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Sarkozy asiste como invitado de honor al desfile del Día de la República india

EFE

Las principales autoridades indias asistieron hoy al tradicional desfile del Día de la República, que contó este año como invitado de honor con el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, en visita oficial, y estuvo presidido por primera vez por una mujer, la presidenta Pratibha Patil.

Sarkozy llegó este viernes a la India, donde firmó varios acuerdos y discutió con el primer ministro indio, Manmohan Singh, asuntos de defensa, cooperación nuclear, lucha contra el terrorismo y geopolítica.

Protegido por una mampara de cristal a prueba de balas, Sarkozy tuvo ocasión de escuchar en pie, junto a la presidenta Patil, el emocionante himno indio, escrito por Rabindranath Tagore.

Tras el himno, Patil se aprestó a saludar a las tropas, con lo que se convirtió en la primera mujer de la historia de la India en presidir el desfile del Día de la República, que el Ejército aprovecha cada año para realizar una exhibición.

Unas 7.000 personas, entre soldados, bailarines folclóricos y escolares marcharon al paso por los tres kilómetros del céntrico bulevar Rajpath en Nueva Delhi, ante la atenta mirada de Patil, Sarkozy y otras altas autoridades de la India.

Sarkozy, que se juega millones de dólares en contratos de cooperación militar, vio pasar plataformas de lanzamiento de misiles supersónicos, tanques e instrumentos de defensa antiaérea, así como compañías enteras de los tres Ejércitos y de los cuerpos especiales.

Las tradicionales carrozas regionales con lo más granado de las diferentes culturas y músicas indias dieron paso a una exhibición aérea de aviones de combate Sukhoi 30 y helicópteros Mi-26, ante la admiración de miles de espectadores.

El desfile militar del Día de la República conmemora el día que la Constitución india entró en vigor e instauró el régimen republicano el 26 de enero de 1950.

Ese 26 de enero fue un día elegido con antelación, porque justo 20 años antes el Partido indio del Congreso había declarado la independencia simbólica ("Poorna Swaraj") del Imperio Británico.

Como cada año, sin embargo, la fiesta estuvo precedida por una alerta sobre amenazas terroristas que llevó a las autoridades a ordenar el despliegue de unos 20.000 miembros de las fuerzas de seguridad sólo en la capital.

Alrededor de la Puerta de India -un monumento británico construido en la Primera Guerra Mundial-, las carreteras quedaron cerradas y el espacio aéreo quedó sellado, mientras decenas de francotiradores tomaron posiciones en puntos estratégicos.

El Día de la República fue acogido en varias regiones indias con protestas, como las vividas en Assam (noreste) y en Cachemira (norte), dos regiones que sufren tensiones independentistas y frecuentes brotes de violencia.

Ajeno a esas tensiones, Sarkozy abandonó el desfile nada más terminar y voló hacia Agra, la ciudad del Taj Mahal, donde contempló boquiabierto el mausoleo más famoso del mundo, aunque sin la compañía de su novia, Carla Bruni.

Aunque Bruni había descartado en una entrevista su presencia en la India, los medios del país continuaban especulando sobre un viaje relámpago de la ex modelo para acompañar a Sarkozy en la parte no oficial de la visita.

El "affaire" Bruni, de hecho, ha eclipsado por momentos las reuniones que Sarkozy ha mantenido con el primer ministro Singh y las principales autoridades políticas de la India.

El presidente francés, que pondrá hoy fin a su visita, presidió la firma de varios acuerdos de cooperación al desarrollo, intercambio de información de Defensa, transferencia de presos o de un laboratorio.

Pero el actual interés de Francia en la India radica, sobre todo, en posicionarse respecto a próximos contratos en el sector militar y de la cooperación nuclear civil.

Tras el trajín de las reuniones oficiales del viernes, Sarkozy disfrutó de un rato de asueto ante el Taj Mahal acompañado por 60 empresarios, varios ministros y 90 periodistas, y sólo entonces los paparazzi indios comprobaron decepcionados que Bruni no acudiría.

El Taj Mahal fue construido entre 1632 y 1648 por el emperador mogol Sha Jahan, en honor de su esposa favorita, Mumtaz Mahan, quien falleció al dar a luz.

Apresado años más tarde en una fortaleza cercana, Jahan pasó el resto de sus días contemplando la belleza inmaculada del mausoleo, en el que trabajaron 20.000 obreros, hasta que, ya a su muerte, sus restos fueron depositados junto a Mumtaz en el interior.

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