madrid
En Alicante y Baleares se han cerrado varias playas tras la aparición de ejemplares de carabelas portuguesas, una especie de apariencia muy similar a las medusas, altamente venenosa y que está aterrorizando a los bañistas. Sin embargo, los científicos llaman a la calma. A continuación, desvelamos algunas mentiras y verdades sobre estos seres propios del Atlántico.
¿Es una medusa?
Tiene apariencia de medusa y de hecho, muchos la consideran como tal, pero la carabela portuguesa, o Physalia physalis —su nombre científico— es en realidad una colonia de diferentes organismos que se dedican a distintas funciones. La parte exterior, flotante y más reconocible, es una especie de bolsa transparente rellena de gas, de unos 30 centímetros, que le sirve como vela para moverse arrastrada por el viento. La parte sumergida está formada por una serie de tentáculos que pueden llegar a medir hasta 50 metros, aunque normalmente alcanzan los 20. Unos se ocupan de la digestión, otros de la reproducción y otros de la captura de presas. Son estos últimos, los dactilozoides, los que sueltan el veneno.
¿Su veneno es letal?
Es cierto que se han registrado casos de muerte tras la picadura de una carabela portuguesa, pero Laura Prieto, investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, centro adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSICC), aclara que su picadura no es mortal salvo para alguien alérgico a su veneno, y que ni siquiera es más peligrosa que otras. “Duele mucho más, eso sí”, puntualiza. Es su intensísimo dolor lo que puede llegar a producir “un shok neurógeno”, advierte por su parte la Junta de Andalucía, que detalla que el veneno tiene propiedades neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas. “Evidentemente si le pica a una persona mayor con problemas de corazón, el susto y el dolor pueden llevarle a una parada, pero no muere por el veneno”, dice Prieto. Sus tentáculos, muy largos, también tienden a enredarse y a adherirse cuando intentamos desprendernos de ella, por lo que la picadura se multiplica.
¿Por qué ahora están en las playas españolas y antes no?
No es la primera vez que las carabelas portuguesas, propias del océano Atlántico, llegan a la costa del Mediterráneo —en el año 2010 llegaron muchas más que ahora—, pero normalmente suelen hacerlo en los meses de enero, febrero o marzo; y no en los meses tan cercanos a la temporada de baño y de verano, como ha sucedido ahora. De ahí que se haya suscitado tanta alarma esta vez.
¿Por qué llegan? ¿Tiene que ver con el cambio climático?
Su llegada tiene que ver con las condiciones meteorológicas, pero no está relacionado, al menos que se sepa, con el cambio climático. Tras las llegadas masivas de carabelas portuguesas a las costas del Mediterráneo en 2010, un grupo de investigadores estudió las causas de su aparición y concluyó que la explicación se hallaba en la Oscilación del Atlántico Norte, un índice meteorológico que mide la diferencia de presión entre el anticiclón de las Azores y la borrasca de Islandia y que sirve para prever fenómenos meteorológicos sobre Europa. Cuando el índice es negativo suele haber mal tiempo en el sur de Europa, con un mayor número de precipitaciones. Normalmente no suele sobrepasar un índice de -2, pero en el invierno de 2009-2010 alcanzó los -4,64 (el índice más bajo en 150 años). El resultado fueron intensas lluvias, que sumadas a fuertes vientos de poniente, durante muchos días seguidos, trajeron a las carabelas hasta el Mediterráneo, según explican los científicos en un artículo que se publicó en la revista Nature.
Este año se suma además una climatología atípica, con una primavera más fresca y tormentas retrasadas que ha hecho que las carabelas portuguesas permanezcan en el Mediterráneo más meses de lo que suelen hacerlo. Comenzaron a llegar en enero y siguen llegando hoy, aunque con mucha menor intensidad.
¿No podré bañarme en todo el verano?
Algo bueno de la carabela portuguesa es que se detecta con bastante facilidad, porque siempre tiene una parte que flota y que es visible desde el exterior. El personal encargado de gestión de costas las retira cuando las ve y si existe peligro se prohíbe el baño. Cuánto tiempo se vayan a quedar o no depende, en primer lugar, del viento, y después, de las temperaturas. Las carabelas portuguesas no sobreviven a temperaturas muy elevadas, por lo que lo más probable es que vayan muriendo. “No hay ningún registro histórico en el que las carabelas portuguesas hayan sobrevivido al verano. Nunca”, enfatiza Laura Prieto, que pide rebajar la alarma.
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