¿Por qué el cambio de la deducción de vivienda puede funcionar?

Luis del Amo, director del Registro de Economistas Asesores Fiscales

Esta nueva batería de medidas económicas revela la profundidad de la crisis y las dificultades para encontrar salidas a la misma. Son muchas las iniciativas que se han tomado sin resultados evidentes. Seguro que, de haber tenido conciencia exacta de la magnitud del problema desde el primer momento, se podría haber arbitrado un paquete de choque que habría sido más efectivo para ilusionar a los agentes económicos.

En cuanto a las medidas concretas que ahora se plantean, la idea de limitar al futuro la deducción por adquisición de vivienda, a riesgo de que pueda ser criticada como un recorte de incentivos fiscales, parece imaginativa y puede conseguir el efecto pretendido: llevar al mercado la demanda que se encuentra en stand by a la espera de ver dónde toca fondo el precio. En definitiva, es una estrategia muy utilizada en la venta de determinados bienes y servicios cuando se hace una oferta con fecha de caducidad o hasta agotar una cifra de unidades.

Por lo que se refiere al cambio del incentivo previsto para el inquilino, el aumento de 12.000 a 17.000 euros en el importe al que se aplica la deducción plena, unido a la subida del porcentaje de deducción, del 10,05% al 15%, sin ser la panacea, sí puede hacer que la deducción deje de ser simbólica.

José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney

La profecía del Manifiesto Comunista auguraba que el capitalismo moriría de éxito y degeneraría en la lucha de clases. Hoy, un Gobierno de izquierdas baja el impuesto del capital pero Marx, Engels y el propio Adam Smith estarían de acuerdo.

La medida sólo será aplicable los próximos tres años, para aquellas empresas con menos de 25 trabajadores y que facturen menos de 5 millones de euros o emprendedores autónomos con trabajadores a su cargo, condicionada a que mantengan el empleo.

Estamos hablando de la mayor parte del parque empresarial y la base de generación de renta de una economía moderna. La medida favorece al empresario pero a cambio de mantener el empleo, por lo que mitiga el conflicto.

El salario es la base del consumo y la medida ayudará a frenar la sangría de destrucción de empleo, lo cual reducirá el miedo a perder tu puesto de trabajo y poco a poco el gasto de las familias españolas se irá normalizando.

Entonces, con mejores expectativas de ventas, las empresas volverán a invertir, a crear empleo y el flujo circular de la renta volverá a funcionar.
Una gota no hace océanos y no hay nublado que cien años dure. Serán necesarias más medidas pero valoramos positivamente esta. 

José Campos, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO

El anuncio de Zapatero de dotar con un ordenador portátil a los alumnos de los centros públicos y concertados a partir de quinto de Primaria para la innovación y modernización educativa no será lo bastante eficaz si no viene precedida por otras medidas destinadas a satisfacer las necesidades prioritarias de los centros docentes.

En primer lugar, hay que formar sistemáticamente en el uso de las nuevas tecnologías al profesorado que, por las circunstancias que fueren, carece de esta formación.

Asimismo, es preciso potenciar las aulas de informática y dotar al profesorado de los centros de suficientes ordenadores.

Sería una paradoja que las Administraciones suministrasen un portátil a cada alumno y que, en cambio, los profesores no dispusieran del suficiente número de ordenadores en los colegios e institutos.

Por último, confiamos en que las medidas para mejorar el servicio público educativo sean abordadas en el marco del diálogo que deberá abrirse con el nuevo ministro de Educación, Ángel Gabilondo, y poner en marcha lo que el presidente ha calificado de “gran pacto a favor de la educación con el fin de mejorar el funcionamiento y los resultados del sistema educativo”. 

Fermín Bouza, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense

En alguna parte había leído que Rajoy preparaba una intervención distinta a la absoluta deslegitimación del Gobierno. Era el modelo negativo (campaña negativa) que el PP adoptó desde 2004 y que le valió dos cosas: una buena, la fidelización de su electorado, y otra mala, la derrota de 2008.

Rajoy no ha dado ninguna sorpresa: ha estado en la negación absoluta (“Ustedes no saben ni leer”) y fue incapaz de hacer una sola propuesta concreta.

Zapatero dejó claro que no cree que la reforma laboral sea sustancial porque es dependiente del modelo productivo, que es el que hay que cambiar: más ciencia e innovación, más I+D+i y más empresas de calidad para un trabajo de calidad. Un diálogo de sordos.

Quedó claro también que el PP apoyará al Gobierno si éste hace lo que el PP cree que debe hacer, “como en el terrorismo” (Rajoy). Zapatero estuvo más tranquilo e incluso más claro y sintético (esto es nuevo y bueno).

Quizá le faltó algo de contundencia ante la agresiva negatividad de su adversario y le contestó poco en el nivel más personal. Rajoy dio la impresión de vivir en estado de cabreo ante el mundo y de reválida permanente ante los suyos. No fue su mejor día. Zapatero cumplió por encima de su propia media.