El presidente en funciones de Rumania, Traian Basescu, ganó el domingo la primera ronda de la reñida elección presidencial y se enfrentará al líder izquierdista, Mircea Geoana, en una segunda vuelta el 6 de diciembre, según mostraron datos oficiales parciales.

Tras meses de disputas dentro del partido, la elección es vital para resolver una crisis gubernamental que ha retrasado la ayuda de 20.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional y para reactivar paralizadas reformas políticas y económicas en el estado de los Balcanes.

Sin la pronta formación de un nuevo Gobierno y una renovada campaña de modernización, Rumania podría no recuperarse rápidamente de la recesión y podría retrasarse en comparación a otros estados del ex bloque soviético que se han sumado a la Unión Europea.

Sea quien sea quien gane la elección jugará un rol clave al nominar un nuevo primer ministro para reemplazar el Gobierno de coalición centroizquierdista que fracasó en octubre.

Tras el recuento de casi el 50 por ciento de los colegios electorales, la Oficina Electoral Central dijo que Basescu había logrado el 33 por ciento de los votos frente al 29% de Geoana.

Bajo la ley rumana será necesaria una segunda vuelta debido a que ninguno de los candidatos alcanzaría más del 50 por ciento de los votos.

Si es reelecto, Basescu buscará formar un Gobierno en torno al Partido Liberal Demócrata, el cual posiblemente presionará con más fuerza para implantar dolorosas reformas fiscales necesarias para enmendar las relaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que los Social Demócratas (PSD) de Geoana.

Pero analistas políticos dicen que Basescu tendría que suavizar su polémico estilo, que enfadó a sus rivales y desalentó a los votantes, para construir una exitosa coalición de Gobierno.

"Es muy difícil predecir el ganador. Hay muchos votos a repartir entre los dos candidatos (...) aunque Basescu es la mejor opción para las reformas", dijo el comentarista político Cristian Patrasconiu.

La elección de Geoana podría llevar de vuelta al poder a antiguos políticos del PSD, un partido con profundas raíces en el régimen comunista de Rumania. El conglomerado gobernó durante los primeros años tras el colapso del comunismo en 1989.