Adelantándose a sí mismos por la izquierda, los socialistas han incluido en su programa para las elecciones europeas del 7 de junio una propuesta sobre sueldos de directivos más ambiciosa que la presentada por el Gobierno en la cumbre del G-20 del 2 de abril.

Si entonces el presidente Zapatero preconizó que las retribuciones de los ejecutivos y altos cargos de entidades financieras queden sujetas a publicidad -y la medida no fue aprobada-, ahora su partido auspicia la “drástica limitación” de los blindajes y de las “remuneraciones excesivas” en las empresas privadas.

Con una crisis que ha catalizado el sentimiento popular de agravio frente a las grandes corporaciones, con la Presidencia española de 2010 a la vista y con un PP que le aventaja en los sondeos, el PSOE introduce así una medida que, pese a su incierta viabilidad, marca un pico en la habitual planicie de los programas electorales con destino a la Eurocámara.

La idea se inserta en el Manifiesto-Programa bajo el epígrafe Una Europa competitiva y profundamente social en un mundo globalizado. Su formulación resulta vaga en cuanto al alcance de la propuesta pero el tono resulta tajante:

“Proponemos impedir la existencia de blindajes en las empresas de capital público o con ayudas públicas a su pervivencia, así como la drástica limitación de los mismos y de las remuneraciones excesivas en las empresas privadas”.

En el reverso, los socialistas ofrecen “tratamientos preferenciales” para las entidades financieras que contengan los sueldos en la cúpula y den a los empleados participación en los beneficios.

Asimismo, recomiendan “incentivos fiscales que condicionen los beneficios al incremento de la actividad económica”. El programa mantiene puntos ya conocidos como el alegato contra los paraísos fiscales y en pro de la cooperación entre reguladores.

En el mismo capítulo, el PSOE propone “un ambicioso nuevo Plan de Acción Energético para Europa en el horizonte de 2012” y “un gran Pacto por el Agua que no entienda de fronteras”, lo que sugiere que se recupera la idea de los trasvases transnacionales, término que no aparece.

Respecto a la energía, los socialistas prometen “avanzar en la sustitución de la energía nuclear”, aunque el texto no precisa si eso implica o no agotar la vida útil de las centrales, opción que defiende  el ministro de Industria.