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MADRID.- La hipnosis es un fenómeno real y sirve para mucho más que para entretener en espectáculos y programas de televisión más o menos manipulados. De hecho, ya se utiliza de forma creciente en aplicaciones clínicas. Sin embargo, la realidad es que no todo el mundo es susceptible de ser hipnotizado. Ahora, los científicos han logrado identificar las áreas del cerebro que se alteran de una forma determinada cuando se está en trance hipnótico y para conseguirlo han tenido que seleccionar a personas altamente susceptibles a la hipnosis y también a las más reacias.
En la Universidad de Stanford, un equipo ha escaneado el cerebro de 57 personas durante sesiones de hipnosis similares a las que se utilizan en clínica para tratar traumas, dolor o ansiedad y han deducido que muy pequeños cambios de actividad cerebral producen el llamativo trance. Los sujetos objeto del experimento se han seleccionado entre 545 personas sanas, de las cuales solo 36 mostraron una muy alta susceptibilidad, cuando normalmente el porcentaje estimado es de alrededor del 10% de la población general. También hallaron 21 personas imposibles de hipnotizar, a quienes utilizaron como control. La susceptibilidad no tiene relación con la voluntad consciente.
Los sujetos fueron escaneados en cuatro diferentes situaciones: en reposo, mientras recordaban algo y durante dos sesiones diferentes de hipnosis, explica la universidad. “Era importante que dispusiéramos como controles de personas a las que no se puede hipnotizar”, señala David Spiegel, director del experimento, que se publica en Cerebral Cortex. “Si no las tuviéramos, no sabríamos si la actividad cerebral que vemos en los hipnotizados se puede asociar o no con la hipnosis”.
Los investigadores detectaron tres fenómenos indicativos del estado hipnótico cerebral, que se traducen en que en algunas áreas decrece la actividad mientras aumenta en otras. Decrece en un área que tiene que ver con la percepción del mundo externo, aumenta la conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo (el control mental) y decrece la conexión entre áreas relacionadas con la acción y la autopercepción, respectivamente.
“Ahora que conocemos las áreas afectadas, podemos utilizar este conocimiento para alterar la capacidad de ser hipnotizado o la efectividad de la hipnosis para problemas como el control del dolor”
Spiegel lo interpreta así. “Durante la hipnosis estás tan absorto que no te preocupa nada más. La disociación entre la acción y la reflexión permite a la persona hacer cosas que le sugiere el hipnotizador o se sugiere ella misma sin dedicar recursos mentales a ser consciente de esta actividad”. En personas muy susceptibles se está utilizando la hipnosis para tratar el dolor, el crónico y también en el parto, y asimismo para tratar la adicción al tabaco y el estrés postraumático. Pero, como señala Spiegel, “ahora que conocemos las áreas afectadas, podemos utilizar este conocimiento para alterar la capacidad de ser hipnotizado o la efectividad de la hipnosis para problemas como el control del dolor”. Y es que el equipo ya está pensado en una combinación de estimulación cerebral e hipnosis para potenciar los efectos analgésicos de esta en personas más reacias. Algo que está todavía lejos, como reconocen ellos mismos.
Los expertos en hipnosis científica, considerada la forma más antigua de psicoterapia en Occidente, han avanzado en Estados Unidos hacia una nueva definición, aunque reconocen que todavía no se entienden bien los mecanismos cerebrales implicados. Un comité de la Asociación Americana de Psicología propuso el año pasado la siguiente definición de hipnosis: “Un estado de conciencia que implica la atención focalizada y conciencia periférica reducida, caracterizado por una mayor capacidad de respuesta a la sugestión”. También se definieron la inducción hipnótica (“procedimiento diseñado para inducir la hipnosis”), la hipnotizabilidad (“la capacidad de un individuo para experimentar alteraciones sugeridas en fisiología, sensaciones, emociones, pensamientos o comportamiento durante la hipnosis”) y la hipnoterapia (“el uso de la hipnosis en el tratamiento de un trastorno o preocupación médica o psicológica”).
En España trabaja en este campo la Asociación para el Avance de la Hipnosis Experimental y Aplicada (AAHEA), que se ha quejado de la imagen de la hipnosis, alejada de la realidad en su opinión, que presenta el programa 1,2,3 Hipnotízame de Antena 3. Señala especialmente que en el programa se fomenta la percepción de este estado de conciencia como magia, aparece que el hipnotizado está bajo el control del hipnotizador, cuando la hipnosis es una técnica que fomenta el autocontrol, y se muestra al hipnotizado como dormido, lo que no es real.
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