Región de Murcia, se conservan los tres objetos esféricos que cayeron en esa comunidad autónoma en noviembre de 2015. “Cada una pesa aproximadamente 23 kilogramos y tiene unos 65 cm de diámetro”, informa a Sinc el director del centro, Juan Antonio Madrid.
La cronología de los hallazgos y los pueblos de Murcia donde cayeron las esferas fueron los siguientes:
Esfera 1: Hallada por dos pastores el 03/11/2015 en el paraje Cagitán, término municipal de Mula. Dejó un cráter de 50 cm de diámetro y 5 cm de profundidad.
Esfera 2: Localizada el 08/11/2015 en el paraje Villavieja, término municipal de Calasparra, dejando un cráter similar al anterior.
Esfera 3: Encontrada por unos cazadores el 15/11/2015 en el paraje Sierra El Molino, también de Calasparra.
El pasado 14 de diciembre, un experto en basura espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA) y un técnico del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) se desplazaron hasta Cartagena para medirlas y examinarlas. Próximamente elaborarán su informe, donde pueden confirmar la procedencia de estas misteriosas esferas y a quién pertenecen.
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