'Ricardo, puedo asegurarte que Rajoy no me ha pedido tu dimisión en la reunión de Cuenca. Yo le he ofrecido mi puesto y me ha dicho que no', le dijo, según fuentes fidedignas, Francisco Camps a Ricardo Costa el pasado jueves, en una de las conversaciones que ambos mantuvieron para definir qué hacer.
La confesión de Camps surgió en el contexto de la explicación que le daba a Costa sobre las presiones que estaba sufriendo para dar con la víctima propiciatoria de la Gürtel.
¿Cómo se da el salto de hablar del cese de Zapatero a sacrificar a Costa?
'¿Por qué razón voy a dimitir yo?', le preguntó Costa. Su jefe pareció aceptar el razonamiento. Y Costa concluyó: 'Qué explicación voy a dar. Mi caso se ha archivado como el tuyo. He demostrado que me he pagado el coche. El partido lo ha aceptado. Yo no soy el responsable de los actos electorales ni he introducido a esta gente aquí. Ya he dicho que ha sido un error trabajar con ellos. ¿Voy a dimitir por lo que hay en una cinta de hace ocho meses? Entonces yo no sabía que estaban siendo investigados', razonó en voz alta ante Camps el hombre que mañana va a ser destituido temporalmente como secretario general de los populares valencianos en la reunión de la Comisión Ejecutiva Regional.
Pero hay más. ¿Qué pasará con su cargo de portavoz en Les Corts? ¿También será cesado temporalmente? ¿Se le pedirá que abandone el grupo?
Si es verdad, como afirman las fuentes consultadas, que Mariano Rajoy rechazó la dimisión de Camps en la reunión del 30 de septiembre en Alarcón y si es cierto que presionó hasta la noche del pasado viernes a Camps, para cortar la cabeza de Ricardo Costa, el actual presidente del PP se coloca directamente en una operación de encubrimiento de responsabilidades en la Gürtel.
Todo indica que el líder del PP se ve más implicado de lo previsto en la trama
Desde el escándalo Watergate, se ha difundido una máxima que ya es una lección incorporada al manual de la política contemporánea: el encubrimiento es casi siempre peor que el delito o el error original. La mentira del entonces presidente Richard Nixon y sus colaboradores resultó la forma más grosera de encubrir el espionaje al Partido Demócrata. Con todo, la lección del Watergate ha sido enterrada en la política norteamericana. Tanto bajo la Administración Clinton como con Bush los medios se han preguntado si los dirigentes políticos habían mentido realmente en casos como el affaire de Monica Lewinsky o el de las armas de destrucción masiva, la guerra de Irak y el caso de la agente de la CIA Valerie Plame. Pero un montaje elaborado es también una mentira.
Uno de estos montajes es, mira por dónde, el que se está tejiendo ahora a pleno sol. El ex ministro y diputado por Castellón Juan Costa, hermano de Ricardo, dijo el pasado viernes que era necesario dar cuenta de lo que había ocurrido. 'Todos los dirigentes del PP tienen que dar esas explicaciones. Se puede cometer algún error, pero nadie tiene derecho a no dar explicaciones. Es necesario explicar quién pudo tomar las decisiones de contratar y seguir trabajando con ellos [la empresa Orange Market]. Lo primero para exigir responsabilidades es la transparencia', dijo.
Hay quien ha visto en esta declaración un ataque a Camps y por elevación a Rajoy. Pero más allá de su intencionalidad política estratégica, Juan Costa viene a decir que si se da una explicación y si se asume la responsabilidad por el error, Camps, habida cuenta del apoyo que el PP mantiene en Valencia, podría pedir perdón y dar por superado el incidente.
Hay quien ha visto en esta declaración un ataque a Camps y por elevación a Rajo
¿Cuál es la explicación que han dado hasta ahora Camps y la Generalitat? Cero explicación. Camps ha dicho que en la reunión que mantuvo con Rajoy en Cuenca sólo hablaron de la dimisión de Zapatero.
¿Cómo se da el salto mortal de hablar de la dimisión del presidente -ahora sabemos que Camps ofreció su renuncia a Rajoy- a pedirle a Ricardo Costa, el jueves pasado, que se suicide, políticamente hablando, ofreciendo su dimisión, y un día más tarde, el viernes por la noche, a cortarle cobardemente la cabeza y transmitirlo a Génova por SMS?
La historia, por otra parte, no deja de ser sugerente. Juan Costa pregunta quién pudo tomar la decisión de contratar a Orange Market -regentada por Alvaro Pérez, El Bigotes- y 'seguir trabajando con ellos', esto es, seguir trabajando después de que dicha empresa al parecer salió por piernas de Génova.
El montaje que Rajoy y Camps se aprestan a consumar en Valencia en las próximas horas indica que el actual líder del PP se ve a sí mismo más involucrado en la etapa del partido en el que ha abrevado la banda de Francisco Correa de lo que inicialmente muchos parecían creer. José María Aznar, por otra parte, está missing, pero sigue siendo presidente de FAES, con una actividad nacional e internacional frenética. No hay que olvidar, por otra parte, que la 'refundación' ya acometida por Rajoy dio comienzo, precisamente, en Valencia, en junio de 2008, con el aval de Camps.
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