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Zapatero asume la dirección de la política económica

Elena Salgado gestionará las grandes líneas ordenadas por Rodríguez Zapatero. El presidente ha pedido que se impulse la economía 'sin trabas burocráticas' para obtener 'resultados, ya'

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

El “cambio de ritmo” en la lucha contra la crisis anunciado por Rodríguez Zapatero espoleará también al propio presidente. El jefe del Ejecutivo ha trasladado a su equipo recién remodelado que “asume la dirección de la política económica del Gobierno”, que “gestionará” la nueva vicepresidenta Elena Salgado, a quien Zapatero ha encargado coordinar la estrategia de los ministerios económicos del Ejecutivo.

El presidente del Gobierno ha exigido a sus ministros el doble reto de plantar cara a la coyuntura económica y acelerar al máximo la obtención de resultados que puedan traducirse en síntomas de recuperación. La batalla tiene un lema: “combate total a la crisis”, que el propio Zapatero ha verbalizado así a los ministros implicados en esta guerra contra la recesión y el desempleo.

Para reforzar este objetivo, el presidente del Gobierno fortalecerá la aplicación del Plan E, la estrategia global del Gobierno para avivar la economía y combatir el desempleo. Este plan de estímulo destina recursos públicos que suponen más del 2% del Producto Interior Bruto (PIB) a combatir la crisis. Para optimizar su rendimiento, Zapatero quiere que esta herramienta se aplique “sin trabas burocráticas”, de manera que se acelere la llegada de sus efectos.

El presidente ha exigido “resultados, ya” a su equipo. Lo hizo en público al anunciar la remodelación de su Gobierno y lo ha pedido también en privado a los ministros afectados por los cambios. Esta urgencia se traducirá en una Semana Santa sin días libres para ellos. Zapatero ha ordenado trabajar y proscrito las vacaciones hasta que los despachos recién estrenados funcionen a pleno rendimiento.

Los nuevos ministros se incorporaron este miércoles al trabajo. El golpe de acelerador impuesto por Zapatero se dejó sentir también en el traspaso de carteras, que se realizó contrarreloj desde primera hora de la mañana para asegurar la presencia de las caras nuevas en la reunión del Consejo de Ministros.En el guión de las seis tomas de posesión coincidieron tres elementos de fondo: la omnipresente crisis; el compromiso de ofrecer resultados cuanto antes y la llamada a comunidades autónomas y municipios para trabajar de forma conjunta siguiendo la invitación que formuló Zapatero el miércoles: “colaboración intensa y activa” entre el Gobierno y los territorios contra la crisis.

La intervención del presidente del Gobierno para justificar su remodelación se dejó sentir también en las formas. Si Zapatero reclamó a su Ejecutivo “una clara visión de conjunto”, este trabajo de equipo se trasladó, de momento, a la puesta en escena de los seis relevos ministeriales. Cada uno de los nuevos ministros fue arropado por buena parte del Ejecutivo. Otros cambios anteriores no habían congregado tantos testigos. El número dos del PSOE, José Blanco, fue quien concitó mayor número de presencias. Diez ministros y dos vicepresidentas apadrinaron su incorporación al Ministerio de Fomento.

Ni los nuevos ministros ni el presidente tendrán un minuto de descanso esta Semana Santa. Tanto Zapatero como Salgado, Chaves, Blanco, Jiménez, Gabilondo y Sinde han pedido, además, comparecer la semana que viene en el Congreso para explicar la nueva andadura. Ésta se adivina basada en la continuidad pero con un perfil más político y duro contra la crisis. Además, la vicepresidenta segunda y ministra de Economía se reunirá con empresarios y sindicatos. La número dos del Ejecutivo, María Teresa Fernández de la Vega, confirmó que viene 'el cambio de ritmo'. a. p. v.

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